El salto del blue no sorprendió a los conocedores del mercado, que venían advirtiendo que la calma del comienzo del mes podía revertirse cuando los aguinaldos ya se hubieran pagado y los pesos buscaran otra vez refugio en la moneda estadounidense. Desde los pasillos oficiales también atribuyeron la escalada al aguinaldo y a la menor oferta de billetes en el segmento paralelo por parte de los turistas, debido al cierre de fronteras.
La otra fuente que alimentaba al blue, que era la operatoria de comprar dólares en el mercado oficial y revenderlos en el paralelo -conocida como puré- tampoco aporta divisas desde que el Banco Central y la Afip impusieron el recargo de 35% sobre la compra de billetes. Además, luego de variadas restricciones, el universo de clientes que pueden acceder al dólar solidario es cada vez menor.
A lo largo del año, el dólar paralelo aumentó 115%; el tipo de cambio mayorista creció más del 40% y el minorista o ahorro -incluyendo la nueva carga impositiva que elevó la sobretasa al 65%- se encareció un 80,8%.
La divisa que se adquiere en el circuito paralelo marcó una brecha del 97,3% contra el oficial mayorista, que cotizó a $84,15, la que tuvo en el año un alza del 40,5%.
Pese al incremento, el dólar informal cerró el año muy lejos del récord de $195 registrado a fines de octubre, en medio de un clima de crisis cambiaria y preocupación por las negociaciones con los acreedores y el estado de la economía.
El precio del dólar promedio publicado por el Banco Central, según un sondeo entre entidades bancarias, cotizó al cierre a $83,77 para la compra y $89,87 para la venta.
Estimaciones del Gobierno indican que la inflación cerrará el año entre el 34% y el 35%, una cifra inferior al incremento cambiario.
El denominado «dólar solidario», que contempla la carga impositiva del tributo País y el adelanto del impuesto a las Ganancias, se ubicó en el nivel más alto del año.
En el marco el ajuste del cepo cambiario, el 28 de diciembre de 2019 había comenzado a regir el Impuesto Para una Argentina Inclusiva y Solidaria (País), con el que se gravó con un 30% los consumos en dólares y las compras de divisas. Ese impuesto posicionó de entrada el valor real del dólar para los ahorristas y consumidores en 81,88 pesos.
El 15 de septiembre de 2020, el Banco Central dispuso, además, que el dólar ahorro y los gastos en divisas con tarjeta pagarán 35% a cuenta del Impuesto a las Ganancias o de Bienes Personales.
Si se tiene en cuenta que el ahorrista debe afrontar una carga impositiva del 65% cuando realiza una compra del cupo de U$S 200 habilitados por mes, la suba real registrada a lo largo de 2020 en el precio de la divisa se ubica en el 80,8%.
En el último día hábil la autoridad monetaria consiguió embolsar U$S 90 millones por decimoséptima jornada seguida. La cifra de suba mensual puede ser comparada con los balances favorables de junio pasado en la que ganó U$S 653 millones y los U$S 1.067 millones de diciembre de 2019.
La dinámica se vio reflejada en el dato de reservas internacionales, que cerraron este miércoles en U$S 39.409 millones, unos U$S 787 millones más que el miércoles 2 de diciembre cuando comenzó su racha de compras de divisas en el mercado de cambios, según datos del Banco Central.
En total, fueron 16 jornadas consecutivas en las que el BCRA pudo comprar dólares en el mercado cambiario, entre el 3 de diciembre y el último día hábil del 2020, un fenómeno que no ocurría desde noviembre de 2019.
La última vez que el Banco Central había hilvanado tantos días seguidos de compras netas en el Mercado Único, Libre de Cambios fue en noviembre de 2019 cuando alcanzó 23 jornadas de compras por un total de U$S 2.352 millones entre el 28 de octubre y el 29 de noviembre.
CAÍDA DE LAS RESERVAS
Aun así, si se tiene en cuenta que las reservas habían comenzado el año en U$S 44.839 millones, a lo largo de 2020 cayeron U$S 5.430 millones ante la combinación de ventas netas de reservas, el retiro de depósitos en dólares de los bancos y el pago de obligaciones con el exterior.
Entre junio y noviembre, el Banco Central vendió cerca de U$S 5.000 millones en el mercado para sostener su política de depreciación del tipo de cambio en línea con la inflación, y así evitar una desvalorización excesiva de la moneda.
En ese marco, la acumulación de jornadas consecutivas de compra de divisas es mirada como una señal de alivio ante meses de turbulencias cambiarias que llevaron, incluso, a que las brechas con las cotizaciones del dólar superaran largamente el 100%.
Puntualmente, el CCL y el Bolsa cayeron en su cotización un 5,3% y 3,2% durante diciembre, respectivamente, mientras que el «solidario» cerró un 3,2% por encima de principios de mes.
