Continúa la crisis vinculada a la pandemia de Covid19 y los golpes sobre las organizaciones de la región no cesan. El año 2020 nos sorprendió a todos con una pandemia mundial que revolucionó y trastocó todo lo que creíamos saber y conocer hasta el momento. Pasaron varios meses, pero los efectos de la pandemia siguen estando vigentes en todas nuestras instituciones y organizaciones, más aún en estos últimos días luego de la ilusión aparente de que algo había vuelto a ser como lo era antes. No fue así.
En el transcurso de los últimos meses que hemos convivido con esta pandemia hemos trabajado para intentar adaptarnos y transformarnos, sin embrago, sus efectos siguen impactando a distintos niveles. Recortando el ámbito empresarial, los efectos vinculados a la pandemia del Covid 19 continúa poniendo en crisis todas nuestras creencias, organizaciones, planificaciones y modalidades de trabajo.
Una empresa no solo sufre los cambios o las discontinuidades a nivel de los factores internos, no está exenta del impacto de los factores ambientales, las tendencias del mercado, aspectos económicos, políticos y culturales; incluso el clima y la salud de la población. Todos ellos son factores incontrolables que pueden influir en el rendimiento de una organización e impactar en forma directa en un negocio.
Si se busca en el diccionario encontramos que la definición de crisis acusa a un “Cambio brusco en las variables establecidas, que limitan la capacidad de accionar”. El atravesamiento de una crisis implica cambios a distintos niveles en nuestro contexto, tanto laboral como personal. La diferencia es que en la actualidad todos estamos en la misma condición, y es ahí donde se puede generar una ventaja competitiva en términos de negocios.
Tres conceptos importantes a tener en cuenta
Cuando nuestros sistemas y organizaciones son puestas en jaque y resultan ineficientes para dar respuesta, hay que frenar, detenerse para analizar y reflexionar para potenciar las competencias que aportan solidez a nuestras empresas en contexto de crisis. La baja productiva o la baja de la demanda del mercado puede ser un momento oportuno para hacerlo.
Tres competencias resultan claves a analizar y potenciar: la flexibilidad, la innovación y la adaptación al cambio.
Lo principal para adaptarnos a los cambios es, primero conocer mi organización y sus procesos, como así también el equipo con el que trabajo o cuento (talentos). Es fundamental poder realizar una evaluación de tanto a nivel de mi persona, como de mi organización o mi equipo de trabajo.
En un mundo tan competitivo y globalizado como en el que vivimos, las empresas que prosperan son aquellas que están más dispuestas a innovar, es decir, aquellas que están atentas a los cambios del entorno y responden a ellos con mejoras en sus modelos de producción, de organización, en su forma de distribuir o de presentar su producto. Mantenerse rígido frente a tantos cambios de contexto, tanto interno como externo, tarde o temprano nos conduce a rompernos.
Frente a la crisis pueden definirse distinto tipo de organizaciones, en cuál estoy comprendido o cuál lidero es la pregunta a hacerse. Lo importante es reconocer qué tipo de empresa trabajamos o tenemos para poder hacerle frente y mantenernos activos luego de la crisis.
Quedarse paralizado es un error con pocas posibilidades de retorno. Esperar pasivamente a ver cómo se solucionan ciertos problemas como por arte de magia, y no accionar de manera proactiva a las circunstancias es en todos los casos un problema. Frente a la crisis del contexto y los conflictos que despierta en las empresas y equipos de trabajo, es clave anticiparse y afrontarlos tomando buenas decisiones a partir de un pensamiento estratégico.
Este segundo año de pandemia ya estamos un poco más advertidos y esto implica cierta ventaja, estar advertidos siempre hace la diferencia. La organización debe estar preparada con recursos y estrategias a disposición para encarar y abarcar mercado, esto se denomina pensamiento estratégico y tiene por objetivo, amortiguar la pérdida que sufrí durante la crisis y salir ilesos o al menos, lo menos perjudicado posible. Implica a si mismo tomar las medidas necesarias para apaliar los efectos de la pandemia sobre las empresas. Este pensamiento estratégico debe ser la base de las planificaciones para este año tanto de la empresa a nivel general como de cada área.
Los contextos críticos esfuerzan al liderazgo tanto personal como de los equipos de trabajo, el mismo debe comprender un enfoque global, atendiendo a las urgencias, enfocándose en las decisiones a tomar. Debe ser proactivo, crítico constructivo, y con orientación a trabajar en equipo. Las crisis nos atraviesan a todos, por tal motivo hay que ser colaborativo y escuchar propuestas.
Se recomienda en estos contextos disminuir al máximo el miedo y la incertidumbre entre los colaboradores, y proyectar confianza e iniciativa mediante espacios de encuentro y reunión. Esto impactará positivamente en la motivación de los colaboradores al reducir las ansiedades despertadas por las posibles consecuencias en sus trabajos por el avance del virus y las nuevas medidas aparejadas.
Pasaje a la acción
Luego de analizar el tipo de organización a la cual pertenezco o lidero y las características de los equipos de trabajo, las amenazas del entorno y oportunidades, las fortalezas y debilidades intrínsecas a mi organización; es posible iniciar el proceso de toma de decisiones. Lo importante es no quedar en el terreno de las palabras, sino que las planificaciones desprendidas del análisis y construidas a partir de una visión estratégica, pasen a la acción mediante la toma de decisiones.
El foco debe estar en hacer un listado ordenado de todos los pendientes que tenemos en la empresa por estar siempre atendiendo y respondiendo a la urgencia cotidiana. Eso es lo que nos va a mantener activos, preparados y marcará el diferencial en el mercado. Formará parte de nuestra propuesta de valor actualizada.
Aprovechemos para encarar esa campaña de emailing que vengo postergando, la página web y tienda on line que no he podido instrumentar hasta el momento, planificar una campaña de fidelización de clientes, segmentar a mis clientes para ofrecerles beneficios diferenciales, encarar la era digital, con redes sociales activas, planificar capacitaciones para mí y los talentos que lidero, planificar una consultoría externa que me brinde una mirada objetiva en mi organización, entre otras gestiones y decisiones procastinadas.
El momento es ahora, la idea es activar para mantener activo y vigente nuestro negocio u organización, proyectando confianza e iniciativa, sólo así atravesaremos este proceso con solidez. Mantenernos activos y hacer de la crisis una oportunidad para potenciarnos es la clave.
(*) Lic. Florencia Mignacco. Lic en psicología MP53205
Psicología organizacional
Consultora externa RRHH
Responsable de búsqueda y selección en Mook´s RRHH
Instagram florenciamignaccopsicologia