Juan H. Quijano.- La historia a veces le reserva un capítulo muy breve a figuras que fueron claves en su devenir. Generalmente, ello ocurre cuando hay otra u otras que, por su envergadura, las eclipsan. Como hemos abordado en otra nota de 90 Líneas, el marino francés Hipólito Bouchard -nacionalizado como ciudadano de la Provincias Unidas del Río de la Plata- fue una figura medular en el proceso independentista nacional y latinoamericano, pero quedó a la sombra de San Martín, Belgrano y Guillermo Brown.
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Salvando las distancias, hubo un hombre fundamental en la llegada de Juan Domingo Perón a la presidencia de la Nación y en la conformación del movimiento nacional peronista, lo cual inició una divisoria de aguas en la historia y en la sociedad argentina que llega hasta nuestros días, pero que quedó (casi) en el anonimato político frente a las enormes estampas de Perón y de Eva Perón. Se trata de Juan Hortensio Quijano, vicepresidente del creador del justicialismo.
Hay datos muy interesantes a tener en cuenta. Por un lado, en el imaginario colectivo Quijano fue un yrigoyenista a secas. Algo con lógica, pues los seguidores de Don Hipólito Yrigoyen se volcaron en gran número al movimiento sociopolítico naciente en aquella década de los ’40.
Lo cierto es que Quijano, si bien al principio fue yrigoyenista, luego se enfrentó a Don Hipólito y siguió a Marcelo T. de Alvear, líder del radicalismo liberal con el cual se identificaban los llamados «radicales antipersonalistas” o «galerita», pues sus dirigentes usaban las galeras típicas de los aristócratas argentinos de principios del siglo XX. Fue el sector de la UCR que encabezó esa rarísima alianza, la Unión Democrática, que enfrentó al peronismo en las elecciones del 24 de febrero de 1946.
Rara porque allí convergieron radicales aristócratas, conservadores que protagonizaron la llamada década infame y que proscribieron a la UCR (1930-1943), demócrata-progresistas, socialistas y comunistas.
juan h. quijano
¿Qué pudo impulsar a quien años después sería un hombre fundamental para que el general Perón encabezara 10 años de gobierno nacionalista que marcaron a fuego la historia nacional, a sentirse cómodo en algún momento en el ambiente galerita de Alvear? Algunos pensarán que fue debido a que era un muy próspero empresario agropecuario, un ruralista, fundador de la Sociedad Rural de Corrientes.
A la luz de la feroz oposición que los terratenientes argentinos ejercieron contra Perón y todos los gobiernos peronistas hasta hoy inclusive, suena, al menos, llamativo. No obstante, hay un dato clave en esta historia: el verdadero ideario de Quijano quedó de manifiesto en los hechos -teniendo en cuenta que era un hombre de muy pocas palabras- cuando apoyó decididamente el golpe militar de 1943 que puso fin a la década infame y al “fraude patriótico” de los conservadores, único golpe militar nacionalista e industrialista de la historia argentina. Es más, fue ministro del Interior del presidente de facto Edelmiro Farrel, circunstancia que le permitió conocer muy bien a Perón, secretario de Trabajo y Previsión, ministro de Guerra y vicepresidente de ese gobierno.
Quijano se sintió profundamente atraído por la figura de Perón, pero sobre todo por las políticas industrialistas y nacionalistas impulsadas por el militar, a punto tal que creó la UCR Junta Renovadora, que junto al Partido Laborista y el Partido Independiente le dieron el soporte del que aquél carecía para presentarse a elecciones tras la pueblada del 17 de octubre de 1945.
Con el tiempo, Juan Hortensio Quijano se convertiría en un pilar del primer gobierno peronista, el cual llevó a cabo las mayores reformas estructurales en el campo social y económico en democracia, a la vez que en un hombre leal con mayúsculas a Juan Perón.
De seguidor de Yrigoyen a colaborador de Alvear
En el sitio «Todo Argentina» relatan que Juan Hortensio Quijano nació en la estancia La Ley, a 20 kilómetros de Curuzú Cuatiá, en Corrientes, el 10 de junio de 1884.
