Está claro que a la hora de hablar del cine español el nombre de Pedro Almodóvar deberá ser catalogado con el status de maestro. Sin lugar a dudas es uno de los cineastas más prolíficos de las últimas décadas, dueño de un estilo muy propio que ha logrado tener a la crítica de su lado a lo largo de su extensa carrera. Su más reciente film, Madres Paralelas, acaba de llegar a Netflix, tras su estreno en el Festival de Venecia.
La cinta cuenta la historia de Janis (Penélope Cruz), una mujer que busca apoyo para abrir una fosa común con muertos del franquismo, para saber la verdad sobre su antepasado que fue asesinado. En ese proceso queda embarazada, y en la sala de parto conocerá a Ana (Milena Smit) con quien entabla un vínculo que va creciendo en la cinta. El ver como ambas historias se cruzan es el éxtasis del film.
El cine de Almodóvar es complejo y fascinante de abordar, sin dudas el rey del melodrama y dueño de un estilo único. Si bien ha tocado distintos temas en su carrera, hay aspectos que son muy resaltables para destacar. Nacido en la región manchega de Calzada de Calatrava, vivió su infancia como un niño pueblerino sin padre, criado por su madre y hermanas. Su obra está marcada por el matriarcado que vivió en su infancia.
De esta manera, en su obra podemos observar que los personajes femeninos suelen ocupar el rol central, más precisamente las mujeres provincianas (como en el caso de este film). Es curioso la visión del hombre heterosexual que posee el director, el cual es sin dudas el sexo débil. Esto recuerda mucho a uno de los cineastas influencia de Almodóvar, el genial Nicholas Ray, donde en films como Rebelde sin causa (1955) o Johnny Guitar (1954) podíamos ver a varones como seres ridículos y con una existencia frágil.
Es decir, el cine almodovariano es en gran medida de mujeres, centrándose especialmente en la figura de la madre. La maternidad será central en obras como Todo sobre mi madre (1999), Volver (2006), Julieta (2016) o incluso Dolor y gloria (2019), y será la columna de vertebral de su último estreno. Una cinta donde el director toma sus elementos conocidos para ofrecer una reflexión sobre el pasado de España.
DOS HISTORIAS DISTINTAS
Las dos historias que mueven el film son distintas, pero tienen un hilo conductor que será el mensaje central que el cineasta manchego busca entregar. La importancia de la verdad para poder vivir en paz y mirar hacia el futuro. El proceso, la memoria histórica que ha vivido España en los últimos años busca esclarecer los crímenes del régimen de Franco que gobernó el país ibérico durante casi 40 años. Y al igual que ocurrió en Argentina, como éste debe ser recordado y esclarecido para no repetir el pasado.
La cinta tiene un comienzo lento, donde durante la primera hora se acomodan todos los elementos centrales para que tengan fuerza al avanzar la trama. Esta posee planos cortos y una cámara que sólo se mueve en pocas ocasiones, por lo cual es claro que estamos frente a un film que busca ser un retrato de lo maternidad y la feminidad; donde los planos suelen tomar forma de cuadros para expresar los sentimientos de las protagonistas.
Si bien no creo que estemos frente a un pilar de la obra de Almodóvar, creo que es una cinta valiosa en cuanto a guión y dirección. Quizás si tiene un mensaje demasiado explícito en muchos momentos. Pero es bueno ver otra película del director que recuerda a sus cintas de principios de los 2000 y fines de los noventa, como Volver o Todo sobre mi madre, un drama sobre la maternidad con un potente discurso político detrás.
En estos tiempos donde el cine toma recetas prefabricadas y las repite una y otra vez, es bueno reencontrarse con el buen cine de autor que sólo pueden plasmar directores del calibre de Almodóvar. Aquel cineasta que ha podido mostrar las vivencias de su vida en la pantalla y hacernos insertar en un mundo al que sólo él sabe cómo llegar.