Una de las publicaciones más prestigiosas del mundo en materia de difusión y educación científica, la National Geographic, acaba de publicar un artículo titulado «Una invasión de 400 capibaras se apodera de Nordelta, uno de los barrios más ricos de Argentina«, donde realiza una encendida defensa de los roedores y afirma que «el territorio les pertenece naturalmente», al tiempo que caracteriza al barrio-ciudad privado como producto del «desarrollo urbano irresponsable«.
«Los vecinos de Nordelta en Argentina enfrentan una invasión de capibaras que vuelven al territorio que les pertenece desde hace miles de años», define la National Geographic, para explicar a sus lectores de todo el mundo que esa localidad urbana fue construida «sobre un humedal antiguo».
«Es uno de los barrios al norte de Buenos Aires, en Argentina, y se caracteriza por ser el hogar de las familias más acaudaladas de la capital. Hoy (convertida en) una ciudad-pueblo, las casas pueden estar tasadas hasta en 6 millones de dólares. Ni siquiera los mejores agentes de bienes raíces han logrado contener la invasión de capibaras», remarca.
Habla de «un cambio forzado de panorama», para detallar -no sin cierto tono irónico- que los animales «espantan a los perros, amedrentan a los gatos de raza, se comen el pasto y las flores importadas de los jardines kilométricos de los vecinos. Incluso han ocasionado accidentes de tráfico de coches alemanes. Muy pronto, la invasión de capibaras en Nordelta se volvió tendencia en todo el país: los usuarios de Twitter se cuestionan quién invadió a quién«.
Luego recuerda que «Nordelta fue construida en uno de los humedales del río Paraná, uno de los más septentrionales de Argentina. Después del Amazonas, es el caudal más importante de América Latina. Como tal, es hogar de una amplia diversidad de animales de ecosistemas húmedos, que subsisten de los recursos disponibles desde hace millones de años».
«En el año 2000, sin embargo, el megaproyecto de construcción de este barrio de clase alta vino a cambiar el panorama. Campos de fútbol y golf, centros educativos exclusivos y al menos 31 barrios nuevos se han construido a lo largo de 21 años, en los 16 kilómetros cuadrados que comprende Nordelta».
Sólo los propietarios están contra ellos
«La especie pertenece a una familia de roedores latinoamericanos que, además de ser apacibles, se distinguen por ser particularmente amigables con otros animales. A pesar de ello, son muy territoriales: cuando ellos -o sus camaradas- se sienten amenazados, no dudan en dejar bien claro a quién le pertenece la tierra«, explica la reconocida publicación.
«En Argentina se les conoce como ‘carpinchos’. Parece ser que sólo los propietarios de las fincas en el Nordelta están en contra de ellos. Los llaman peste, plaga, mientras que organizaciones de la sociedad civil favorecen el derecho de estos animales de ocupar el territorio, que les pertenece naturalmente desde hace milenios», asegura.
La National Geographic dice que «hoy en día hay un 17% más de capibaras que en 2020. Este aumento ha alarmado a los 40 mil pobladores del Nordelta que, preocupados por el bienestar de sus jardines y pedazos de lago, temen cubrir gastos de manutención todavía más altos. Mientras tanto, los roedores más grandes del mundo se meten a las albercas privadas y pastan tranquilamente en las hectáreas más costosas de Argentina».
La propiedad de la tierra
Ni siquiera los arsenales de jardineros, mozos y mucamas que atienden las fincas en el Nordelta tienen posesión de las tierras que trabajan. Los animales endémicos del antiguo humedal tampoco, pero parece ser que la invasión de capibaras está a punto de cambiar el panorama una vez más», sostiene.
Compara después: «A diferencia de lo que pasó a principios del milenio, cuando las obras de construcción del barrio comenzaron, la viralización de fotografías y videos en redes sociales ha generado mucho más ruido en todo el mundo. La tendencia en Twitter persiste como una de las primeras en Argentina, y se ha posicionado entre las primeras 10 en toda América Latina».
En respuesta, diversas organizaciones de la sociedad civil se han pronunciado en contra de las acciones que se piensan tomar contra los capibaras del río Paraná. Al respecto, Greenpeace enfatizó lo siguiente en un comunicado:
«El carpincho es una especie autóctona del Delta del Paraná y la proliferación de proyectos urbanísticos ha provocado la reducción de su hábitat, por lo que es lógico que este tipo de acontecimientos ocurran».
«Antes desplazados por el desarrollo urbanístico exclusivo e irresponsable, los capibaras están retomando el territorio que perdieron hace más de dos décadas«, defiende la National Geographic. «Aunque los vecinos enardecidos del Nordelta intenten erradicarlos, tienen la presión de la mirada del mundo sobre la espalda. Algunos lo han llamado, incluso, un claro ejemplo de lucha de clases», comenta.
«Un espíritu recorre el Nordelta en Argentina. Finalmente, queda claro que quienes invaden el territorio no son las especies que habitan los humedales. Por el contrario, la responsabilidad recae en el desarrollo urbano irresponsable en un entorno natural ajeno a nuestra especie«, concluye.