Desde el advenimiento de la pandemia por el coronavirus en nuestro país, allá por marzo de 2020, la ciudad de La Plata se convirtió en una de las urbes donde la delincuencia se incrementó de manera sideral. Muchos lo atribuyen a la cantidad de presidiarios que recuperaron la libertad de manera momentánea en el marco del Covid-19 y los focos infecciosos dentro de las unidades carcelarias, que ponían en peligro la vida no sólo de los reclusos sino también de los que trabajan dentro de las cárceles, pero otros, en tanto, están convencidos que todo se debe a la pérdida de trabajo por el cierre de empresas y mini pymes que no aguantaron el parate obligatorio para que la enfermedad no se propagara y terminara siendo un desastre peor como ocurre en Brasil.
Lo cierto es que, sea de una u otra manera, el delito en la región alcanzó números históricos que preocupan a los vecinos de diferentes barrios. Nunca antes se habían manifestado a la vez por la misma problemática frentistas de Los Hornos, City Bell, Villa Elisa, Gonnet, Etcheverry, Lisandro Olmos, Melchor Romero y El Mondongo, como sucede ahora. De hecho, en la segunda de las localidades mencionadas, ubicada en el sector norte platense y una de las más castigadas, los lugareños se reúnen desde hace un mes y medio cada jueves. Marchan desde el Camino Centenario y Cantilo hasta la plaza Belgrano ubicada a 6 cuadras de allí o bien hasta la comisaría Décima, con jurisdicción en la zona y blanco de todas las críticas.
Gustavo Pascuale, un residente de City Bell, expresó ante 90líneas.com su descontento con el presente que le toca vivir a él, a su familia y a sus vecinos: “Esto no lo vi nunca y llevo 50 años viviendo acá. ¿Dónde quedó la tranquilidad que se respiraba? ¿El salir a la calle sin miedo? ¿El que los nenes jueguen en la vereda o anden en bicicleta sin que nada malo les pase?”, se preguntó acerca de un problema que se acentuó en los últimos cinco años.
Cubría una emergencia y se quedó varado
Como si fuese poco, las autoridades policiales, a quien la mayoría de los habitantes platenses ven con malos ojos por “deficiencias graves en su trabajo”, como aseguran, tampoco logran llevar tranquilidad a la sociedad y en las últimas semanas fueron protagonistas de hechos insólitos que, desde luego, los dejan mal parados.

El último de los incidentes tuvo lugar el primero de marzo, cuando dos vehículos del Comando de Patrullas Zona Norte se dirigían a una de las tantas denuncias que se registran en City Bell. Sin embargo, antes de poder llegar y asistir a las víctimas, uno de los móviles se quedó en mitad de la calle y ya no pudo seguir avanzando. “Aunque parezca mentira y suene hasta irónico, se quedó sin batería, se le agotó”, le contó a este medio un jefe de la fuerza, quien aceptó hablar a cambio de no divulgar su identidad. Ante ese inconveniente -inoportuno, desde ya- el otro auto policial también se detuvo y lo alimentó a través de un puente, hasta que recuperó energía. Todo a plena luz del día y en un sector muy transitado como Camino Centenario y la intersección de 461.
El portavoz amplió, dando su punto de vista: “Lo que pudo haber sido cómico en otra situación, en esta fue alarmante porque se trató de patrulleros. Por fortuna, el incidente que estaban yendo a cubrir no pasó a mayores, pero ¿qué hubiese pasado si era algo serio? ¿Si había personas heridas? ¿Cómo le explicás a las víctimas que no las defendiste porque el auto se quedó sin batería? Estas cosas no pueden pasar, pero pasan y son frecuentes”.
Los frentistas, en cambio, fueron mucho más feroces con sus críticas, volcadas principalmente en las diferentes redes sociales: “Corrupción se llama eso. Si hicieran lo que corresponde con los móviles y no se quedaran con la plata, esto no pasaría”. Otro señaló: “Tendríamos más móviles en funcionamiento si solo tuvieran mantenimiento. Pero bueno, así está nuestra policía, con autos que dan lástima”, y un tercero expuso: “Estarían arreglados todos los vehículos que están en depósito con un constante mantenimiento adecuado de todas las unidades. Pero es más fácil romperlos, armar otro presupuesto y comprar más”.
Por último, otros indicaron: “Siempre lo mismo, se roban todo para revender o para cambiar piezas de sus propios coches” y “ellos mismos se roban las baterías y utilizan el presupuesto de combustible para sus autos particulares pero, si denuncias, te matan. La Policía coimea, libera zonas y miran para otro lado cuando venden droga”.
Ocho litros de combustible
Otra grave denuncia que sufrió la Policía de La Plata en el último tiempo, más concretamente el Comando de Patrullas, fue la falta de combustible de los móviles. Fuentes anónimas que trabajaron durante años en esa dependencia detallaron que los coches salen a hacer sus recorridas con apenas ocho litros de nafta y no con el tanque lleno, como deberían, por lo que a mitad de turno se quedan varados sin recorrer las calles de la Ciudad y permitiendo que la delincuencia actúe a sus anchas.
En una ocasión, reciente en el tiempo, un auto de la fuerza agotó el poco combustible que tenía en plena jornada laboral y a sus dos tripulantes no les quedó otro remedio que aguardar el resto de las horas que tenían por delante con el vehículo parado. En plena noche y sin activad alguna, “se comunicaron a través de la radio pero no quisieron decir que se quedaron sin nafta y prefirieron mentir. Dijeron que habían sufrido un desperfecto mecánico. Después se quedaron dormidos y no escucharon a sus superiores cuando los llamaron, por lo que los ubicaron a través del geolocalizdor y los encontraron dormidos”. El resultado fue una suspensión de cinco días para ambos. Aunque tuvieron cierta parte de responsabilidad, el problema mayor pasó por otro lado. “La culpa no fue de ellos. Que se hayan quedado sin nafta es un problema que viene de arriba y que nos excede. Ellos no tenían nada que hacer y de haber tenido nafta, esto no pasaba”, sentenció un compañero.

El mismo narró que “eso en otras gestiones no pasaba, pero ahora los móviles avisan por radio que se quedan sin nafta a cada rato. ‘Hago parada fija porque no tengo más combustible’, dicen. Hay veces que están parados ocho de las 16 horas que trabajan y recién cargan el tanque al día siguiente”.
El inconveniente es todavía más grave si se tiene en cuenta que para cubrir todo el área de la ciudad de La Plata, con sus 800.000 habitantes, hay apenas “40 unidades, varias de ellas en pésimas condiciones”, de acuerdo a un numerario policial, quien remató: “Antes había 87 zonas a cubrir y ahora se redujo a 58. Ni siquiera así se cumple con el servicio y el ciudadano nos los hace saber”.