De la Redacción de 90 Líneas.-
Habló Cristina Fernández de Kirchner. El 20 de junio, en Avellaneda. Y como cada vez que la dos veces ex presidenta y actual vicepresidenta de la Nación habla, sobrevinieron días y más días con todos hablando -valga la redundancia- de aquello que dijo la principal líder política de Argentina y una de las principales de América Latina (guste o no guste a muchos).
Una vez más, y van…, la tremenda centralidad política de Cristina Fernández quedó de manifiesto. “Cristina volvió a exhibir que es la figura central del escenario, con demasiados cuerpos de distancia respecto de absolutamente todo el resto”, definió, por caso, el periodista Eduardo Aliverti.
Dicho esto, y una vez que las aguas se calmaron un poco, sólo un poco, lo que queremos es adentrarnos en ciertos conceptos que dejó la vicepresidenta y de las reacciones -algunas desmedidas- que generaron.
“Es la economía…” … “Es el peronismo”
Para las elecciones estadounidenses de 1992, George Bush era el claro favorito. Fue entonces cuando el jefe de campaña de Bill Clinton, el politólogo James Carville, sugirió centrar la estrategia en cuestiones de la vida cotidiana (trabajo, dinero en el bolsillo de la gente, salud, etc.).
James Carville hizo un cartel y lo pegó en la pared del búnker de campaña de Clinton. Tenía tres postulados muy concretos: “Cambio versus más de lo mismo”; “La economía, estúpido”; “Sistema de salud”.
El segundo postulado, que se reconvirtió en “Es la economía, estúpido/estúpidos”, pasó a ser el eslogan de campaña no oficial. Y el efecto fue devastador para Bush.
Con el tiempo, la frase se adaptó y se sigue adaptando a los más diversos ámbitos y situaciones.
Si uno toma los discursos -pocos pero contundentes- de Cristina Fernández desde antes de las elecciones legislativas de 2021 hasta el del 20 de junio último en Avellaneda, todo lo que dijo y dice podría sintetizarse, a nuestro humilde entender, en la frase “Es el peronismo, estúpidos”.
Y es que la ex presidenta no está haciendo otra cosa que recordar el abecé del peronismo. Ante todo, del primer peronismo. Y, en primera persona, el de la experiencia más parecida a aquel, es decir, el período 2003-2015.
Cristina Fernández de Kirchner

¿Para qué nació el Peronismo?
El peronismo nació para cambiar la correlación de fuerzas en el país. Y para ello, la historia ha demostrado sobradamente que el camino del diálogo y el consenso con los pesos pesados de la economía tiene patas cortas. Se requiere de un Estado fuerte, que centralice decisiones y las haga cumplir a rajatabla.
Y nadie habla de repetir una experiencia como la del IAPI, que desde 1946 monopolizó el comercio exterior (de granos y carnes) para volcar la mayor parte de las ganancias en el desarrollo industrial. Pero de ahí a sacar del diccionario la palabra “aumento de impuestos a las exportaciones”, comúnmente mal llamados retenciones, hay una distancia sideral.
Si hay superávit comercial no pueden faltar dólares
“¿Cómo es posible que falten dólares?”, se preguntó la vicepresidenta en Chaco cuando le entregaron el Doctor Honoris Causa en la Universidad Nacional del Chaco Austral, tras recordar que entre 2020 y 2021 hubo un superávit comercial récord de 30.000 millones de dólares.
¿Y el Estado fuerte adoptando políticas tendientes a evitar la falta de dólares y, de ese modo, atacar la inflación que tiene entre la espada y la pared a millones de argentinos y argentinas?
Hagamos la pregunta desde otro lugar: ¿Y el Peronismo? ¿Dónde quedó?
Cristina Fernández de Kirchner