“Estudió en Goya, luego en el colegio La Fraternidad de Concepción del Uruguay, y finalmente se graduó como abogado, en 1908, en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Allí encabezó una huelga estudiantil en 1904. Y en 1919 obtuvo el doctorado en jurisprudencia”, se detalla.
Muchísimas veces fue electo como convencional nacional de la UCR por su provincia. Como se dijo, de entrada siguió a Hipólito Yrigoyen, pero luego tuvo diferencias con él y “adhirió al sector antipersonalista conducido por Marcelo Torcuato de Alvear”, del cual incluso fue colaborador.
No pudo llegar a la gobernación de Corrientes, pese a que lo intentó. Tras ser abogado del Banco de la Nación Argentina filial Goya, en 1920 “se trasladó al Chaco, donde se dedicó a la actividad agroforestal con marcado éxito”.
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Fundó la Sociedad Rural de su provincia natal, Corrientes, y además presidió la Sociedad Rural de Resistencia, Chaco, entre 1936 y 1949.
“En octubre de 1945 fundó la Unión Cívica Radical Junta Renovadora con Armando Antille, Eduardo Colom y Juan Isaac Cooke (padre de John William Cooke, a la postre la única persona que Perón nombró como heredero de la conducción del movimiento en caso de que él muriese en el exilio). La UCR Junta Renovadora apoyó la candidatura presidencial de Perón para las elecciones de 1946 junto con el Partido Laborista y el Partido Independiente. En la campaña electoral, Quijano se volcó a la tarea de recorrer todo el país en busca de radicales para sumarse al nuevo grupo político, consiguiendo el apoyo de una línea de gran entusiasmo y notoriedad. El 24 de febrero del ’46 fue elegido vicepresidente de la Nación”, describen en «Todo Argentina».
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Como vicepresidente destacó en la profundización de las relaciones con Brasil, que dieron origen al denominado Pacto ABC, por Argentina, Brasil y Chile.
En 1951, después del histórico renunciamiento de Evita a la candidatura a vicepresidenta -presión de militares y sectores económicos muy poderosos mediante-, Quijano fue otra vez candidato a vice.
Enfermo, falleció el 3 de abril de 1952 antes de asumir su segundo mandato. “El cargo quedó vacante hasta 1954, año en que se realizaron elecciones especiales para elegir al vicepresidente, resultando electo el almirante Alberto Teisaire”, quien tres años después decidió apoyar a la dictadura de Aramburu-Rojas.
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Símbolo de lealtad, así como de la heterogeneidad del peronismo
La figura de Quijano y esa actitud de Teisaire dan cuenta de la enorme heterogeneidad que conoció el peronismo desde su nacimiento, la cual lo acompañó hasta el enfrentamiento armado en los ’70 y sigue hasta la actualidad, aunque bajo formas -desde ya- muy distintas.
A propósito, en el libro “Juan H. Quijano, de empresario agropecuario a vicepresidente de la República” (Editorial de la Universidad Nacional de San Martín, 2017), de la investigadora del Conicet María del Mar Solís Carnicer, la autora hace hincapié en que “el peronismo, por su historia y por su centralidad como fenómeno político y cultural en la vida argentina, es uno de los temas más investigados en la actualidad. En los últimos años, se ha puesto el foco en la actuación de la denominada segunda línea de liderazgo peronista. Hombres y mujeres que contribuyeron con su desempeño al surgimiento del movimiento justicialista, a la estructuración del liderazgo de Perón y a la modelación de su doctrina (…) La figura de Juan Hortensio Quijano, quien fue vicepresidente durante el primer mandato de Perón y lo acompañó en la fórmula para un segundo mandato, no hace más que confirmar la heterogeneidad que le dio origen al peronismo, proceso en el que las élites políticas provinciales ocuparon un papel central, tal como lo demuestra la figura del dirigente radical y ruralista correntino”.
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Fekicitaciones por ,lanota sobre QUIJANO HUGO R.SCHAFFER