El trabajo infantil afecta al 20 por ciento de los niños, niñas y adolescentes argentinos que viven en zonas rurales. Deberían dedicar su tiempo a la escuela, a jugar y a descansar. Pero el 25 por ciento de ellos participa activamente en las tareas de búsqueda y traslado de agua para uso doméstico y productivo, labor a la que cada hogar, en promedio, destina 5 horas al día.
En ese contexto, parte de la solución está al alcance de cualquier gobierno con voluntad de cambiar esa realidad. Es lo que demostraron la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). En una iniciativa conjunta que comprendió a casi 500 niños, niñas y adolescentes de todo el país, mediante obras de acceso al agua concluyeron que el tiempo semanal dedicado a su recolección se redujo en un 50 por ciento.
Como se dijo, en pleno siglo XXI el trabajo infantil alcanza a 2 de cada 10 chicos y chicas de entre 5 y 15 años en las zonas rurales argentinas. Peor aún, afecta al 43,5 por ciento de los adolescentes de entre 16 y 17 años, de acuerdo con la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA).
El estudio mencionado fue desarrollado en el marco del proyecto Offside de la OIT Argentina junto al INTA, y comparó el antes y el después de los proyectos especiales del programa ProHuerta, conducido por el INTA y financiado por el ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Consistió en la instalación de diversas tecnologías de captación, conducción, almacenamiento y distribución del agua para uso integral, es decir, destinada al consumo doméstico, a la producción y al riego.
“La implementación de tecnologías de acceso al agua y su apropiación por parte de las familias rurales y campesinas es crucial para que los niños, niñas y adolescentes no deban destinar tiempo a su acarreo, ya sea para fines productivos o de consumo en el hogar, como para preparar alimentos y otras actividades de la vida cotidiana”, dijo María Eugenia Figueroa, coordinadora nacional del proyecto “Offside: ¡marcando la cancha!” de la OIT Argentina.
Añadió que “las mujeres son quienes asumen la mayoría de estas tareas, con el apoyo de los niños y las niñas”. Asimismo resaltó “la importancia de generar evidencias y articular programas y estrategias de intervención que promuevan posibles soluciones a un problema común”.
Para la coordinadora de la OIT, “esta investigación representa un aporte fundamental para el diseño de políticas públicas que busquen pasar de los compromisos a la acción, como proponen las Naciones Unidas en este Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil”.
EL ESTUDIO
Tras relevar los casos de 497 niños, niñas y adolescentes distribuidos en 187 hogares de todas las regiones del país, la investigación observó que la mejora en el acceso al agua redujo significativamente el promedio de horas semanales dedicadas a distintas tareas de acarreo y provisión. Concretamente, pasaron de 4,88 a 2,33. De esta manera, la dedicación de niños y niñas a esas tareas mostró notables disminuciones, particularmente entre quienes tienen de 5 a 12 años, cuya participación en el acarreo de agua pasó del 14 al 3,8 por ciento.
En tanto, en el 85 por ciento de los hogares encuestados consideran que, a partir de la implementación de la tecnología, pudieron dedicar más tiempo a la escolaridad de los niños y niñas, así como dar nuevos usos al agua, por caso, alimentación, lavado de ropa e higiene personal.
La educación es uno de los aspectos afectados cuando los niños y las niñas asumen parte de la responsabilidad en las actividades productivas. En estos casos, la continuidad educativa se pone en riesgo por falta de tiempo o cansancio. En ese sentido, el relevamiento arrojó que el 4,5 por ciento del total de niños y niñas de entre 13 y 15 años, así como el 25,5 por ciento del total de adolescentes, no asisten a la escuela.
A partir de la implementación de los proyectos especiales del programa ProHuerta fue posible pasar del 17 al 53 por ciento de hogares que cuentan con agua por cañería dentro de la vivienda, al tiempo que todas las familias involucradas en esos proyectos tienen ahora acceso al agua dentro de su predio, lo cual reduce el tiempo destinado a su obtención y transporte.
“La asociación con la OIT es clave”, dijo Diego Ramilo, director del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (CIPAF) del INTA. Destacó que los más de 550 proyectos especiales del programa ProHuerta beneficiaron a 16.000 familias y permitieron instalar diversas tecnologías de captación, conducción, almacenamiento y distribución del agua para uso integral.
Para Ramilo, el estudio “permite desnaturalizar en distintos sectores lo que significa el trabajo infantil y profundiza las políticas públicas por parte del INTA, ministerios y organismos, porque esta problemática es clave en la tarea de satisfacer las necesidades básicas y derechos de las poblaciones rurales. Es uno de los desafíos más importantes que tenemos como país”.
EL PROYECTO OFFSIDE
Liderado por la oficina de la OIT en el país y con la participación de una amplia red institucional, el proyecto “Offside: ¡marcando la cancha!” se propone generar conocimiento y políticas públicas para erradicar el trabajo infantil en las áreas rurales de Argentina, en el marco del Plan Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente (2018-2022).