El virus atacó a todo el mundo sin excepción, y al tenis también. Lo hizo por el lado del revés, bien alto, para no poder devolver ese ataque, pero como buen estratega, el tenis aguanto, sostuvo el embate del covid_19 durante meses hasta que finalmente lo tuvo a punto de partido.
Si, el tenis volvió, con restricciones, pero volvió y mas fuerte que nunca.
Desde la época de la legión, del Willy o la Gabi, o la gran aparición de Delpo y compañía ganando la Davis, que el tenis no tenia tanto protagonismo, claro, fue el primer deporte habilitado debido a su seguridad natural, sanitariamente hablando en cuanto a distanciamiento y práctica al aire libre.
Además de los protocolos especialmente diseñados para los clubes, fue el gran protagonista que acogió a deportistas de todas las disciplinas, ávidos de ejercitarse y/o competir, o de oxigenar a tantos niños y niñas agobiados de tanto encierro a puro zoom del colegio. Y porque no, a sus padres, que descubrieron este apasionante deporte.
El deporte de raqueta es el tercer deporte más practicado en nuestro país, y el segundo en el mundo, es un gran generador de personalidad, humildad, trabajo duro, respeto y cumplimiento de los reglamentos a rajatabla.
Esta vez, no fue un gran referente de nuestro país quien hizo volcar a los argentinos a las canchas de polvo de ladrillo, fue el virus, que luego de tanto atacar comenzó a ceder, esperemos que de una vez por todas, pierda el partido, y este Grand Slam lo ganemos todos.
(*) Ariel Felippini es profesor de Tenis de La Plata a cargo de la escuela Single Tenis