El primer precandidato a diputado nacional por el Frente de Todos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Leandro Santoro, fue entrevistado en un programa del canal A24, donde calificó como “increíble” que se hable con tanta liviandad de bajar los impuestos sin poner sobre la mesa el tema del endeudamiento externo.
“Si un gobierno se endeuda irresponsablemente en dólares, para pagar esos dólares necesitaremos muchos pesos. Pero si disminuyéramos la presión sobre el gasto público para pagar deuda externa, entonces sí podríamos instrumentar una política de reducción impositiva”, apuntó el politólogo de 45 años, quien acaba de ser públicamente agredido por el ex cómico Alfredo Casero, situación ante la cual Santoro simplemente respondió con una fina ironía.
“Por este programa pasan muchos candidatos y casi todos coinciden en que el país tiene altísimos impuestos, y que eso es básicamente una bota en la cabeza del crecimiento económico. ¿Qué opinás al respecto?”, le preguntó uno de los periodistas.
Santoro respondió: “(Opino) que una de las formas de disminuir la presión impositiva es que disminuyamos la presión sobre el gasto público para pagar deuda externa”.
“Porque si vos tenés que pagar mucha deuda externa, tenés que comprar muchos dólares, y para ello necesitás muchísimos pesos”, completó, en lo que parecería el capítulo uno de un manual de introducción a la economía básica. Sin embargo, abundan los políticos y periodistas que centran en la carga impositiva todos los males de este mundo pero jamás explican cómo la reducirían y, en ese caso, cómo seguirían manteniendo la inversión en educación, salud, seguridad y demás obligaciones del Estado.
Si tomás irresponsablemente 100 mil millones de deuda externa, o sea en dólares, para comprar los dólares que vas a necesitar para pagarla tenés que tener muchísimos pesos. Entonces después no podés hacer planteos infantiles diciendo “bajemos los impuestos que no pasa nada”
El precandidato a diputado nacional por el FdT de la capital federal continuó: “Uno escucha que se habla mucho de (bajar) los impuestos y el gasto público escindiendo eso de otro problema, que es el problema de la deuda externa, el endeudamiento externo irresponsable”.
En ese contexto, puntualizó que “se podría avanzar hacia una reducción impositiva si tuviéramos en cuenta esto, ¿no es cierto? Es una increíble falta de respeto a la sociedad simplificar los temas económicos separándolos todos”, subrayó, para indicar que “vos tenés que tener una visión de país, pero si vos tomaste 100 mil millones de dólares de deuda externa y arreglaste devolverlos en cinco años, y bueno… después no podés hacer planteos infantiles diciendo ‘bajemos los impuestos que total no pasa nada’”.
Siguió. “Porque para comprar los dólares (necesarios para pagar la deuda externa) el Banco Central necesita pesos. Siempre queda bien en campaña decir que hay que bajar los impuestos. ¿Pero ojo eh? -advirtió-. Porque hay sectores que cuando tocan los impuestos se los bajan a quienes tienen mayor capacidad contributiva y se los suben a los que tienen menor capacidad contributiva, que es lo que pasó en el gobierno de Mauricio Macri”, recordó.
LA NECESIDAD DE TENER TODO “ECUALIZADO”
Otro planteo que se hizo en el programa tuvo que ver con la reconversión de los planes sociales en puestos de trabajo registrados y la posible reforma laboral que ello traería aparejado.
“Los candidatos de distinto color político, incluso algunos del Frente de Todos, hablan de reconvertir los planes y admiten que para ello serían necesarios algunos retoques laborales o reformas laborales, ¿Cómo hacés una reforma laboral sin caer en una flexibilización laboral?”, le preguntaron a Santoro.
“Primero hay que tener presente que para tocar las leyes laborales necesitamos que la economía se recupere -enfatizó-. Porque si hacés una reforma de esa naturaleza en un contexto de caída o en uno donde recién empezás a recuperarte, lo más probable es que generes un mayor derrumbe social”, resaltó.
De hecho, la aplicación de planes neoliberales en economías no desarrolladas sólo puede generar más deterioro y desigualdad social. El Chile de Pinochet, la Argentina de la dictadura, de los 90 o del macrismo, son apenas unos pocos y lamentables ejemplos.
Nunca se puede plantear una modificación en ningún punto sensible de la economía (sistema tributario, leyes laborales, sistema de gasto público) si no tenés todo armonizado. Porque el gran problema que tenemos, recurrentemente, es que al faltar los dólares necesarios para ampliar nuestra capacidad productiva en algún momento el crecimiento se interrumpe
El mismísimo Carlos Pellegrini, a fines del siglo XIX, decía: “El libre cambio es la última aspiración de la industria que sólo puede hallar en ella su pleno desarrollo, como la planta busca el aire libre para adquirir elevada talla y frondosa copa. Pero de que la planta necesita el aire libre para alcanzar su mayor crecimiento no se deduce que no debamos abrigarla al nacer (proteccionismo estatal a la industria nacional que empieza a desarrollarse), porque lo que es un elemento de vida para el árbol crecido, puede ser elemento de muerte para la planta que nace: si el libre cambio desarrolla la industria que ha adquirido cierto vigor (…), el libre cambio mata la industria naciente” (Carlos Pellegrini, diario de sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación, 14 de septiembre de 1875).
Más claro, imposible. Pero parece ser que no para los liberales argentinos de medio pelo.
Volviendo al debate actual -tan necesitado de explicaciones básicas como las de Santoro o las del ministro de Economía, Martín Guzmán, sobre la diferencia entre deuda externa y deuda total pese a que pasaron 146 años-, el precandidato a diputado nacional contó que “hay muchas formas de ayudar a las pymes, al sector privado, para que tomen mano de obra”.
Si el libre cambio desarrolla la industria que ha adquirido cierto vigor (…), el libre cambio mata la industria naciente (Carlos Pellegrini, 1875)
“El primero es generar demanda; el segundo es encontrar una forma de empalme entre los planes sociales y los trabajos formales en blanco, y el tercero es trabajar para que la economía argentina genere capacidad de exportación -enumeró-. Porque el gran problema que nosotros tenemos, recurrentemente, es que al faltar los dólares necesarios para ampliar la capacidad productiva de la Argentina, en algún momento el crecimiento se interrumpe. Entonces, no se puede plantear nunca una modificación en ninguno de los puntos sensibles de la economía, como el sistema tributario, las leyes laborales, el sistema de gasto público, si no tenés todo ecualizado. De lo contrario caés en un error, porque decís ‘bueno le reduzco impuestos a este sector’, pero si no lo pensaste armónicamente por ahí generaste un problema más importante del que pretendías resolver”.
CASERO DERRAPÓ POR COMPLETO
El ex cómico Alfredo Casero, devenido de un largo tiempo a esta parte en un ultraderechista furioso y agresivo, mostró en su cuenta de Twitter un afiche con el rostro de Leandro Santoro con un pito dibujado a la altura de la boca, diciendo que ‘eso no se hace’, al tiempo que calificaba el acto como una suerte de atentado a la libertad.
Luego, muchos tuiteros se encargaron de difundir imágenes donde se puede ver que fue el propio Casero quien dibujó el miembro masculino sobre el afiche.
Santoro posteó el tuit del ex cómico y simplemente escribió: “Sos mejor artista plástico que humorista”, seguido de dos emojis con risas. Lo que se suele decir: lo dejó en ridículo.