Si bien el inicio del juicio político por abuso de poder y mal desempeño a raíz del avance del Covid se había querido presentar antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, ahora pasó a ser la toma del Capitolio de esa jornada es el centro específico de la acusación.
El Senado votó dos temas formales por los cuales primero decidió una cuestión organizativa sobre la estructura del juicio (89 a 11 votos) y después entró de lleno en el debate sobre la constitucionalidad o no del juicio político a alguien que ya no ejerce sus funciones, que se saldó con una votación de 56 a favor y 44 en contra, es decir que seis republicanos se volcaron -junto a los 50 demócratas- por la legalidad del proceso, que no podrá destituir a un candidato que ya dejó el poder, pero que pone en juego la posibilidad de ejercer a futuro cualquier cargo público.
En este contexto, el líder de la bancada republicana, Mitch McConnell, se había mostrado «complacido» por haber llegado a un acuerdo con los demócratas para un «proceso justo y un cronograma estimado para el próximo juicio en el Senado», que «les dará a los senadores como jurados tiempo suficiente para recibir el caso y los argumentos».
Los senadores demócratas ofician de fiscales y mostraron videos sobre lo sucedido durante la polémica toma del Capitolio, que dejó 5 muertos y jaqueó a las instituciones estadounidenses.
Jamie Raskin, demócrata por Maryland y principal acusador en el juicio político, llevó la voz cantante: anunció que el caso contra Trump «se basa en hechos» y dio paso a la filmación de 20 minutos con los momentos más intensos de la toma, en la que se vio a los partidarios de Trump rompiendo ventanas y traspasando barreras, insultando a la Policía y amenazando a los legisladores que aún estaban en el edificio.
Además las imágenes violentas se mecharon con escenas de Trump alentando a sus seguidores en un acto político el 6 de enero y en imágenes publicadas en Twitter. “Vamos a detener el robo», se escucha entonces decir hasta ese momento presidente en ejercicio en Estados Unidos, y luego: “Vamos a caminar hasta el Capitolio». Con esas armas, los demócratas acusaron a Trump de «incitación a la insurrección».
En tanto, David Schoen, uno de los defensores de Trump, advirtió que el juicio “va a desgarrar a este país». “El proceso va a dejar a Estados Unidos mucho más dividido y la posición del país en el mundo va a quedar afectada», alertó. Y fue terminante al denunciar que hay «un grupo de políticos partidistas que buscan eliminar a Donald Trump del panorama político en Estados Unidos y privar de sus derechos a más de 74 millones de votantes».
En febrero del 2020 Trump fue absuelto de la acusación de presionar a Ucrania para perjudicar a su entonces rival Joe Biden.
Aunque no estuvo sobre la mesa de discusión, tuvo un fuerte impacto una investigación que publicó ABC News sobre 200 acusados por la toma del Capitolio, varios de los cuales dijeron a la justicia que actuaron guiados por la palabra de Trump, inclusive varios de los señalados como responsables de los delitos más violentos.
Al menos uno de ellos aseguró estar dispuesto a testificar durante el juicio político sobre cómo las palabras de Trump resonaron en él, según su abogado. «Escuchó las palabras del presidente. Las creyó. Realmente le creyó», dijo el abogado de Jacob Chansley, Al Watkins, a ABC News. «Pensó que el presidente caminaba con él», añadió.
De todas formas la postura de la bancada republicana será decisiva, porque la Constitución requiere una mayoría de dos tercios para un veredicto de culpabilidad. Y aunque varios senadores republicanos son claros rivales internos de Trump, parece poco probable que 17 de ellos se unan a los 50 senadores demócratas para condenarlo.
En lo que parece haber coincidencia es en la necesidad de un proceso rápido, al punto que nadie descarta que la semana próxima ya pueda votarse.
Salvada la cuestión de la constitucionalidad, los demócratas y los abogados de Trump empezarán a presentar sus argumentos y cada uno tiene un máximo de dos días con exposiciones que no pueden superar las ocho horas cada jornada.
LA ACUSACIÓN
Trump es acusado de “incitación a la insurrección” con sus discursos previos al ataque contra la sede del Capitolio, a manos de sus seguidores el 6 de enero, durante la sesión para certificar la victoria de Joe Biden en las elecciones del 3 de noviembre último. «Incitó a una turba violenta a atacar el Capitolio» y su «deseo de permanecer en el poder a cualquier precio es una traición de proporciones históricas» que «exige una condena», escribieron los congresistas demócratas acusadores que son una especie de fiscales durante el juicio político.
«La evidencia es clara. -escribieron- Cuando fracasaron otros intentos de revocar las elecciones presidenciales, el expresidente Trump incitó a un ataque al Capitolio».