Hoy tenemos una situación altamente compleja para las PyMEs argentinas en general y las PyMEs Bonaerenses en particular: no solamente han bajado las ventas, producto del desempleo y la baja del poder adquisitivo de los salarios, sino también que hay un vacío de medidas realistas y consensuadas que permitan salir a las pymes de este asfixiante encierro.
Ante la actual situación los gobiernos nacionales y provinciales deberían diseñar y ejecutar políticas activas, con diagnóstico realista y visión de futuro, que permitan salir de esta dificultad y construir una plataforma sólida para el despegue del desarrollo productivo.
Pero resaltamos, dada su importancia vital, que cuando hablamos de realismo las PyMEs hablamos de la exorbitante presión tributaria, con impuestos que el Estado quiere cobrar pero nadie puede pagar en su totalidad. Imaginar a las PyMEs pagando cada uno de los impuestos y tasas es, literalmente, ciencia ficción.
Sin embargo no es lo único reñido con la realidad: las altas tasas de los créditos bancarios ahogan las finanzas, promueven alzas en los costos e impiden la realización de proyectos de inversión que crean riqueza y trabajo; y que paradoja: también aumentan la recaudación impositiva.
La falta de una asistencia tecnológica masiva y de punta para el sector también atenta contra la sobrevida de estas empresas que son el corazón de la economía nacional.
Además existe un profundo déficit en el apoyo a quienes podrían exportar o mejorar su abastecimiento al mercado interno. Una asignatura estratégica pendiente.
Vale la pena recordar y aclarar que los impuestos que se aplican a las PyMEs son parte de la disminución del trabajo formal en relación de dependencia, que la falta de créditos accesibles dificultan las posibilidades de crecimiento y que la falta de asistencia tecnológica y apoyo a las exportaciones retrae el mercado interno.
Debemos entonces, a falta de ideas excepcionales para tiempos excepcionales, tomar las exitosas experiencias del pasado.
Un ejemplo a rescatar es que en la provincia de Buenos Aires existió un organismo llamado IDEB (Instituto para el Desarrollo Empresario Bonaerense) que asistía tecnológicamente a las PyMEs y también para insertarlas en el comercio exterior mediante la facilitación de las exportaciones. Pero al disolverse el organismo por ley, la misma dispuso que esas funciones debía realizarla el Ministerio de la Producción, pues bien, esto nunca ocurrió y en el presente tampoco. Ese organismo tenía un área de asistencia a emprendedores que jamás se retomo desde el punto de vista oficial.
Sin embargo, frente a esta carencia oficial las entidades como CEPBA vienen realizando asistencia a los emprendedores desde el año 2002.
Es trascendente poner claro sobre oscuro: no hablamos aquí de un Gobierno que maltrate a las PyMEs y a los emprendedores. Hablamos de que todos los gobiernos que pasaron por la Provincia de Buenos Aires.
Pero debemos exceptuar la gestión del gobernador Eduardo Duhalde quien creó dos instituciones para favorecer su crecimiento: el Fondo de Garantías Buenos Aires (FOGABA) y el ya mencionado IDEB. En ambos casos como también en el directorio del Banco de la Provincia de Buenos Aires se dio un espacio a las Entidades Empresarias de la Provincia.
Estas palabras son más que una crítica actual porque trasciende lo coyuntural. Deben ser tomadas como la descripción misma de una realidad padecida por años, por no decir décadas, y que se desprenden de un conocimiento y una experiencia única que es desaprovechada, tal vez porque a nadie se le ocurrió, para la búsqueda en conjunto de esta tan necesaria salida al encierro en que el sector se encuentra.
(*) Director General de la Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires (CEPBA)