También podría incluirse una mayor demanda estacional de pesos por parte de empresas e individuos, tanto para el pago de aguinaldos como para compras de fin de año, respectivamente, y controles más rigurosos por parte de la autoridad monetaria a la hora de habilitar la compra de divisas a empresas importadoras de bienes.
LA BOLSA
Por su parte, el índice S&P Merval registró una caída de 0,18% en la última sesión del año, lo que determinó que a lo largo de 2020 acumulará una suba de 22,9%, debido al impacto de la pandemia al que se sumaron cuestiones de índole local como la renegociación de la deuda, la recesión que ya suma tres años consecutivos, la presión sobre el dólar y los efectos económicos relacionados con la pandemia.
De esta forma, la Argentina sufrió durante este año la crisis mundial desatada por el Covid-19 y de la situación económica local: no sólo tuvo que renegociar una reestructuración de deuda sino que debió afrontar un gasto de emergencia sin acceso al mercado de deuda internacional ni ahorro previo.
En este contexto, el índice S&P Merval de Bolsas y Mercados Argentinos retrocedió más de 30% en dólares (medido en dólar CCL), con lo que registró la peor performance de los mercados durante este año. En pesos, el panel líder avanzó un 22,9%, frente a una inflación estimada por analistas superior al 35%.
Como balance de año, analistas financieros señalaron que el mercado de capitales argentino dejó mucho que desear, fue el peor de todo América latina. Bajo la medición del dólar contado con liquidación, las acciones se derrumbaron un 35%. Sumado a esto, frente a la misma pandemia que el resto de los países, la depreciación de la moneda local fue la más elevada (salvo Venezuela). El CCL se disparó 89% o, lo que es lo mismo, el peso perdió 47% de su valor en dólares.
Hay coincidencias en que la crisis mundial encontró la Argentina mal posicionada. Entre los principales desafíos a enfrentar se destacaron no solo la reestructuración de la deuda, sino también la necesidad de afrontar un gasto de emergencia sin acceso al mercado de deuda internacional ni ahorro previo en un contexto de máxima desconfianza. Esto explica la magnitud de la emisión monetaria que alcanzó los $ 2 billones y trepó a un máximo de 8% del PBI.
Los analistas destacan que el financiamiento del Banco Central al Tesoro fue tan significativo como necesario, pero dejó secuelas monetarias con agregados 1ue avanzan más de 33% anual en términos reales y cambiarias con una brecha de 70% y presiones para una devaluación.
De todas formas, una ayuda para morigerar la inyección de liquidez fue la normalización de la curva de pesos, que permitió el endeudamiento del sector público gracias al financiamiento privado. Luego del reperfilamiento de los pagos el año anterior, el mercado de deuda local había quedado muy golpeado. Por este motivo, su reconstrucción paulatina fue clave para obtener un financiamiento extra que alcanzó los $ 386.730 millones durante el año.
Operadores coinciden en que la atención en las próximas sesiones continuará centrada en las negociaciones del país con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y al avance en la campaña de vacunación frente al Covid-19.
Los bonos soberanos ganaron en promedio un 0,2%, donde el título referencial «Bonar 2030» mejoró un 0,4% y el riesgo país de Argentina elaborado por el banco JP. Morgan subió cinco unidades a 1.373 puntos básicos, ya que la mayor demanda estacional por el fin de año de algunos operadores finalmente no reflejó demasiada convicción.
Durante 2020, el índice S&P Merval registró su valor mínimo el 18 de marzo, con 22.087,13 puntos, en un escenario de alta incertidumbre en el país, producto de la pandemia y apenas dos días antes de que comenzara el aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por el presidente Alberto Fernández.
Por el contrario, el punto más alto se dio el 27 de noviembre, con 55.427,26 puntos, en el marco de los avances en vacunas contra la Covid-19.
En el segmento de renta variable, las acciones que mostraron mejor desempeño en 2020 fueron la harinera Morixe, con una ganancia de 241,11%, seguida por el fabricante de vidrios Rigolleau, con un avance de 121,8%, y la manufacturera Mirgor, con una mejora de 118,6%.
Las de peor performance en el año fueron Phoenix Global Resources, la firma dedicada a la producción y exploración de petróleo y gas, con un retroceso de 43,3%; el Banco Hipotecario, con una caída de 33,5%; e YPF, con un retroceso de 19,1%.
En Wall Street, los papeles de empresas argentinas que mostraron mejor performance en el año fueron la firma de comercio electrónico Mercado Libre, con un incremento de 199,5%, seguida por Globant, con un alza de 105,5%; y la siderúrgica Ternium, con una suba de 34,8%.
En sentido contrario, las que mostraron mayores caídas fueron la petrolera YPF, con un descenso de 57,7%; seguida por el Banco Macro, con una merma de 56,3%; y la empresa generadora de energía Central Puerto, con una baja de 46,3%.
El miércoles, en la última jornada del año, los descensos de las acciones que forman parte del panel líder fueron encabezadas por Edenor (3,70%); Holcim (2,75%); Transportadora de Gas del Norte (2,11%); Grupo Financiero Galicia (2,06%) e YPF (1,79%).
