Siete reclamos para arreglar una luminaria. Dos o tres cortes de luz diarios que han obligado a comerciantes a tirar mercadería. Basura acumulada y calles rotas. Inseguridad por las noches y la droga que circula por sus calles.
Remises y taxis que no entran de noche, y patrulleros ausentes. Un barrio periférico y con total ausencia del Estado municipal. Ese es Santa Ana, que corre por el eje de la calle 155 desde 520 hasta 526 de Melchor Romero, en el oeste del Gran La Plata, linda con los barrios Malvinas y Don Fabián, y la empresa de micros que lo une con el casco urbano de la Ciudad es la línea Oeste.
Quintas y tambos precedieron a los loteos que se hicieron en esta zona hacia los años setenta, generando dos barrios contiguos el Santa Ana, que nos ocupa, y el Don Fabián (Cooperativa 22 de abril: de redes e identidades, Claudia Tello, 2014).
Caminar por las calles del barrio Santa Ana es una muestra del abandono estatal pero también del trabajo colectivo entre vecinos, que como pueden arreglan las calles y hacen zanjeos. Así lo manifestaron quienes dialogaron con 90lineas.com que realizó un amplio relevamiento de la zona.
Sobre 155 entre 521 y 522, Carlos Ferreira tiene su kiosco, pequeño pero muy completo. Posee dos heladeras, que teme puedan romperse por los reiterados cortes de luz en su cuadra. Carlos lleva un conteo de todos los cortes diarios, con la hora impresa, para mostrar como evidencia a la empresa; aunque quizás de poco sirva. Es una de las primeras problemáticas que le comentó a este cronista. Pero no la única.
También se refiurió a la seguridad policial. Al estar dentro de la jurisdicción policial del Destacamento La Unión, ubicado en 137 entre 523 y 524, los vecinos tienen que ir hasta allí para realizar cualquier denuncia. Otro de los problemas es que no se suelen ver muchos patrulleros por el barrio.
Siguiendo el recorrido por 155 hasta 523, hay un altar al Gauchito Gil y una cuadra más adelante uno de Brian Murillo, un joven que murió atropellado en la esquina de 7 y 49, en 2016. Allí, sus familiares y amigos le demostraron su amor eterno.
Otro de los vecinos, Armando Desandro, jubilado y habitante de Santa Ana hace siete años, manifestó que los mayores problemas del barrio son la falta de iluminación y la recolección de basura. “Acá no viene nadie”, denunció el vecino, que señaló que los taxis y remises no entran cuando comienza a oscurecer.
En el barrio no hay conexión de agua potable, los vecinos “pinchan” el caño maestro para tenerla; no hay gas natural y no tampoco servicio telefónico, todo eso a muy pocos kilómetros del centro de La Plata. La mayoría de sus vecinos posee conexiones irregulares de energía eléctrica, lo que hace un servicio ineficiente.
En cuanto al servicio de TV por cable, no llegan a Santa Ana ni Cablevisión, ni Telecentro, sólo DirecTV y Andina.
Otra de las vecinas, Antonia Peña, que vive allí hace 23 años, manifestó que la zona cambió mucho desde entonces. Con relación a la inseguridad, manifestó que «ahora está más tranquilo pero hace un año era todo muy complicado.»
Aunque el Estado municipal esté ausente, así como las empresas de servicios, los vecinos se organizaron y entre todos arreglaron las calles e hicieron el zanjeo. Para hacer algunas cuadras sobre la calle 527, compraron tierra y la mejoraron.
UNA ZONA DE GRAN CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO
Según un informe del RENABAP en el 2018, en la delegación de Melchor Romero se registraron 22 barrios populares, de los cuales 21 han sido calificados como asentamientos y uno como villa de emergencia (“Las Margaritas”).
“Si bien Santa Ana no fue considerado un barrio popular, podría llegar a estar en el registro ya que tiene todos los elemento para serlo”, manifestó en diálogo con 90lineas.com Julieta Calabrese Tello, arquitecta egresada de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y militante del Frente Político y Social Carlos Cajade.
“Es un barrio popular, que tiene las mismas condiciones que muchos otros que están dentro del RENABAP; el Municipio no se hace cargo de absolutamente nada”, destacó Calabrese Tello
“Por la calle 32, recién hubo servicio de agua potable en el año 2015, antes no había, pero la instalación quedó ahí. No hicieron el trabajo para la instalación domiciliaria y el que quiere se conecta, es totalmente anárquico en ese sentido”, ejemplificó la egresada de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo Social (UNLP).
“La cooperativa 22 de abril (156 entre 531 y 32) y el ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos de la Nación firmaron un convenio, a fines del 2014, que se llamó “Mejor vivir” para hacer 176 mejoras habitacionales en la zona oeste de La Plata, donde se encuentra el barrio Santa Ana”, señaló la arquitecta.
El proyecto empezó en septiembre del 2015 pero con el cambió de la gestión en el gobierno nacional, quedó inconcluso. Se terminaron 12 viviendas, quedaron 15 sin terminar y 164 sin construir.
Por su parte, Mónica González, una vecina de Santa Ana que vive en el barrio hace veinte años, señaló que en ese tiempo “mejoraron bastante las calles y el alumbrado, y hubo un gran acompañamiento del Centro Cultural Zona Oeste”.
“En tiempos de la inundación del 2013, yo estaba embarazada del más chico de mis hijos y no me podía mover; ellos se acercaron y me ayudaron bastante”, señaló.
A raíz de la pandemia de COVID-19, el Municipio, la Universidad Nacional de La Plata y la Región Sanitaria XI salieron a testear por los diferentes barrios, y Mónica González, como promotora de salud, fue parte de los operativos, que se realizaban en conjunto con el Centro Cultural Zona Oeste.
En 1997 se constituye el Centro Cultural Comunitario Zona Oeste que recién en 2001 logra, a partir de la toma de posesión de dos lotes, tener una sede social. Está ubicado en 156 entre 32 y 531
Con respecto a las problemáticas que padecen en la zona, González manifestó que “el principal reclamo es la inseguridad y la falta de trabajo”, y agregó que «no se ven patrulleros, incluso tiempo atrás había muchas guerras entre “bandas” del barrio y tampoco se veía a la policía con una patrullaje constante”.
“Ahora se calmó bastante el enfrentamiento entre bandas”, agregó la vecina, quien denuncia, como varios de sus pares que circula bastante droga en el barrio.
Sobre la recolección de residuos, al igual que el vecino Armando Desandro, González indicó que “en una cuadra, el recolector por ahí levanta en una o dos casas y el resto no, y luego se amontona basura en las esquinas, donde se juntan ratas, los perros rompen todo y se genera un foco de contaminación en un lugar por el que transitan chicos”.
“El municipio y la Delegación Municipal de Melchor Romero no están presentes. A ésta última, varios vecinos le han ido a pedir ayuda o que se hagan zanjeos, y no hay ninguna solución”.
Tanto Desandro como González, destacaron el trabajo colectivo por parte de los vecinos para intentar solucionar algunas deficiencias, que son muchas y son urgentes. Mientras tanto, el municipio está ausente, no se ve presencia del Estado municipal en el barrio. Ni del Estado ni de ninguna fuerza política. Como dijo Desandro, “acá no viene nadie”. Como si no existieran, pero sí existen y reclaman atención.