Un clásico de los años ´80 que había dejado de «ser negocio» por un tiempo volvió a la Ciudad y por eso los vecinos deben extremar los cuidados al dejar sus autos estacionados. El robo de los estéreos, hoy en día más sofisticados que en esos años ´80 y técnicamente más dotados, con bluetooth y otros «chiches» que hace más confortable escuchar música mientras se maneja, volvió con todo y se denunciaron varios hechos durante las últimas semanas.
«Dejé el auto en la puerta de la casa de un amigo y cuando volví estaba la puerta forzada y me faltaba el estéreo, no hice la denuncia porque no le veo sentido, sé que es difícil recuperarlo. Hace mucho tiempo me pasó algo similar», dijo Ariel S. quien sufrió ese hecho delictivo en 36 entre 20 y 21 del barrio La Loma.
En tanto, un joven de 19 años, y dos menores de edad, de 14 y 15, fueron aprehendidos anoche por la policía cuando caminaban por Barrio Norte con dos estéreos escondidos entre sus ropas que habrían sido sustraídos en autos estacionados en la zona, informaron fuentes policiales.
De acuerdo a lo señalado, personal de Motorizada La Plata divisaron a los sospechosos cuando circulaban en la calle 17 entre 33 y 34 de nuestra ciudad. “Dos de ellos tenían bajo la remera dos estéreos de marca Paioner con los cables dañados”, dijo uno de los uniformados, quien indicó que “ninguno pudo explicar qué hacían con esos elementos ocultos”.
Más allá de que se hizo un registro de los autos estacionados en la zona no se encontraron a las víctimas. “Esperemos que aparezcan en las próximas horas”, explicó una fuente judicial.
Los tres sujetos quedaron procesados en una causa caratulada como “Averiguación de Ilícito” y quedaron a disposición de la UFI N° 11 y la UFI de Responsabilidad Juvenil N° 4, ambas del Departamento Judicial de La Plata.
FRENTES DESMONTABLES
Tal fue el «furor» del robo de estéreos para venderlos en el mercado negro que en la década de los ´80 comenzaron a venir con los frentes desmontables. Entonces el automovilista retiraba el frente del aparato y los ladrones al advertir que estaban sin esa parte fundamental, a veces, no siempre, desistían de robarlos.
Cuando la cosa se calmó, muchos conductores ya no se tomaron el trabajo de sacar el frente desmontable, pero ahora deberán volver a hacerlo si no se quieren llevar el sabor amargo de que su equipo de música móvil sea sustraído por los amigos de lo ajeno.