Gran revuelo produjo en la Ciudad la llegada de dos locomotoras adquiridas por la Municipalidad en Montevideo con destino al tramway que se construiría en dirección a Abasto. Todo esto lo describían muy bien los diarios de la época el 21 de octubre de 1901. Las dos máquinas ferroviarias fueron descargadas sobre calle 7 entre 48 y 49 y así comenzó la tarea de los mecánicos, ingenieros y peones de la Comuna que iniciaron la conducción de los tremendos medios de transporte hasta 7 y 51, donde existió una vía que empalmaría con otra similar a la altura de la avenida 25. Muy ardua iba a resultar la tarea ya que las viejas máquinas venían desarmadas a la mitad y tenían algo más de ocho metros de largo.
En el dificultoso traslado, adelante iban las “Clementinas” que era el nombre que se les puso a las locomotoras en aquella época -cuando se construyó el ferrocarril en la República Oriental del Uruguay- en honor a la esposa del dictador Máximo Santos. Millares de espectadores presenciaron las tareas, siempre había curiosos mirando que parecían que se turnaban, después de la una de la tarde lograron comenzar con la tarea titánica de mover estos impresionantes armatostes al ángulo norte de las calles 7 y 51.
La máquina fue montada sobre la vía penosamente por personal municipal y vecinos que ayudaron desinteresadamente, es que no era fácil trasladar esas moles que pesaban muchas toneladas. Dos horas después, para las tres de la tarde, recién se había logrado mover la primera apenas 20 metros y no sólo eso, se produjo un descarrilamiento.
Cuando se logró encarrilar la mole sobre la vía con gran esfuerzo, el operativo continuó hasta la calle 10 y nuevamente otro accidente obligó esta vez a frenar las tareas hasta el día siguiente. Recién el 23 de octubre quedó todo listo para que las máquinas del tren comenzaran a funcionar. Los platenses habían vivido y participado activamente de un acontecimiento que no pasó desapercibido en ningún rincón de la Ciudad, hoy inimaginable.
Muchos preguntaban sobre el costo de las dos locomotoras, otros pensaban que estaban más para un museo que para un servicio de transporte. Sin embargo, el ferrocarril cumplió bien su labor: partían cuatro trenes de ida y otros tantos de vuelta desde la avenida 51 entre 17 y 18, pasando por la Plaza de Armas, La Loma, Los Hornos, Las Quintas, La Granja, Las Chacras, Melchor Romero, 19 de Noviembre finalizando el recorrido en Abasto.
LA LLEGADA DEL AUTO RIEL
En enero de 1930 había intención de poner nuevamente el Ferrocarril La Plata en funcionamiento luego de algunos años de inactividad; la ordenanza fue sancionada por el Concejo Deliberante a iniciativa del concejal Dr. Alegre, y por la cual se procuraba dar una solución a las tantas gestiones realizadas por los vecinos para que se establezca un servicio de pasajeros y cargas entre La Plata y Abasto. Se utilizarían las vías del antiguo ramal ferroviario que habían sido utilizadas por las «Clementinas». El autor del proyecto pensó en utilizar el novedoso servicio de auto riel para realizar buena parte del abastecimiento de los productos de primera necesidad para el vecindario, especialmente de la carne procedente de los mataderos de Abasto.
A fines de marzo de 1931, se comenzaron los trabajos del auto riel de La Plata a Abasto, esperando que estén terminados a la brevedad posible.
Finalmente, el 29 de junio de 1932 quedó abierto al uso público para los servicios de carga y pasajeros. Para las 11 hs. estaba fijado el acto y una gran concurrencia se hallaba congregada a la espera del Gobernador de la provincia Federico Martínez de Hoz quien llegó en compañía de su secretario, Sr. Cavello, el ministro de Obras Públicas, Dr. Edgardo J. Míguez, el Oficial Mayor Dr. Erriest, el intendente Municipal Dr. Jorge L. Hirschi, el director de Obras Públicas de la Municipalidad Ing. Negri, el presidente de la Cámara de Diputados de la provincia Dr. Luis María Berro, el presidente del directorio del auto riel Sr. Oreste Santospago y demás autoridades.
El salón que sirve de punto terminal a los coches se hallaba adornado con banderas argentinas, después de entonar la canción patria y los discursos de rigor se sirvió un lunch y después se hizo el viaje inaugural. El anhelado servicio llegaría hasta Abasto, aprovechando las antiguas vías, reparadas y puestas en valor.