En una playa de la región la contaminación es 55.000% superior a lo establecido

La Bagliardi, una playa contaminada

A principios del 2018, investigadores del Instituto de Limnología “Dr. Raúl A. Ringuelet” (ILPLA, Conicet-UNLP) estaban realizando un estudio sobre la contaminación de agua y arena en la ribera del Río de la Plata. En la playa Bagliardi de Berisso obtuvieron resultados que hubiesen hecho saltar hasta el techo a cualquier funcionario municipal o provincial: en las muestras hallaron 68.261 bacterias de Escherichia coli (promedio) cada 100 mililitros, mientras que la reglamentación de la Nación dice que para que el agua pueda usarse en forma recreativa debe tener 126 bacterias por cada 100 ml, o menos.

Hay dos noticias. Una, que a día de hoy la situación sigue tan mal como entonces, según pudo averiguar 90lineas.com en el instituto científico. La otra, quizás más preocupante, es que ningún funcionario saltó de su silla. Ni siquiera alguien se ocupó del tema.

El tiempo habla por sí mismo. Ese nivel de contaminación que provocaría la reacción de la comunidad en cualquier país del mundo, responde a que las muestras para el estudio científico fueron tomadas a poco menos de un kilómetro del caño que lleva al río la mayor parte de los desechos cloacales de la región. Y ese caño está roto, a la altura de la playa Bagliardi, desde hace más de cuatro décadas.

Pero eso no es todo. Las aguas deberían llegar a la costa tratadas en una planta depuradora. Y no existe tal planta. Así son las cosas, lisa y llanamente.

¿Y a qué se le llama comúnmente planta depuradora? A una planta de pre-tratamiento que sólo divide líquidos de sólidos. Está ubicada, desde 1999, en avenida 66 y 166.

Y no. No todo finaliza allí, aunque parezca mentira que pueda haber más. Esa planta de pre-tratamiento a veces funciona. A veces, no. O funciona mal.

¿Que hace esa planta? Un ingeniero que supo trabajar en la Municipalidad de Berisso explicó que “separa sólidos de líquidos, en lo que representaría sólo la primera etapa de un verdadero proceso de depuración de los desechos cloacales”.

En diálogo con 90lineas.com, el ex funcionario añadió que “la planta de pre-tratamiento hace que la Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO) de todos los desechos de la región disminuya un cuarenta por ciento (40%)”.
¿Entonces? “La DBO es un indicador de contaminación, de modo tal que el sesenta por ciento (60%) llega al río en estado puro”, dijo.

Con esa información sobre la mesa, no es difícil entender porqué a la altura de la playa Bagliardi existe una concentración de E.coli que supera todo lo imaginable.

Vale recordar que a mediados de la década del 1990, es decir, cuando ni siquiera había una planta de pre-tratamiento en 66 y 165, una niña de una familia muy humilde que vivía cerca de la playa tuvo que ser internada en el Hospital de Niños Sor María Ludovica con una cuadro grave de cólera.

En ese momento, la policía se llevó del lugar a la madre de la pequeña y a sus hermanos y acordonó la zona. Solamente se quedó “para cuidar el lugar” el padre de los chicos.
Pero el hecho se olvidó. Y aquí no ha pasado nada. Hasta hoy.

Arenas “movedizas”

El impacto del trabajo que llevaron a cabo los investigadores e investigadoras del ILPLA, bajo la dirección de Nora Gómez, también alcanzó a las arenas de las playas.

La contaminación de la arena en todos los balnearios es tan grave o peor que la del agua, excepto en la zona de la playa Bagliardi, donde es imposible superar el estado del agua del río por efecto de los vertidos cloacales que llegan sin tratamiento alguno.

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