Los cinco artesanos que le dieron lujo a la Catedral

Leo Moroder, Bruno Blasón y los hermanos Augusto, Vigil y Leo Mahlknecht. Cuatro tiroleses y un triestino, autores de las hermosas obras y del piso que engalanan el templo gótico platense

La Catedral en plena construcción (Foto: colección Roberto Abrodos)

Organizado por la Fundación Doctor José María Mainetti para el Progreso de la Medicina, se efectuaba el 8 de diciembre de 1978 en el salón Dorado del Jockey Club de la Provincia un acto de homenaje a cinco artistas que intervinieron en la ejecución de obras durante la construcción de la Catedral platense y que aún se encontraban con vida: Leo Moroder, escultor quien realizó las estatuas de la Virgen y del Cristo, los hermanos Augusto, Vigil, y Leo Mahlknecht, quienes ejecutaron la sillería de los canónigos y los confesionarios; y Bruno Blasón, que realizó el piso del espléndido templo.

El acto contó con la presencia de los citados artistas y consistió en una exposición que estuvo a cargo de Nelly de Pascual y en la proyección del audiovisual “Historia de una catedral” realizado por el Ing. Carlos Freddes.

Los artistas, cuatro tiroleses y un triestino, autores de las hermosas obras artesanales que engalanan la catedral gótica platense recibieron el cálido homenaje.

Los homenajeados, en un relato nostálgico, imbuidos de añoranzas y recuerdos gratos, comentaron durante el homenaje los aspectos más importantes de su formación artesanal al borde de los Alpes, y las características de las obras realizadas en la Catedral.

El deslumbrante piso que no encuentra similitudes en las catedrales del mundo, por su brillo de su perfección, fue logrado bajo la inspiración de Bruno Blasón, que realizó un trabajo acorde con los méritos que acreditaba y que le valieron su elección. Blasón, hijo de una familia de artesanos, nació en Aurisina, al norte de Italia, y en contra de la tradición familiar dejó la escultura para ir a trabajar desde muy joven a un astillero naval de Trieste.

Realizó un curso de tallado en piedra, convirtiéndose en pica pedrero y con motivo de la guerra mundial decidió trasladarse a nuestro país. Al tiempo, y con motivo de la construcción de la Catedral, Bruno Blasón, fue contratado por la empresa León Valli y luego por la Dirección de Arquitectura para realizar los trabajos de colocación y pulido del piso. Fue el autor también de la talla de piedra de alguno de los capiteles de las columnas y fue quien ideó la colocación de los cuatro sarcófagos que existen en el subsuelo.

Realizó las bases de piedra de las estatuas de San José y San Ponciano pero su obra mayor fue la colocación del piso. Al respecto, se indicó que: “Está construido íntegramente en granito rosado, extraídos de las canteras de Sierra Chica. El ferrocarril provincial traía los bloques que eran depositados en el obrador de la Catedral y comenzamos a cortarlo en 1940, haciendo bloques de 50 x 50 cm. y lajas que comenzaron a ser colocados con las que se realizó el zócalo interno con piedra arenisca de Mar del Plata. Hasta 1942 estuvimos cortando los bloques y depositándolos, y la colocación se inició en 1942, finalizándose solamente la nave central que fue inaugurada el 11 de noviembre de 1942. El resto se terminó en 1946. Estuvimos muy exigidos por el tiempo y llegué a tener 52 obreros que trabajaban cerca de 16 horas por día».

Recuerda Blasón de esta etapa de la construcción, que «al gobernador Moreno lo tenía todo los días en el obrador, y me preguntaba insistentemente, cómo iba la construcción de la estrella que está en el centro de la catedral. Yo le decía que estaba adelantada pero él pensaba que no la íbamos a poder terminar para la inauguración. Un día llegó muy impaciente y me dijo que me daba 15 días para que la terminara. Yo tuve que abandonar otros trabajos y ponerme a trabajar día y noche en la estrella. Vino al décimo quinto día y la encontró terminada. Se quedó mirándola un rato largo, y después me dijo, ´ahora si me voy a poder dormir tranquilo´”.

EL CRUCIFIJO Y LA VIRGEN

Leo Moroder autor del crucifijo de Cristo, la Virgen de Nuestra Señora de los Dolores, San José y San Ponciano, indicó que “fue un orgullo para mí haber realizado este trabajo”.

De neta orientación católica, al igual que el resto de los artesanos, Leo Moroder nació en 1899 en Ortise, región de Tirol, en el seno de una familia de escultores. A los 25 años vino el país para seguir con su profesión de esculpir imágenes religiosas, y en 1955 Mons. Chimento le solicitó que realizara el crucifijo. El escultor indicó que “tardé dos meses en hacerlo”. Primero realicé una pequeña maqueta de la obra y luego comencé a construir los bloques de que se compone la obra final. Tiene 2,05 mts. y está realizado íntegramente en madera de roble.

 La Virgen la hice en 1965 a solicitud de Mons. Plaza, tiene la misma altura y fue hecha con el mismo procedimiento. También hice las tallas de San Ponciano y San José que miden 1,20 metros, y las 28 cabezas que representan Santos y Papas pero éstas con madera de tilo. Un tío de éste, José Moroder, tiene una talla de la Virgen Dolorosa en el Vaticano, lo que da la pauta de la orientación religiosa de la familia. Leo Moroder tiene una hija religiosa en Córdoba que también se dedica a la escultura.

Los hermanos Augusto, Leo y Vigil Mahlknecht, fueron quienes realizaron la sillería y canónigos de la Catedral con un estilo que hoy no permite saber cuál fue la parte que realizó cada uno, ya que cuando uno empezaba a realizar un tallado y se cansaba, continuaba otro de los dos hermanos, y así se iban sucediendo para terminar la obra. Al homenaje, Vigil no pudo concurrir por problemas de salud y Leo y Augusto se encargaron de reseñar sus orígenes y obras.

Augusto de pelo blanco y rostro simpático, indicó que “nosotros somos del mismo pueblo de Moroder. Fue fundado por un amigo de Francisco José de Austria, porque se necesitaba cultivar pino blanco, que se estaba extinguiendo. En mi pueblo había 300 o 400 escultores, que trabajaban para las iglesias y obispados de la zona. En 1924, Leo se vino al país con Moroder y en 1929 vinimos Vigil y yo”.

“Hicimos el proyecto diseño detallado de toda la sillería y el trono de obispo, todos los dibujos, esculturas y ornatados de estas obras. Teníamos 8 ornatistas y 8 carpinteros de arte, y tardamos un año para realizar todos los trabajos”. “Durante este tiempo, discutíamos amigablemente con el Arq. Carlos Mazza quien se oponía a que las obras fueran en estilo gótico, porque temía que no las termináramos en plazo. Nosotros nos empecinamos en hacerlas así, y con gran esfuerzo pudimos conciliar los plazos y el buen gusto”.

El inspirador y autor del afamado piso de la Catedral, Bruno Blasón mereció en su momento el elogio unánime de todos los que contemplaron el estupendo gris y perfección de las dos mil planchas de granito rosado. El paso del tiempo determinó que su destino no haya sido consecuente con su magna obra, y en aquel momento con casi 80 años de edad, debía seguir trabajando para vivir y lo hacía diariamente en un obrador de Gorina, con la dignidad y el brillante estilo que siempre lo caracterizaron.

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