Modista a domicilio: un Citroën, una Singer, una historia para contar

La vida de una platense de 32 años que -con una original idea- empezó con una máquina de coser y un 3CV; y ahora, no con poco esfuerzo, tiene un equipado taller de costura y proyecta llevar su empresa a Capital Federal

Modista a domicilio

Naphtali Piazza y su Citroën repleto de ropa para realizar tareas de costura

Modista a domicilio.- Cruzarse con un Citroën 3CV en la calle no es algo común por estos días, más bien cuando se ve una «ranita» en condiciones, llama la atención de los amantes de estos autos franceses, que fueron furor en Argentina durante los ´60, ´70 y parte de los ´80.  Sin embargo, en La Plata, hay uno que va, viene, circula, da vueltas y vueltas, muy llamativo, color amarillo y fileteado por un artesano de nombre Yapán, de los que quedan pocos; en el capó tiene dibujado el cierre de un pantalón de jean y en las puertas prolijamente la inscripción: modista a domicilio.

El Citroën modelo 1974 -ahora en el taller en plena reparación por el desgaste lógico de un auto que ya tiene 47 años- es el símbolo, junto a una vieja máquina de coser Singer, de una historia de vida muy singular, de esfuerzo y superaciones, de lucha y sacrificio, de enfrentar a la pandemia sin quedarse con los brazos cruzados y llorando en la casa, de no bajar los brazos nunca. Una historia en la que, como fruto maduro, llegó la lógica recompensa, gracias a la constancia y la obsesión por lograr un objetivo. Claro que nada fue fácil y aún, en estos días, hay que seguir remando y enfrentando, cada vez con mayor responsabilidad, los desafíos de una empresa en crecimiento.

La protagonista de esta historia es Naphtali Piazza, de 32 años, quien en 2014, después de una «relación tóxica» -tal como ella la califica- decidió emprender con lo poco que contaba y encarar el desafío de independizarse económicamente…claro, poco en lo material, porque en rigor tenía oro en polvo, que no sólo conserva sino que lo potencia día a día, su pasión por la costura.

«Desde chica intervenía mi ropa, compraba un jean y no quería que sea igual a los demás, por eso les agregaba accesorios o los convertía según mis gustos», cuenta hoy Naphtali a 90lineas.com.

Un Citroën 3CV, una máquina de coser Singer eléctrica, su pasión por la costura y las ganas de salir adelante con su hijita que hoy tiene 6 años, lo suficiente para comenzar a desarrollar su emprendimiento que en los comienzos tomó impulso en el barrio «La Hermosura», de ruta 11 y 638. Las clientas y clientes la llamaban, ella iba con su colorido auto, retiraba la ropa para arreglar y luego las regresaba en óptimas condiciones.

«La idea era resolverle los problemas a los vecinos que necesitaban trabajos de costura para reacondicionar sus prendas. Al principio mucho no podía hacer, tenía la máquina que me ayudó a comprar mi padre (el dueño del mítico puesto ´Pancho Villa´ de Plaza Belgrano, ¿quien no se comió un pancho en esas madrugadas de los ´80 luego de salir de bailar de Metrópolis, Centro Bahía o Macondo), entonces retiraba los pantalones y me dedicada mucho a los dobladillos y trabajos simples», señala Nap -como le dicen sus amigas y amigos- y agrega: «Lo que más me gusta es el reciclado de ropa, por ejemplo un traje viejo, hoy con las herramientas necesarias, lo convierto en una prenda moderna, lo hago a medida y claro, a domicilio, aunque ahora estoy algo desbordada y tardo un poquito más».

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Hoy Nap ya cuenta con un taller de costura en pleno centro dotado de nueve máquinas industriales, la ayuda una empleada y además un servicio de mensajería para retirar y llevar los pedidos. También la acompaña un equipo de community manager que le maneja las redes sociales. Y su proyecto, a corto plazo, es llevar «Modista a domicilio» a Capital Federal.

Nap junto a su hija

Dice que le gusta «ser ordenada» y que no hace promesas falsas a los clientes en cuanto a los tiempos de entrega: «Algunos trabajos chicos los podemos terminar en una semana, pero cuando se trata de intervenciones en ropa más complejas, tomamos los pedidos y los entregamos en los primeros días de cada mes», cuenta.

Cuando empezó la pandemia, lejos de caerse, el negocio de Naphtali creció, por esa razón está «muy agradecida» a la gente que le abrió las puertas de sus casas a pesar de los momentos difíciles.

EL CITROEN

El colorido del 3CV y su fidelidad durante seis años en los que anduvo sin necesidad de pisar un taller mecánico, fue clave en el crecimiento de esta modista a domicilio. Pero esto no fue casualidad. Ella conocía muy bien las «bondades» de este vehículo que, también hay que decirlo, fue y es resistido entre los amantes de los «fierros» que hasta han llegado a decir que «el citroën no es un auto, es algo parecido…» Naphtali no hace caso a esa sentencia, más bien todo lo contrario:

«Si bien de chica me gustó la costura, estudié abogacía y diseño industrial. En esta última carrera, aprendí mucho del Citroën, pero además mi padre había realizado un viaje hasta Chubut con un Mehari que tiene el mismo motor. Yo sé que es un auto fiel, para la Ciudad ideal, que no es tallerista y, sobre todo, lo que más necesitaba, económico para movilizarme. Por eso lo compré luego de vender una Partner que ya se me hacía insostenible mantener. Lo tenía un coleccionista y estaba impecable».

Si bien con ese auto transitó muchos barrios, de acuerdo a donde se mudaba, Nap se siente vecina de Gonnet, donde nació y pasó su infancia.

El 3CV, impecable, hasta con las tasas de las ruedas originales

«Ahora el Citroën está en el taller y creo que va a tener hasta fin de año. Es el desgaste lógico, pero tiene arreglo, lo peor es que comenzó a pudrirse el chasis y también tiene algunos problemitas de motor. Pero lo vamos a recuperar, él me va a seguir acompañando», dice la modista.

Y concluye: «Todo lo logré en base a mucho esfuerzo y ahora, con el crecimiento, la responsabilidad es mayor; estoy feliz, me encanta lo que hago y si sirve para sumar gente y generar trabajo directa o indirectamente, mucho mejor. El proyecto es llevar la empresa a Capital Federal, sé que se puede y lo voy a lograr, no me gusta quedarme quieta, nunca me gustó estar estática y sé que modista a domicilio da para más, hacia ya vamos».

Una historia para ser contada. Un Citroën. Una máquina de coser Singer. Y algo fundamental, siempre, la pasión por lo que se hace. 

Naphtali Piazza, la modista a domicilio

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