Salvajes sin corazón ni piedad atacan a los más débiles

En apenas una semana se produjeron tres violentos asaltos a adultos mayores indefensos, en Altos de San Lorenzo, La Loma y El Mondongo. Las víctimas tienen entre 74 y 83 años. Opinaron del fenómeno jefes policiales y una psicóloga

Eduardo "Monono" Domínguez, atacado en su casa de La Loma

“Salvajes y sin códigos”: así catalogaron y resumieron los diferentes voceros policiales consultados por 90líneas.com el accionar de los delincuentes que en la última semana atacaron de manera atroz a  jubilados y ancianos en diversos puntos de nuestra ciudad, para apoderarse de lo poco que tenían luego de someterlos a tremendas y brutales golpizas. 

En diálogo exclusivo con este medio, un jefe de la fuerza con pasado en el Comando de Patrullas La Plata y en la Jefatura Departamental contó que “esto de pegar por pegar, cuando la víctima ni siquiera se resiste, es de esta época, antes no pasaba. Llevo más de 30 años en la Policía y nunca vi algo similar. El ataque a personas mayores, desmedido y por el simple hecho de pegar, no lo había visto”.

María de la Soledad Bertol, psicóloga jubilada y profesora de Filosofía en colegios secundarios, opinó que el triste fenómeno “se debe, en parte, a la vulnerabilidad de la nueva cepa de delincuencia y marginalidad, donde al ladrón ya no le importa siquiera su propia vida, por lo que menos va a importarle la vida de terceros. En ese contexto, sale dispuesto a matar o morir”. En cuanto a la despiadada e injustificada agresión que sufren los abuelos, destacó que “ellos no los ven así: no son abuelos, ni de ellos ni de nadie. Ni a sus propios abuelos respetan. Lo que ven es a un sujeto a quien despersonalizan y que tiene lo que ellos quieren: plata”. 

Le sacaron lo último que tenía 

El último ilícito, al menos denunciado, tuvo lugar en una vivienda de las calles 90 entre 21 y 22 de Altos de San Lorenzo, donde reside solo Pedro Arce, de 83 años. Dos ladrones, uno de 30 años y el otro de 16, aproximadamente, lo engañaron el viernes a las 10 de la mañana, cuando se presentaron en su domicilio asegurándole que tenían un bolsón de comida. Confiado, les abrió la puerta para recibir aquello que tanto necesita, debido a las carencias con las que vive. 

Sin embargo, la treta llegó a su fin una vez que los malhechores ganaron el interior de la precaria construcción, ya que lo obligaron a callarse y comenzaron a amenazarlo. Lejos de amedrentarse, la víctima los invitó a pelear: “Hice tres años de colimba y me enfrenté con gente más grande que ellos”, explicó. 

Sin embargo, el mayor de los dos le pegó una cachetada y luego lo metieron dentro de la casa, que empezaron a recorrer con el objetivo de apoderase de diferentes elementos de valor. Al no hallar nada, descargaron su furia contra Pedro: lo tiraron al piso y le pegaron trompadas y patadas. “Entregá la plata, no te hagás el vivo”, lo amedrentaron. Finalmente, los ladrones encontraron 5 mil pesos dentro de un frasco, que se apoderaron. “Eran mis ahorros y si bien puede ser poco para algunos, para mí era mucho”, se lamentó el damnificado, a quien ya en otras ocasiones le habían robado la garrafa primero, y la cocina después, al igual que los cables de luz. De hecho, para cocinar tiene que hacer malabares con un tacho y una olla.  

El hombre, una vez que se fueron los intrusos, quedó tirado en el piso, malherido, hasta que lo rescató un vecino. Llamó a una ambulancia pero le dijeron que no podían llevarlo al hospital debido a los problemas que conlleva el coronavirus y entonces lo acercó él hasta una salita de primeros auxilios, con bestiales hematomas en sus ojos y cortes en la cabeza. De los implicados en el atraco, nada se sabe.

