La madrugada del 1° de enero de 2022 fue una fiesta en la Ciudad; se reeditó la tradición de la quema de muñecos y ardieron decenas de personajes en cada esquina, en cada barrio. Miles de vecinos salieron a las calles y con la mirada en la figura construida artesanalmente por grandes y chicos, pidieron por un mejor año, con la esperanza de que una vez por todas se termine la pandemia. Barrio La Loma no fue la excepción.
En 21 y 37, como cada fin de año, los vecinos hicieron esta vez a uno de los característicos personajes de la serie de Netflix «El Juego del Calamar», que fue furor en 2021. Poco después de la 1.30 de la madrugada, el fuego ganó esa esquina de La Loma, a pocos metros del histórico parque Alberti y de la Plaza Güemes, un barrio lleno de historias.
Hubo un plus que no hay que dejar de mencionar, estuvo entre los vecinos, porque vive en el barrio, Gerónimo «Momo» Benavides, nombrado como el «Streamer del año»
Fueron momentos muy emotivos, siempre con el griterío de los más jóvenes, y con los rostros de los mayores que clavaron la vista en la inmensa «bola de fuego» seguramente recordando a muchos seres queridos que ya no están físicamente, mucho que se fueron por el Covid, y a la vez pidiendo como deseo salud y más salud para este 2022 que ya está entre nosotros.

Los fuegos artificiales multicolores ganaron el cielo y la fiesta se hizo más grande, se escuchaba también el tronar de los demás momos que, a lo lejos de ese lugar, ardían ante una multitud.
La calma de la mañana del 1° de enero llama ahora a la reflexión, el momento de pensar, de proyectar, de ordenar las ideas para un próspero 2022. Los fuegos de artificios ya son historia, se fue un año más y los vecinos de la Ciudad, a pesar de todo y con mucha esperanza, salieron a celebrar tal como lo hacen desde el año 1956, cuando se construyó el primer muñeco de fin de año
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