Las decisiones tributarias que fue adoptando el gobierno de Alberto Fernández muestran, de manera insoslayable, que se tiende a la progresividad recaudatoria. Situación que se volvió evidente con los recientes cambios del impuesto a las ganancias, para personas físicas y jurídicas, donde, dentro de los primeros, más de 1,2 millones de argentinos dejaron de pagar el tributo.
Es por esto que llamaron la atención los cambios anunciados que provocaban un ajuste retroactivo a enero de las cuotas de los monotributos.
Algunas aclaraciones:
La cuota mensual del monotributo se debe actualizar en enero de cada año, según la evolución del Índice de Movilidad Previsional del año anterior. También se deben actualizar los umbrales de facturación anual para cada categoría, incluyendo el tope máximo.
Sin embargo, este año no se realizaron las actualizaciones ya que la Ley de Movilidad Previsional impedía esa actualización. En cambio, se elaboró un proyecto de ley que estableció que la actualización a partir de enero del 2021 se realizará por un nuevo índice.
Como los contribuyentes están obligados a recategorizarse en enero de cada año, los que cumplieron con esta obligación lo hicieron con los parámetros del 2020, que hoy ya no rigen.
La AFIP y acá el problema, recategorizó de oficio con los nuevos umbrales y calculó la deuda con las nuevas cuotas vigentes, todo retroactivo al 1 de enero, generando en una parte importante de contribuyentes, una deuda muy considerable. Básicamente lo sucedido se dio por una descoordinación entre el tiempo de sanción de la ley y la reglamentación.
Ante esto el gobierno anunció una serie de modificaciones que se analizan a continuación.
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