Dardo Rocha y el sueño cumplido de fundar la nueva capital

La Plata cumple 139 años de vida y el fundador no tuvo un camino sencillo para poder plasmar su brillante idea de creación de una Ciudad pensada y prolijamente trazada

Imagen histórica del 19 de noviembre de 1882, durante el acto fundacional de La Plata, en lo que hoy es Plaza Moreno. Allí se había instalado la Piedra Fundacional

No fue fácil para Dardo Rocha poder plasmar su sueño de la nueva capital. Antes tuvo que rendirse, a fines de 1880, la resistencia que el autonomismo opuso a la idea federalizadora de Buenos Aires, calificándola como peligrosa para la hegemonía porteña. Rocha también tuvo que esperar la sanción de la ley nacional del 20 de septiembre -confirmada por la legislatura provincial en virtud de las exigencias políticas- para que por fin culminara la organización cuyo proceso databa desde 1853, después de la caída de Juan Manuel de Rosas. Así, superadas todas las instancias, el fundador pudo al fin dar inicio a su sueño de la nueva capital.

El 19 de noviembre de 1882, hace 139 jóvenes años, se fundaba la ciudad de La Plata, surgiendo un doble sueño de grandeza que estimulaba, por una parte, el interés porteño de poseer la ciudad capaz de compensarlo de la perdida de capital antigua, y, por otra parte, la realización o la ilusión de la fortuna que cundía en el país convulsionado por la fiebre del negocio, forjando un porvenir de contornos fabulosos.

Así nació La Plata, extendiéndose y alzándose la Ciudad en la simetría de sus avenidas, cruzadas de plaza a plaza por diagonales a los cuatro vientos, con la fastuosidad de sus palacios, todas proezas del ingenio de sus fundadores y la multitud de obreros inmigrantes que trabajaron sin descanso.

El Puerto, en la época fundacional, donde los obreros trabajaron sin descanso (Foto: colección Roberto Abrodos)

En ese contenido se gestó la ciudad de La Plata. El entonces nuevo Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, el doctor Dardo Rocha, asumió el 1° de mayo de 1881 y anunció como objetivo fundamental de su gobierno la creación de una nueva capital, símbolo de unidad nacional, de modernidad y de los ideales liberales de su generación.

La nueva ciudad debía ser una obra acabada y perfecta, con una organización espacial ordenada, de composición simétrica respecto a uno o varios ejes, racional y placentera, donde la naturaleza ocupara un lugar privilegiado, como sucedía en las teorías renacentistas. Al mismo tiempo, los espacios públicos debían trazarse en base a una axialidad monumental. La anexión de diagonales, no sólo se relacionaba a la perspectiva, sino también a la adecuación de la ciudad al desarrollo industrial del siglo XIX.

Fue elegido como localización un sitio estratégico: las Lomas de Ensenada. Sitio de transición entre la llanura y el Río de La Plata, que poseía un puerto natural formado por un pequeño estuario, buena calidad de suelo agrícola, y una línea férrea de origen inglés que lo conectaba con la ciudad de Buenos Aires, entre otras cosas.

El fundador de La Plata, Dardo Rocha

Antes de finalizar su mandato el Dr. Dardo Rocha logró concretar su objetivo político más trascendente, pues consiguió inaugurar las obras principales y, al mismo tiempo, encabezar el traslado de los Poderes Públicos a la nueva capital, acontecimiento que tuvo lugar el 15 de abril de 1884 cuando se instalaron oficialmente las dependencias de los tres Poderes del Estado en los edificios construidos especialmente y que, desde entonces, constituyen las sedes naturales de la gobernación, los ministerios, las cámaras legislativas y los tribunales de justicia.

Sólo le restaba la satisfacción de entregarle los símbolos del mando a su sucesor, amigo y colaborador inmediato Dr. Carlos Alfredo D’Amico, acontecimiento que tuvo lugar el 1º de mayo de 1884 en una ceremonia cumplida en la sede del Departamento de Ingenieros, lugar donde funcionaba provisoriamente la Legislatura provincial ya que la construcción del Palacio Legislativo no había concluido. Fue, entonces, el gobernador D’Amico el primer mandatario provincial que no sólo asumió como tal en la ciudad de La Plata, sino que fijó su residencia permanente en la nueva capital, instalándose en un verdadero palacio que financió con su peculio.

A él le correspondió la responsabilidad de ejecutar las obras pendientes de la etapa fundacional -en las que tuvo muchísimo que ver el arquitecto e ingeniero Pedro Benoit a quien Rocha había encomendado el trazado de la gran ciudad- tarea que realizó con singular éxito y dentro de los plazos preestablecidos.

A pesar de esa encomiable labor, la historia no ha reconocido los valores expuestos en su gestión como Ministro de Gobierno, primero, y como Gobernador, después, considerando que fue un protagonista de primer nivel en el período 1880-1887, cuando se cumplió el proceso que culminó con la fundación de la ciudad de La Plata, pues colaboró activamente en la sanción de la ley fundacional e intervino en la ejecución de todos los emprendimientos previstos en el programa de gobierno enunciado por el Dr. Dardo Rocha.

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