La noche platense en la que Fito Páez casi se despide de los escenarios

Seis años y medio pasaron entre el Fito que se lanzó con mínimos recursos a la aventura como solista y la edición de “El amor después del amor”, el disco más vendido de la historia argentina que cumple 30 años. Pero antes de todo ello, Páez fue quien compuso -en absoluto silencio- muchos de los más grandes éxitos de Baglietto, canciones que todos cantaban sin saber que el autor era un pibe medio hippie de 18, 19 años. Esta es la historia

Fito Páez (crédito imagen: aires de santa fe)

Era la noche del 16 de febrero de 1985. Argentina en general y La Plata en particular disfrutaban a pleno de la primavera democrática que había nacido apenas un año y dos meses atrás. Y uno de los artistas que contrató el Club Universitario de Gonnet para sus tradicionales bailes de carnaval fue Fito Páez, un pibe de 21 años que acababa de editar su primer disco solista: Del 63. Entre el público, contados con los dedos de una mano quienes lo conocían.

“¿Este quién es?”, preguntó un chico con cero pinta de rockero en las canchas de cemento multideportes que Universitario tenía en su predio de la localidad de Gonnet. “Toca con Baglietto”, le respondió un amigo no muy informado. “Ya no, toca con Charly García”, acotó una chica con más facha rockera pero sin intención de entrar en la conversación. Los que destilaban rock hasta por los poros lo miraron con mala cara.

El paisaje era brutalmente austero: un escenario típico de un club de barrio, luces blancas, un humilde equipo de sonido y, claro está, la banda. Los temas fueron sonando. Y sonaban realmente bien. Muy bien. Fito Páez contó que nació “en el 63 con Kennedy a la cabeza”, que tenía “tres agujas” en “su” cabeza, y hasta animó al chico vestido a la moda a moverse un poco con “la rumba del piano”.

Quizás fue antes del último tema. O del bis. Pero aquella noche, el cantautor y músico rosarino con pinta de hippie dijo -palabra más, palabra menos- “disfruten esta noche, porque después quizás tengamos que vender los equipos…” ¿Para sobrevivir, para vivir, para comer? No se entendió bien el remate de la frase, pero sonó como una probable despedida.

El anuncio del recital de Fito Páez en el Club Universitario de Gonnet, el 16 de febrero de 1985, durante la gira presentación del primer disco solista: Del 63 (crédito: El Día)

Sin embargo, como la vida está repleta de Giros, ese mismo año Fito Páez sacó su segundo elepé (Giros), que lo popularizó con temas que a la larga se convertirían en clásicos del cancionero popular argentino, como Yo vengo a ofrecer mi corazón, 11 y 6, Cable a tierra y el que dio título al álbum, entre otros.

El 1 de junio de 1992, seis años y cuatro meses más tarde de aquella noche platense de carnaval, salió a la venta El amor después del amor, el álbum del cual se habla por todo lo alto por varios motivos: fue un trabajo bisagra en la carrera de Fito, una de las mejores producciones del rock nacional, y acaba de cumplir 30 años con el galardón de ser el disco más vendido en la historia de la música argentina, con un millón y un pico muy largo de copias vendidas.

No tuvo que vender equipos. Se quedó para siempre en los escenarios del país, de la ciudad de La Plata -a la cual volvió varias veces- y de toda Iberoamérica.

La rumba del piano (Fito Páez – LP «Del 63» – 1984)

Lo que pocos sabían aquel 16 de febrero de 1985 en Gonnet es que el pelilargo de anteojos sentado al piano ya era autor de exitazos que todos conocían y/o cantaban. Y es que Fito Páez fue el autor, entre los 18 y 19 años, de once de las 29 canciones que grabó Juan Carlos Baglietto en sus tres primeros álbumes, editados entre mayo de 1982 y agosto de 1983.

Y entre esos temas se encontraban algunos de los mayores hits de Baglietto, hoy piezas imprescindibles de la música nacional: La vida es una moneda, La música del Río de la Plata, Puñal tras puñal, Sobre la cuerda floja y Aunque mañana no estés (LP Tiempos difíciles, mayo de 1982); Actuar para vivir, Tiempos difíciles, De plenilunio y Pa’trabajar (LP Actuar para vivir, noviembre de 1982); Tratando de crecer y Un loco en la calesita (LP Baglietto, agosto de 1983).

Actuar para vivir (Fito Páez – LP «Actuar para vivir» de J. C. Baglietto – 1982)

En efecto, Fito Páez fue integrante clave de la banda de Juan Carlos Baglietto, integrada por la mayoría de los músicos que integraron la llamada Trova rosarina, la cual encandiló al público de Buenos Aires el 14 de mayo de 1982 con un concierto en el microestadio de Obras Sanitarias, templo del rock argento si los había… Faltaba exactamente un mes para la rendición de los jerarcas militares en las Islas Malvinas.

“Durante una presentación con Baglietto en el teatro Coliseo en diciembre de 1982 (un mes después de que se publicara el segundo disco de aquel, Actuar para vivir), Charly García fue hasta el camarín para saludar a Fito Páez. Él apenas tenía 19 años y la plata que sacaba le daba para pagar algunas deudas. Al poco tiempo, Daniel Grinbank, por entonces mánager de García, lo llamó a su oficina: comenzaría a ensayar para la gira nacional de Clics modernos” (rock.com.ar).

