Al cumplirse 25 años del paso a la inmortalidad de Gilda, ayer se llevó a cabo un homenaje en el Teatro «René Favaloro» de La Plata, ubicado en la calle 67 entre 116 y 117. La entrada fue un alimento no perecedero para ayudar a niños y niñas vulnerables.
Estuvieron sobre el escenario recordando a la enorme cantante popular Nicolás «Nico» Favio, también cantante y músico e hijo de Leonardo Favio y Zulema Carolina Leyton; Toti Giménez, tecladista de la banda que acompañó a Gilda de principio a fin, y «la Tota» Santillán, el popular conductor de programas de TV y espectáculos de la conocida como movida tropical, entre otros.
Un 7 de septiembre pero de 1996, la mujer que a los 30 años cambió una vida hecha -al menos para los mandatos sociales- a causa de su pasión por la música, murió en un accidente junto a su hija, su madre y tres músicos en el kilómetro 129 de la ruta nacional 12, camino a Chajarí, Entre Ríos, cuando un camión realizó una maniobra homicida y embistió de frente al micro en el que se trasladaban.
A la vera de la ruta, los fans de la cantautora montaron un santuario popular.
Casada, con dos hijos, maestra jardinera, Miriam Alejandra Bianchi decidió no reprimir más su natural vocación musical y se lanzó a una carrera que al comienzo le costó la desaprobación de su madre, el enfado de su hija y, más tarde, el matrimonio. Pero Gilda supo rehacer la relación con su mamá y fue ella una madre ejemplar que entabló un lazo indestructible con sus hijos Mariel y Fabrizio.
Una mujer con mayúsculas, precursora del feminismo en la Argentina a través de su ejemplo de vida.
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