¿Es momento de golpear cacerolas? Luego del discurso de anoche del Presidente donde anunció nuevas restricciones -como lo hacen hasta los países más desarrollados de Europa en estas mismas circunstancias- ante el imparable avance de los contagios de Covid en Argentina y un sistema de Salud que a pesar de haber sido robustecido ya está al borde del colapso, unas pocas vecinas y vecinos de barrios acomodados de Capital Federal, por supuesto aquellos que no usan el transporte público y llevan a sus hijos a escuelas privadas en costosos autos, salieron a golpear las cacerolas del odio sin el más mínimo respeto por las vidas que se llevó la pandemia.
«Hace poco perdí a mi hermano por el coronavirus, tenía 51 años, no puedo explicar lo que me generó ver a esta gente golpeando tachitos para que siga todo abierto, sin medir las consecuencias a la hora del derecho a la salud, ni tener el más mínimo respeto por quienes han perdido familiares, por los enfermos, por quienes trabajan en los hospitales», dijo Ariel Pérez en su muro de Facebook, quien hace poco vio morir a su hermano el reconocido dirigente de Ensenada, Marcelo Pérez.
La oposición salió en las últimas horas con los tapones de punta por dichos del presidente al referirse a los trabajadores de la Salud y que otra vez interpretaron como a ellos más les conviene, con el único objetivo de sumar agua para su molino sin el más mínimo rigor en todo lo que afirman y arrimar en las próximas elecciones, que en definitiva es lo único que le interesa a los neoliberales. Entonces, el presidente tuvo que salir hoy a la mañana a aclarar porque de lo contrario sería dejar hablar cualquier cosa:
«De ningún modo hablé del relajamiento de los médicos. Con el personal de salud sólo gratitud tengo, habría que hacerles un monumento al esfuerzo de esa gente. Hablé del relajamiento de las clínicas que creyeron que era un buen momento para avanzar en atenciones quirúrgicas que en otro momento suspendieron», dijo el mandatario a radio Diez.
Ahora bien, la oposición repara en ese detalle del discurso del Presidente, ya aclarado, pero ni tiene la más mínima autocrítica para aquellos que ante la ola de muertes, enfermos y hospitales atestados salen a golpear cacerolas para que sigan las clases presenciales (un absurdo) o bien para poder salir a cenar de noche a algún restaurante. Acá vale detenerse y aclarar que el comercio seguirá abierto hasta las 19 Hs y que las industrias podrán seguir produciendo, y que los esenciales podrán seguir viajando en colectivos y otros medios de transporte (ver aparte los anuncios), y también se podrá circular hasta las 20 Hs. Entonces ¿qué es lo que reclaman?, parece ser que pretenden que aumenten los contagios, que se siga muriendo gente y que lleguemos a una situación como la de Brasil donde no saben dónde tirar los cadáveres. Cuesta entender a esta gente que es parte de nuestra sociedad.
Las minúsculas cacerolas no tuvieron esta vez ni el más mínimo respeto por todos nuestros muertos. Y uno se pregunta ¿a estos manifestantes el virus no los ataca? o en el peor de los casos ¿les importará un bledo que se les muera un ser querido, un amigo, un familiar?. Pues las preguntas surgen porque ellos y ellas ponen por sobre la salud el hecho de que sus hijos/as sigan concurriendo a una escuela infectada donde se enferman las maestras, los auxiliares, los alumnos, realmente cuesta cada vez más entender a quienes salieron a golpear las cacerolas.
¿Salieron porque hay pocas vacunas? Pues deben entender que no es un problema sólo de Argentina, hay pocas vacunas en todo el mundo y sólo basta con recorrer los diarios internacionales para sumar estadísticas de esta cuestíón de la que 90lineas.com ya ha hablado en notas escritas por destacados especialistas. Hablaban también del ejemplo de Chile y ahora resulta ser que las vacunas chinas que aplicaron masivamente en el país trasandino son las que «menos sirven» y por eso tuvieron que volver a confinar a la población: «Cómo se explica que pese a la buena vacunación, Chile tenga la tasa de contagio más alta desde el peor momento de la pandemia», se pregunta en un título el medio especializado BBC News. ¿Ustedes se imaginan si esas vacunas se hubieran aplicado en Argentina?, seguramente los caceroleros y caceroleras que salieron anoche hubieran tocado el tarrito para cuestionar al Gobierno, sí, los mismos que han elogiado al gobierno chileno estarían en contra de «tan ineficaz vacuna».
«Muchas vacunas, como la Sinovac (la que se dan a los chilenos), requieren de la aplicación de dos dosis con intervalos de tres semanas y la mayor inmunidad se comienza a lograr a partir de la segunda semana de la segunda dosis. Con la primera sólo se alcanza 3% de efectividad», explica el doctor Juan Carlos Said, máster en Salud Pública por el Imperial College de Londres a BBC News.
LAS ESCUELAS
«El derecho a la educación de nuestros hijos está avasallado» se escucha decir a los caceroleros/as, sin entender que el problema quizás no radique en los que llevan a sus hijos en auto a colegios privados con ciertos protocolos -porque luego muchos se quedan hablando en la puerta de los establecimientos y sin barbijos- sino en el traslado que deben hacer en trasporte público los chicos, las familias y las maestras que concurren a colegios del Estado.
Aducen también que «con protocolos en las escuelas casi no hay contagios», pues deberían saber que en La Plata ya hay al menos cinco escuelas publicadas por la mayoría de los medios locales que debieron suspender las presenciales sin necesidad de que el Presidente haya anunciado las medidas ¿por qué? simplemente porque estaban «explotadas» de casos de covid.
¿En qué realidad viven los caceroleros?, la verdad cuesta entender ¿qué pretenden? y sí, eso sí se entiende, lo único que pretenden es volver a ser gobierno. Dios nos libre.
La movida de anoche, luego de un discurso presidencial cargado de angustia y con medidas que apuntan a parar los contagios, puso en evidencia la total falta de respeto por aquellos que sufren el covid, porque se enferman, se enferman sus familiares, se mueren, y además la falta de respeto hacia el personal de salud, médicos y enfermeros, que desde el inicio de la pandemia, como dijo Alberto Fernández, no hacen más que jugarse la vida por el prójimo. Antes de salir como locos a tocar las cacerolas, entonces, deberían reflexionar y respetar a las miles de vidas que se llevó la pandemia.
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