Personal médico debió acudir para socorrer a dos de las víctimas

 A un ex exfutbolista  

“El principal problema con los adultos mayores es su confianza, ya que muchos descreen de la situación actual pese a que pueden verla en los medios de comunicación a diario. Se niegan a creer que la persona que dice ser el cartero, en realidad no lo es. Y eso los lleva a abrir la puertas de sus casas a cualquiera”, esgrimió un portavoz de la Bonaerense, para completar: “En la década del 50, 60 y 70 no pasaban estas cosas, menos contra ancianos. Ellos prácticamente se criaron sin poner siquiera llave. Ahora, por supuesto, todo cambió pero es difícil hacérselos entender, pese a las precauciones que les pedimos que tomen”. 

El pasado jueves, también en horas de la mañana, fue Eduardo “Monono” Domínguez (83), exfutbolista entre los ’50 y los ’70 y con pasos por Estudiantes y de Gimnasia, quien recibió visitas inesperadas. El jubilado dejó abierta por descuido la entrada de su finca de 40 entre 16 y 17 de La Loma, y ese error le costó caro. 

Tres delincuentes, dos de unos 20 años y el restante de 30, notaron ese detalle y lo aprovecharon. Tiraron al hombre al piso, donde le propinaron una catarata de patadas y trompadas, a la vez que le exigían la entrega del dinero. Terminaron huyendo minutos después con un monto de efectivo cuya cifra no trascendió, un reloj pulsera, varios elementos de valor y un anillo de oro que había comprado en Bolivia en los ’50. “Monono” culminó con serias lesiones, sobre todo en su rostro. 

“Los ilícitos contra los individuos de la tercera edad se están tornando frecuentes y eso nos hace actuar e investigar lo que está pasando”, admitió una fuente, y añadió: “Muchos casos sospechamos que son al voleo, que los cacos ven la oportunidad y no la desperdician. Pero muchos otros estamos convencidos de que no, de que hay una planificación. Por un lado, estudian a las víctimas, determinan si viven solas y, de hacerlo o encontrarse al menos sola en ese momento, entran en acción. Para ellos, reducir a un anciano, que además no tiene compañía alguna, no conlleva prácticamente ningún peligro”. Por último, sentenció que “al ser confianzudos, los abordan con cualquier excusa, como pasó con la víctima de Altos de San Lorenzo, a quien dijeron que tenían que darle una bolsa con comida. A diferencia de personas más jóvenes, que quizás no abren la puerta de la casa si quien está del otro lado no es conocido, ellos sí lo hacen, pese a nuestras advertencias de que se cuiden más”. 

La zona donde asaltaron al exfutbolista «Monono» Domínguez

Una vida en el barrio 

El primer hecho de esta aberrante serie tuvo lugar el pasado martes 27 en El Mondongo, uno de los barrios más inseguros de La Plata. Salvador Pasquale, de 74 años, estaba cenando a las 20.30 en su vivienda de 120 y 65, esperando el partido que jugaría su amado River por la Copa Liberadores, mientras hacía tiempo viendo a Defensa y Justicia. Entonces su tranquilidad fue abortada cuando tres desconocidos irrumpieron en el lugar, destrozando la puerta de madera a patadas. 

A partir de allí, la mecánica de los salvajes fue la misma que en los otros episodios: lo empujaron de una silla para hacerlo caer, y en el suelo lo molieron a golpes y le pidieron dinero, además de decirle en todo momento que iban a matarlo. El ilícito duró diez minutos que para la víctima pareció una hora y sus protagonistas se alzaron con 8 mil pesos y una escopeta doble caño calibre 16.  

El damnificado, cuyo rostro quedó desfigurado por las patadas, con varios hematomas, confesó que se trató del sexto robo por el que pasa pero que no piensa mudarse, como le recomendaron algunos de sus familiares. ¿El motivo? Reside allí desde hace 51 años, y la casa la construyó con su padre, teniendo la misma un “valor sentimental”. Sí, dijo, va a reforzar la seguridad, tanto de la puerta como del resto de la propiedad, poniendo una reja que la cubra por completo. 

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