Más de 10 mil manifestantes del movimiento antivacunas junto a los partidos de ultraderecha en Italia, volvieron a tomar ayer a la tarde las calles del centro de Roma para protestar contra la implementación obligatoria del certificado de vacunación.
Era una manifestación no autorizada por la fuerza de seguridad que terminó siendo multitudinaria y muy violenta: hubo agresiones a la policía, gases lacrimógenos, lanzamientos de sillas y el asalto de la sede de CGIL, el principal sindicato del país.
Los antivacunas rechazan la implementación obligatoria de la presentación del certificado de vacunación para prácticamente todas las actividades públicas y privadas, incluido el trabajo. El decreto presidencial que iniciará a regir a partir del 15 de octubre preocupa al porcentaje de la población que rechaza la suministración de la vacuna contra el Covid.
Por horas el centro de la capital estuvo tomado con la cobertura social e ideológica de los partidos de ultraderecha en Italia, con ataques y agresiones que dejó 38 policías heridos cuando intentaban disuadir a los manifestantes.
Por estas horas preocupa el avance en la sociedad de sectores y matrices de ultra derecha y neofascistas -Forza Nuova- que ayer manifestaron con violenta extrema y actitud intimidatoria. Fueron 12 extremistas los detenidos esta madrugada y 600 ya fueron identificados por las fuerzas de seguridad.
Durante la protesta, aproximadamente la mitad de los 10.000 participantes de la manifestación se separaron de la marcha y se acercaron hasta el Palacio Chigi, sede del Gobierno de Italia, en actitud intimidatoria. Una amenaza insólita en las últimas décadas en Italia que despertó la condena del primer ministro, Mario Draghi y de todas las altas instituciones del país.
Asalto a la sede del sindicato
Un grupo de manifestantes “No Vax” y del partido neofascista Forza Nova entró en la sede del sindicato CGIL en Roma y ocupó violentamente el edificio.
Las puertas fueron derribadas a patadas y arrojando sillas por el aire por los ‘no Green Pass’ que lograron entrar antes de que la policía pudiera detenerlos.
Los manifestantes, antes de ser detenidos por la policía, irrumpieron en la estructura destruyendo una ventana y la planta baja que quedó totalmente dañada por los atacantes.