El mate es más que una bebida, es el oyente privilegiado de alegrías y penurias, el copiloto ideal de viajes y un excelente compañero para los momentos de soledad. Nadie puede negar que cuando el agua caliente pasa por la garganta, el cuerpo tiene una sensación reparadora y entonces la vida se ve de otra forma.
El lunes 30 de noviembre se celebrará el Día Nacional del Mate, en conmemoración al nacimiento de Andrés Guacurarí y Artigas, designado por José Gervasio Artigas como Comandante General de Misiones, quien promovió la producción y distribución de yerba mate. En 2013 el mate también fue declarado como infusión nacional por el Congreso de la Nación y forma parte del patrimonio cultural del Mercosur.
En la provincia de Buenos Aires hay quienes hacen culto al mate a través de colecciones que se convirtieron en museo, y emprendimientos que se animaron a crear nuevas versiones de yerba.
Fanatismo por el mate
“Son tesoros que guardamos porque conservan historias y momentos que hemos compartido. Guardan valores como el dar y el recibir, como el saber esperar el turno y agradecer”, así describió Mabel Salmoni el significado del mate en su vida.
En 2017, Mabel -junto a su compañero Fernando Buonsanti- decidieron darle un espacio físico exclusivo a los 1.400 envases de yerba que conformaban su colección y exhibirlos para todo aquel que quisiera conocerlos. De esta manera nació el Museo de la Yerba Mate en la localidad de Reta, partido de Tres Arroyos, que integra la Ruta Nacional de la Yerba Mate a nivel nacional, y que se puede visitar con entrada libre y gratuita.
Hace 35 años comenzaron a guardar las etiquetas que hoy tapizan las paredes del museo, desde el techo hasta el piso. “Como siempre decimos, donde hay mate hay encuentro y por eso nuestra adoración”, afirmó Salmoni.
Degustaron yerbas de Paraguay, Brasil, Uruguay y las que se importan a Estados Unidos y a países árabes. Por eso hay tanta variedad en el kilaje y en los materiales de los envases: cajones, bolsas de lienzo y de arpillera, papeles, cartones, plásticos, vidrios, latas y maderas, que acompañan la colección de 600 mates.
En la localidad de Sierra de la Ventana, municipio de Tornquist, hace 11 años que Alberto Plaza tiene a su cargo el Museo del Mate. “Hay más de 3.500 mates y tenemos otros guardados porque no hay más lugar para exhibirlos”, afirmó y detalló que la colección incluye piezas antiguas relacionadas a la tradición matera como latas de yerba, publicidades, pavas y termos.
La inmensa muestra tiene espacios que homenajean a los tripulantes del ARA San Juan, a los caídos en Malvinas, y a Horacio Guaraní, Facundo Cabral y Tamara Castro.
Entre los objetos más llamativos se destaca el mate listo de los años treinta, que consistía en una cánula que conectaba la base del termo con un mate. El coleccionista recordó que el termo perteneció a la Fábrica Argentina de Aparatos Térmicos y es uno de los primeros que salieron a la venta en el país.
Otra curiosidad la integran los “mates silbadores” que, según la historia, los usaba la clase alta. “Cuando querían que los sirvientes les calentaran el agua o cambiaran la yerba soplaban el pajarito que tienen sobre el asa”, relató Plaza.
Los preferidos de Alberto son los mates que se fabricaron para el centenario de la Revolución de Mayo. “Se hicieron muy pocos y en Alemania, porque en Argentina no había porcelana buena. Sólo podían usarlos las mujeres”.
Yerba mate y otras hierbas
“La gente asocia la yerba mate con algo homogéneo, pero no es así. Cuando vienen descubren las particularidades de cada una de las variantes que son inimaginadas para el paladar” expresó Uriel Charne, creador de “Matea”, el primer mate bar boutique de Latinoamérica que funciona en calle 11 N° 533 de nuestra ciudad.
Charne se define como un apasionado de las propuestas innovadoras y sostiene que para cada persona hay un blend específico. “Los cítricos, jengibre, frutos rojos, chips de coco o granos de café, identifican distintas personalidades. También los Toques, Antártida, Andina, Pampa y Litoral, que otorgan notas distintas de sabor” explicó.
Desde Junín, “Seresi” infusiones gourmet, recupera la tradición de la abuela Titina. “Ella acostumbraba a tomar té con bombilla, fiel al estilo criollo. Era una especie de apropiación argentina de la cultura inglesa, que lo asemejaba a la forma de tomar un mate. Además, nunca faltaba la ronda de mate con café, naranja, o alguna hierba que cosechaba en su propio jardín. Ella nos inspiró a seguir la tradición y a iniciar el proyecto que bautizamos con su apellido”, contó Facundo Baro.
Para este experto en aromas “cada blend tiene su época del año para ser disfrutado”. Por ejemplo, el blend de yerba ‘Tango’ “es muy solicitado en primavera y verano, por el sabor cítrico que invita a consumirlo como tereré al lado de la pileta”.
Otra de las combinaciones de yerba son “Chai Pampero”, elaborado con té Chai, anís, canela y cardamomo, “Coccolare” que mezcla coco y dulce de leche, “Con amigos” que lleva cáscara de naranja y granos de café tostado.
El mate tiene el sabor de las tradiciones familiares, de la amistad y el compañerismo, conserva historias que atesoran sus aficionados en la provincia de Buenos Aires y presenta nuevas propuestas para que cada persona pueda elegir su propio mate, una consigna a la que nos acostumbramos en tiempos de pandemia.