Mucha gente sin mascarilla en las calles. La distancia social pasó a mejor vida. Comercios con demasiada clientela en su interior. Colectivos a tope. Descontrol nocturno, con bares que organizan (o no evitan) bailes y plazas y parques convertidos en discotecas al aire libre. Cero control de las autoridades. ¿Pasó el coronavirus? En absoluto. ¿Puede adelantarse el rebrote? “Ya empezó”, aseguran especialistas consultados por 90lineas.com.
“Perder el miedo sano, ese que garantiza nuestra supervivencia, es un hecho social terriblemente negativo. Y es lo que está ocurriendo”, advierten desde el campo de la psiquiatría. El diario del lunes que nos regaló Europa con su “viva la pepa” del verano y la devastadora situación que vive actualmente, aquí no lo leímos. Y las posibilidades de seguir el mismo camino son cada día más altas y tienen en vilo a las autoridades.
“El miedo es una emoción universal, y como todas las emociones, si es bien gestionada, bien regulada, es buena para nosotros poder experimentarla, ya que tiene una función extremadamente importante, como es la de asegurar nuestra supervivencia”, explica la titular de la Asociación Platense de Psiquiatría, María Zubia.
Y todo indica que ese miedo sano, que nos protege, se perdió, pese a que el virus está latente como lo estuvo siempre. Y para una vacunación masiva, o al menos muy importante, aún falta.
La profesional platense añade que “sentimos miedo cuando nuestro cerebro detecta una amenaza, y eso activa un sistema de alarma que le dice al cuerpo que debe prepararse para luchar o para huir”.
“Pareciera ser que la gente, de alguna manera, está perdiendo ese miedo, o se está adaptando a vivir con miedo”, apunta, para indicar que “pueden ser varios los factores que están entrando en juego. Es probable que, como hay necesidades que no están cubiertas, necesidades básicas, fisiológicas (como el hambre, por caso), la seguridad y la protección, que es lo que viene a garantizar el miedo, pasan a un segundo plano. En esos casos (extremos) es entendible que la gente priorice cubrir sus necesidades básicas antes que protegerse de la enfermedad”, razona Zubia.
Pero hay otros factores que no tienen que ver con necesidades fisiológicas insatisfechas. “Una vez que se da esa respuesta inicial al peligro (la respuesta de miedo que prepara al cuerpo para luchar o para huir), la parte de nuestro cerebro encargada de pensar, que es la corteza, empieza a procesar la situación, a evaluar si la amenaza es real, y qué recursos tengo yo para manejarla. Allí entran en juego muchos otros factores”, dice y enumera: “Por nombrar algunos, está la necesidad de socializar, de empezar a proyectar un futuro, de retomar actividades deportivas, de satisfacer algunas necesidades a través de nuestra actividad económica. Todo ello hace que, de algún modo, empecemos a relativizar el miedo”.
No me voy a enfermar
La psiquiatra subraya que “otra cuestión que también entra en juego es la desensibilización sistemática a través de la expereiencia. Es decir, quien ha salido en reiteradas oportunidades y no se contagió va adquiriendo un nuevo aprendizaje de que (supuestamente) es posible salir y no enfermarse, por lo cual esa reacción (sana) de miedo puede ir disminuyendo o incluso extinguirse, a pesar de que el peligro sigue ahí; continúa”, resalta María Zubia.
También está el factor de la personalidad, que “puede estar jugando un papel en estos días. Por ejemplo, hay personas que ven al miedo como un desafío e incluso son capaces de disfrutarlo”.
Finalmente, comenta que “entra en juego la valoración que hace cada quien de los propios recursos para evitar el contagio, algo que es particularmente interesante entre los adolescentes”.
No tirar tanto esfuerzo a la basura
El especialista en Inmunología Guillermo Docena aseguró a 90lineas.com que “ya estamos en el inicio del rebrote” y advirtió que el principal riesgo de que no se detenga es que se vuelva a etapas anteriores en materia de contagios y muertos.
Consultado sobre el riesgo de que un adelantamiento del segundo brote (que en la planificación oficial para vacunar a la población está contemplado para marzo) se superponga con la campaña inmunizadora, Docena señaló que “se puede vacunar a gente que ya ha estado enferma y se ha recuperado, pero no a aquellos que están cursando la enfermedad. Por ello es vital extremar los cuidados ahora. Estamos a muy pocos días para empezar a vacunar”, recordó.