Las aguas curativas de un enigmático arroyo en Ensenada

La rica historia del arroyo "Las Virtudes", hoy "Las Cañas", un lugar buscado por gente de toda la Argentina para el tratamiento de enfermedades

Campos de Ensenada 1913 (foto colección de Roberto Abrodos)

Me encontré con una curiosa nota muy descriptiva del siglo XVIII, que la dio a conocer Manuel R. Trelles que fue un historiador, archivista y bibliotecario argentino nacido en 1821, organizador de la Biblioteca Nacional y fundador del Archivo General de la Nación, ubicado en Buenos Aires.

El trabajo proviene de los informes regulares del Instituto Geográfico Militar y muestra las inmediaciones de la estación Punta Lara tal como era allá por el 1910, un lugar despoblado y sin ninguna urbanización, se destaca en este plano una leyenda que dice “Puesto Las Virtudes”, la pregunta era el por qué de esta denominación, ¿sería caprichosa o tendría que ver con alguna razón histórica o lugareña?

Lo cierto es que se tenían noticias en aquella Buenos Aires de fines del siglo XVIII que en las proximidades de la Ensenada de Barragán, en la estancia de la Punta Lara y en las inmediaciones del Rio de la Plata existía un arroyo cuyas aguas tenían propiedades curativas y por esa razón se lo conocía con el nombre de “Las Virtudes”, se señalaba que su coloración provenía de las plantas medicinales que bordeaban sus márgenes y cuyas raíces se entrelazaban en el lecho. El cronista citaba un arbusto, la “zarzaparrilla” cuyas lianas trepándose por los árboles de las inmediaciones en ciertas partes formaba algo así como un techo sobre el arroyo.

Se le atribuían a sus aguas propiedades medicinales especialmente para las afecciones reumáticas, téngase en cuenta que por aquellos días no existía ninguna medicación para ninguna dolencia. Indagando podemos saber que hoy no existe en la costa de Punta Lara ningún arroyo con ese nombre pero se podría inferir que se trata del actual arroyo Las Cañas.

Antiguamente quien viajase de la Ensenada hacia el Norte, es decir, en dirección a Buenos Aires después de pasar el arroyo Doña Flora, donde terminaba el ejido de aquella población, se encontraban con el arroyo Zanjón al que algunos documentos antiguos señalan como Zanjón Alto del Sauce (mensura de Fernández Pie de Palo). Luego hasta el arroyo Las Virtudes no se encontraba otro curso de agua. Los dos que hoy existen, entre los ya nombrados se deben a la mano del hombre. El canal “de la Guardia”, antes conocido como canal de Villa Elisa fue construido por don Luis Castells como colector de un sistema de drenaje de su campo San Luis.

En cuanto al canal “Miguelín” lo construyeron los señores Griffero, también para desagotar su campo, Las Virtudes es el actual Las Cañas, y de él tomó su nombre el puesto que aparece en la carta del Instituto Geográfico Militar.

Transporte de época, en el que se llegaba hasta el arroyo «Las Virtudes»

Generalmente los que llegaban hasta estos lugares en busca de salud, viajaban hasta la Ensenada y luego desandando camino se proseguía hasta “Las Virtudes”, la travesía que duraba un día la padecían más que nadie las damas. La salida de Buenos Aires se hacía por la “calle larga” hoy Montes de Oca, hasta el Puente de Galves mediante el cual se cruzaba el Riachuelo, previo pago del correspondiente peaje al pontonero, luego se seguía por el “camino real que es la actual avenida Mitre y se pasaba por el Puente de la Crucecita”, después se dejaba a un costado la cantera de los Padres Palermos (frente a lo que es hoy Wilde); pasando luego por el campo de la “chanchería del inglés” (que era una estancia de don Wilfred C. Latham) llegándose al lugar donde antes se había establecido la reducción de los indómitos indios Quilmes, traídos desde Salta.

Desde este punto los parajes a recorrer eran mucho más agrestes, el camino, más bien una huella se desarrollaba siguiendo las sinuosidades de la pequeña barranca que separa las tierras altas de los bañados contiguos al Rio de la Plata, el recorrido a seguir era aproximadamente el que nos muestra la actual vía ferroviaria a Buenos Aires (vía Quilmes), no existían entonces los montes de Pereyra, que fueron plantados bajo la dirección del agrimensor y agrónomo Adolfo Sourdeaux, convocado para la tarea por don Leonardo Pereyra.

La plaza La Merced, una postal de los años en que mucha gente venía a la vecina ciudad a curarse en el arroyo «Las Virtudes»

Desde las inmediaciones de la actual estación Gonnet se cruzaba hasta un vado existente en el arroyo del Gato, en las inmediaciones de las actuales 9 y 514, en este sitio se construyó hacia el año 1870 un puente de madera que existió hasta la época de la fundación de La Plata en 1882, de allí la huella seguía en dirección a la “calera de Garrido” (hoy calles 532 y 120) donde se bajaba de las tierras altas al bañado por una pendiente que hoy se puede apreciar, desde aquí se tomaba hasta la Ensenada por el “Camino Blanco” (actual Rivadavia) como yo lo conocía cuando era niño, el nombre lo recibió por la coloración que le daba la capa de conchilla de que estaba recubierto, generalmente los pasajeros pasaban la noche en la Ensenada para proseguir viaje al día siguiente, costeando el río en la forma del actual camino Almirante Brown hasta llegar al arroyo “Las Virtudes”, tras superar el arroyo Zanjón que entonces tenía muy poco recorrido.

Todo esto demuestra la vocación de balneario que desde aquellos tiempos tenía la zona, que luego sería un lugar de reposo muy cerca de la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.

Qué curioso el tiempo,  en esa zona muchos años antes se produjo la Segunda Invasión Inglesa de 1807, el almirante Murray desembarcó a los británicos en la Ensenada. La vanguardia británica al mando del general Gower, compuesta de las brigadas Craufurd y Lumley, avanzó sin ser atacada hasta Quilmes, mientras el resto de la fuerza la seguía de lejos.

El 1° de julio se puso en marcha el ejército español de Buenos Aires para proteger el paso del Riachuelo con 6.860 hombres y 53 cañones. 

LA PLATA MÁGICA

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