El 4 de abril de 1889 Diego Pantaleón Arana retiró del puerto los moldes enviados desde Granada por Dardo Rocha para que pudiera concretar su patio nazarí soñado. Hoy, este tesoro arquitectónico escondido dentro de una casona de nuestra ciudad sobrevive al paso del tiempo en ruinas, mientras sus propietarios, los funcionarios, el mercado y los defensores del patrimonio no saben cuál será su destino.
El patio, una joya de la arquitectura islámica, una de las pocas de este tipo fuera de España, se halla en el interior de una casa fundacional, en la calle 49 entre 2 y 3 Nº 470, cuyos dueños son descendientes de Arana. No fue construido junto a la casona, sino posteriormente. A pesar de ser mucho más modesto del que fue su referente, el Patio de los Leones de la Alhambra, el de nuestra ciudad sorprende por su exótica belleza a quien lo descubre tras la puerta que oculta la decadencia desde hace más de diez años. El Patio de los Leones es uno de los mejores exponentes del estilo arquitectónico de la dinastía nazarí, la última casta musulmana del antiguo reino de Granada.
La historia de la construcción del patio de la Casa Arana remite al Dr. Dardo Rocha, un amante del arte que el 20 de abril de 1887, el por entonces Senador nacional Rocha, fundador de la ciudad de La Plata en 1882, inició con su esposa Doña Paula Arana y familia un prolongado viaje con destino a Europa y Oriente Medio, recorriendo en el término de dos años España, Francia, Inglaterra, Italia, Alemania, Dinamarca, Holanda, Suiza, Grecia, Egipto y al llegar a Granada quedó impactado frente a la Alhambra.
Antes de viajar, su tío y suegro, Diego Pantaleón Arana, le expresó admiración por esa ciudad española, lo que lo llevó a adquirir en Granada los moldes para que su pariente pudiera reproducir en su vivienda particular el Patio de los Leones.
Durante el viaje compró valiosas piezas destinadas tanto a su hogar como a instituciones públicas; entre otras, dos momias egipcias y la copia de una estatua yaciente de Guidarello Guidarelli, ambas cedidas al hoy Museo de Ciencias Naturales de La Plata.
Además de enviar los calcos en barco, trajo un registro fotográfico de la obra. En 1889 comenzó el montaje bajo la dirección del artista español Ángel Pérez Muñoz, que finalizó en 1891. Se dice que, para que nadie pudiera copiarlo, los moldes originales fueron destruidos.
La casona posee un estilo típico de la arquitectura de esa época, representado por un patio central, en torno a éste se distribuyen las habitaciones: dormitorios, comedor, cocina y baño principal. Pero sin duda su corazón, el tesoro, es el patio nazarí, fugas en perspectiva, delgadas columnitas con ornamento curioso, arcos mocárabes, cúpulas recubiertas con bellísimo efecto, estucos decorados, donde la exuberancia de la decoración se suma a la inventiva. Estos sirvieron como modelo inspirador para la concreción del patio, convirtiendo a la residencia en un modelo único en nuestro país
La casa Arana está declarada bien patrimonial del casco fundacional por el municipio y bien de interés histórico y arquitectónico incorporado al patrimonio cultural de la provincia, por ser una de las únicas obras hispano-musulmanas en América Latina.
Sin embargo, y a pesar de su indiscutible valor patrimonial, la casona está deshabitada desde 2007, cuando se marchó la última habitante.