En tanto, las ganancias fueron registradas por Cresud (6%); Loma Negra (3,73%); Grupo Supervielle (3,31%); Transener (2,99%); y Cablevisión Holding (2,92%).
Las firmas argentinas que cotizan en la bolsa de Nueva York finalizaron la rueda con mayoría de alzas lideradas por Cresud (5,6%); Irsa (3,6%); Pampa Energía (3,2%); Mercado Libre (2,4%); y Ternium (1,8%). Los retrocesos fueron anotados por Grupo Financiero Galicia (2,7%); Edenor (2,6%); Banco Macro (2,6%); Central Puerto (1,1%); e IRSA Propiedades Comerciales (1,1)
QUÉ PUEDE PASAR
Entre los expertos financieros se destaca que el mercado paralelo es bastante volátil. Además, el Gobierno no puede intervenir como sí lo hace en el contado con liquidación o el Bolsa, mediante el Anses o el Banco Central.
Respecto a los motivos que pudieron llevar al salto de estos días se señala que pudo haber «alguna presión de turistas que se van al exterior» porque las empresas ya pagaron aguinaldos, sueldos, bonos y vacaciones. La suba del blue en los últimos días se da en un contexto donde los tipos de cambio oficiales están más bien trabados: poca gente puede comprar el solidario, el Bolsa o el contado con liquidación».
Mientras el blue se escapa, los tipos de cambio financieros se mantienen en calma, gracias a las intervenciones de los entes oficiales Los analistas coinciden en que la brecha continuará en alza durante los próximos meses.
Es posible que la brecha vuelva a estar en niveles anteriores, no sería nada raro. Quizá no sea tan alta porque, como el oficial va ajustando, puede ser que la brecha sea menor y no llegue a un 120% como supo estar, pero no sería muy descabellado si el precio llegara a $180 en una dinámica que estará relacionada con lo que suceda con los precios y también la situación monetaria del verano.
Aun cuando el Gobierno intervenga en el mercado bursátil para mantener a raya los tipos de cambio financieros, el blue expresará los desequilibrios económicos y pondrá presión en las cotizaciones bursátiles.
Esa calma cambiaria resultó ideal para un Banco Central que aprovechó para recomponer reservas y compró dólares en el mercado. En las últimas semanas, se viene teniendo saldo positivo a costa de los importadores, a quienes no los autorizan en el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones. Al haber menos demanda de parte de ellos, el Banco Central puede comprar, sostuvo una fuente del mercado.
Luego de la fuerte emisión monetaria para financiar al Tesoro, que sumó más de $2 billones en 2020, la entidad se enfrentará durante el verano con una gran cantidad de pesos que tendrá que absorber si quiere evitar presiones cambiarias e inflacionarias.
La fuerte emisión monetaria que hubo en diciembre va a empezar a generar presión cuando caiga la demanda de dinero, a partir de mediados de enero. Ese es el camino natural para que haya presiones los tipos de cambio paralelos, destacaron los especialistas.
De cara a enero, en el organismo que conduce Miguel Pesce saben que será difícil repetir la dinámica compradora de diciembre. En una visión cautelosa, esperan poder salir empatados en el primer mes del año y puertas adentro reconocen que seguramente en febrero terminen con saldo vendedor. Ya en marzo, el Banco Central aspira a tener algún alivio.
Sobre ese punto, Centurión afirmó: «La cuestión es cómo navega enero o febrero para tratar de llegar a marzo, cuando se empieza a liquidar la cosecha gruesa. Si puede recomponer reservas, se lo puede ver un poco más robusto al Banco Central y tal vez aliviane un poco las expectativas devaluatorias.
No obstante, eso también depende de los números de inflación de diciembre y enero. Si se confirman las expectativas de 4% mensual, la tasa mínima del plazo fijo que tratan de poner como incentivo queda muy corta. Ningún instrumento en pesos rinde lo mismo que la inflación, salvo algunos ajustados por CER.
Según los analistas, el dólar va a seguir subiendo. El momento de euforia total que viven los mercados internacionales sumado a la operatoria de los bonos de Anses por ahora lograron bajar las diferentes variantes del dólar.
Gran parte de la tranquilidad cambiaria viene hoy de la mano de una convicción que está pisando fuerte en todo el mundo: que el dólar en 2020 cayó fuerte y que seguirá con esta tendencia el próximo año. Esto es parcialmente cierto. En 2020 cayó fuertemente, y la tendencia parece indicar que va a seguir este camino.
Lo que pocos aclaran es que este índice mide el desempeño del dólar frente a monedas de países desarrollados, como el euro o el yen. El dólar últimamente estuvo bajando, en un momento de euforia del mercado, como nunca antes vimos en la historia.
Pero algo es seguro: ante la menor turbulencia, va a volver a subir con fuerza en los emergentes. Y Argentina no será la excepción.