Fito Páez, al igual que Silvina Garré, se fueron de la banda de Juan Carlos Baglietto para tomar otros caminos en 1983

El nuevo sonido de Charly tendría como soporte a una de las mejores bandas que conoció el rock nacional, con Pablo Guyot en guitarra, Willy Iturri en batería, Alfredo Toth en bajo (los integrantes de GIT), Fito en teclados (García volvió a aquella formación con dos tecladistas con la cual, en 1976, el grupo La máquina de hacer pájaros rompió los moldes del rock vernáculo, aunque en aquel momento ni los críticos ni el público la recibieron bien…estaba mil años adelantada a su época) y Fabiana Cantilo en coros. Páez fue integrante del grupo durante Clics modernos (1983) y Piano bar (1984). Fue el envión que le faltaba para lanzarse como solista.

Tres agujas (Fito Páez – LP «Del 63» – 1984)

Del 63 (Fito Páez – LP «Del 63» – 1984)

Fito se largó como solista en 1984 con Del 63. Para los rockeros de toda la vida, en una época donde el rock argentino estaba en un momento de quiebre entre el virtuosismo de finales de los 70 y la nueva ola de Virus y Cía, el disco debut de Paéz fue una suerte de puente perfecto: conservaba la poesía que caracterizó a los pioneros, a la vez que introducía nuevos sonidos y ritmos, aunque no copiados de la new wave británica o estadounidense sino mucho más cercanos, como el tango y el folklore, y también aires latinos.

Como vimos, al año siguiente vendría Giros. Luego llegaría un maxi sencillo con el tema Corazón clandestino, en versión común y versión extendida, en marzo de 1986. Es llamativo el parecido entre el sonido tecno de esa canción y el del 7º disco solista de Luis Alberto Spinetta, Privé, editado en febrero del ‘86. ¿Casualidad? Difícil. A fines de ese año el Flaco y Fito editaron La la la, el álbum doble que hicieron a dúo.

Giros (Fito Páez – LP «Giros» – 1985)

Corazón clandestino (Fito Páez – Maxi Sencillo – 1986)

Rodolfo “Fito” Páez nació en Rosario el 13 de marzo de 1963 del matrimonio entre Margarita Ávalos, una concertista de piano, y Rodolfo Páez. Su madre murió antes de que él cumpliese un año, por lo que fue criado por su papá y su abuela paterna.

Ya en la escuela primaria formó el primer grupo musical: hacían folklore y Fito tocaba el bombo. Luego armó otras banditas, mientras aprendía piano en un conservatorio donde daba clases quien había sido profesor de su mamá. Pero éste, como Fito no leía las partituras y tocaba de oído, lo echó.

Entre los 15 y los 18 años tocó en los grupos Staff, El Banquete y Acalanto, por nombrar los principales. Allí comenzó a rodar junto con miembros destacados de la trova rosarina en ciernes, como Silvina Garré, Rubén Goldín y, entre otros, Fabián Gallardo, quien sería clave en su carrera hacia 1990, como ya veremos.

Como Acalanto compartía recitales con la banda de Baglietto, éste lo convocó a su banda, que terminaría conformada por Fito, Garré, Goldín, Jorge Fandermole, Adrián Abonizio y Lalo de los Santos, además de las colaboraciones de otros grandes músicos rosarinos.

Charly García, Fito Páez, Andrés Calamaro, Luis Alberto Spinetta y León Gieco

Corazón destrozado

“El 7 de noviembre de 1986, cerca del mediodía, tres mujeres fueron asesinadas en una antigua casa de Balcarce al 600, en Rosario: Delia Zulema Ramírez viuda de Páez, de 76 años; Josefa Páez, de 80, y Fermina Godoy, de 33. Fueron sorprendidas por Walter y Carlos Di Giusti, de 23 y 18 años, y violentadas hasta hallar la muerte con cortes de arma blanca en el cuello y disparos de un revólver calibre 22 en la cabeza. Las dos mujeres mayores eran la abuela paterna y la tía de Fito Páez. La mujer joven, quien estaba realizando tareas de limpieza en la vivienda, se encontraba embarazada” (La Capital de Rosario).

Fito Páez estaba en Brasil. El impacto fue imposible de expresar con palabras. “Eran madres para mí”, alcanzó a decir un Fito totalmente destrozado, quien cayó en una profunda depresión. Dicen que fue Fabiana Cantilo, su compañera sentimental en ese momento, la que lo puso en pie y lo alentó a canalizar todo aquello a través de la música, su pasión.

Así nació, en aquel 1987, Ciudad de pobres corazones. Para algunos, el disco más oscuro de Fito Páez. Él, con el tiempo, declaró que quizás fue el disco que nunca quiso hacer. Para no pocos, entre especialistas y fans, se trata de uno de los tres mejores álbumes de los 26 que editó en estudio.

En 1988 grabó Ey!, y la discográfica EMI comenzó a pedirle material más comercial. En la segunda mitad de los 80 el rock argentino gozaba de una popularidad imposible de imaginar para los pioneros y aquellos que venían de los ’70, pero ello se daba al ritmo de bandas como Virus, Soda Stereo, Los Twist, Los Fabulosos Cadillacs, GIT, Miguel Mateos Zas y un largo etcétera, que podían sonar en las radios y en los recitales pero también en las discotecas.

El rosarino rompió con la compañía y se preparó para irse a vivir a Europa. No obstante, antes grabó Tercer mundo. Y aquí es donde entra, como dijimos, su compañero de vida y de la trova rosarina, Fabián Gallardo: fue él quien le ofreció grabar el disco en Warner Music, donde trabajaba como director de arte.

El elepé fue un éxito… En 1992, llegó El amor después del amor.

Bonus Track 1.-

Ciudad de pobres corazones (Fito Páez – LP «Ciudad de pobres corazones» – 1987)

Bonus track 2.-

El amor después del amor (Fito Páez – LP «El amor después del amor» – 1992)

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