De esta manera, un empleado soltero que gane más de $74.810 netos al mes comenzará a tributar este impuesto, mientras que un empleado casado con dos hijos lo hará a partir de los $98.963,20, según cálculos del tributarista César Litvin.
Estos umbrales podrán modificarse, de contar los contribuyentes con algún tipo de deducciones familiares que se puedan realizar.
Esta actualización se encuentra casi 10 puntos porcentuales por debajo de la establecida para 2020, la cual fue de 44,28%, y que llevó a los empleados solteros a tributar a partir de un neto de $55.261 al mes, mientras que para los casados el umbral de pago se elevó a $64.415 con un hijo, y a $73.014 pesos si tenían dos.
A partir de 2021, un soltero sin hijos pagará ganancias a partir de un sueldo bruto de $90.135 (neto antes de ganancias de $74.812); y un casado con dos hijos y esposa que trabaja (con sueldo neto superior a $120.898) lo hará a partir de un sueldo bruto de $104.748 (neto antes de ganancias de $86.941), mientras que un empleado con esposa sin ingresos (o sueldo neto menor a $12.898) deberá hacerlo a partir de un sueldo bruto de $119.236 (neto antes de ganancias de $98.996), calculó por su parte la tributarista y socia de la consultora SMS Buenos Aires, Adriana Piano.
Piano explicó que estos montos quedarán inamovibles para todo 2021, y que «las retenciones se calculan sobre los sueldos netos» ya que los descuentos como el aporte jubilatorio y el pago de la obra social «no son base imponible».
Ante este panorama, indicó que «si a un trabajador le aumenta menos del 35% el sueldo en relación con el año que viene va a pagar un poco menos de Ganancias, pero los que hayan tenido un incremento superior van a pagar más» y explicó que «en la medida que los salarios vayan aumentando a lo largo del año ahí empieza a producirse un desfasaje».
En tanto, para Litvin «hay que hacer tres modificaciones a este régimen».
«La primera es que con esta escala de inflación debería ser de actualización semestral y no anual. Con esta inflación con cualquier recuperación posterior que se haga del salario, una parte de esa recuperación va a generar que una parte vaya al Estado y la otra al trabajador», consideró.
Asimismo, indicó que «en segundo lugar, este índice no es el más adecuado. En vez del Ripte hay que utilizar el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Desde se utiliza este índice ya se lleva un 62% de retraso respecto al IPC», y concluyó asegurando que «los autónomos están siendo perjudicados porque tienen deducciones menores que los asalariados», diferencia que puede llegar al 60%.