El flagelo
Inflación. El flagelo que podría hacer que mucha gente se olvide del desastre macrista a fuerza de que el IPC actual quizás supere al del gobierno anterior.
Cristina Fernández dijo en Chaco dos verdades muy dolorosas: la gente no llega a fin de mes; y más grave aún, estamos viviendo “un fenómeno que nunca habíamos conocido en Argentina, como el de un importante segmento de trabajadores en relación de dependencia que son pobres (…) ¿Por qué ocurre esto?”, se preguntó.
“Vamos a seguir el camino del diálogo y el consenso, el de los acuerdos sectoriales para bajar la inflación”. La frase la escuchamos un día sí y al siguiente también de boca de distintos actores del Ejecutivo nacional.
Lo cierto es lo que pasa en la calle. Los productos, sobre todo los más sensibles, como alimentos, bebidas, remedios y ropa, aumentan a un ritmo que da escalofríos. ¿Los funcionarios no saben esto? ¿No hay acaso en el gobierno algunos referentes de movimientos sociales? Sí, los hay. ¿Y no cuentan lo que ocurre en las calles día a día y sobre todo en los barrios vulnerables? … No hay que ser economista. Hay que salir a hacer mandados por el barrio. La inflación es asfixiante. Con ese nivel de inflación nadie gana una elección. Nadie. Y millones votaron en 2019 al Frente de Todos para que les mejore la calidad de vida, no para que administre la crisis.
“Yo le propuse en su momento (al ahora ex ministro de la Producción, Matías Kulfas) a un economista joven, muy capaz, que tenía un proyecto para recrear la secretaría de Comercio, es decir, el área que se ocupa de los precios y que el macrismo había desmantelado … Pero Kulfas le dijo ‘noooo, nosotros no vamos a hacer lo que hicieron ustedes, nosotros vamos a ir por el diálogo y el consenso; ustedes fueron muy intervencionistas’”, contó la ex presidenta en Chaco.
¿Y el Estado fuerte adoptando políticas tendientes a bajar sustancialmente la inflación? ¿Y el Peronismo? ¿Dónde quedó?
El tercer país del mundo en evasión
El 20 de junio en Avellaneda, la vicepresidenta abordó otro tema que hizo mucho ruido: evasión y “festival de importaciones”.
“Argentina es el tercer país en evasión del mundo y el tercer país en la formación de activos en el exterior. Lo dije en la Plaza de Mayo, el 10 de diciembre, cuando dije que no es que nos falten dólares, los dólares están afuera. Y ese es el problema que hoy tenemos. Lo dije en Chaco y lo vuelvo a decir ahora: la escasez en dólares y la economía bimonetaria. ¿Por qué? Porque en realidad la necesidad de tener dólares para financiar las importaciones, que ese es otro problema que tenemos también, de la producción se forma en activos en el exterior (…) No es que no haya dólares, o que nos falten dólares o que la economía argentina no produzca dólares. La economía argentina produce dólares que se evaden bajo muchísimas formas (…) Festival de importaciones, sí, hay festival de importaciones. Hay festival de importaciones y creo que el gobierno debe pensar cómo articular más adecuadamente Banco Central, Ministerio de la Producción, AFIP y Aduana… Esto tiene que ser articulado, lo cual no estaría sucediendo. ¿Y por qué no estaría sucediendo? Bueno, porque hay un festival de importaciones desde hace tiempo… Para que ustedes tengan una idea, en la Argentina 600 empresas explican el 75% de las importaciones. Y el otro 25% de las importaciones lo explican 24.000 empresas. Quiere decir que no es tan difícil controlar esto. Y además se deben dar estrategias”.
¿Y el Estado fuerte poniendo las cosas en caja? ¿Y el peronismo?
Cristina Fernández de Kirchner

“En mis hogares ningún descamisado debe sentirse pobre. Por eso no hay uniformes denigrantes. Todo debe ser familiar, hogareño, amable: los patios, los comedores, los dormitorios. He suprimido las mesas corridas y largas, las paredes frías y desnudas, la vajilla de mendigos, todas estas cosas tienen el mismo color y la misma forma que una casa de familia que vive cómodamente. Las mesas del comedor tienen manteles alegres y cordiales y no pueden faltar las flores; que nunca faltan en cualquier hogar donde hay una madre. Las paredes deben ser también así, familiares y alegres: pinturas agradables y evocadoras, cuadros luminosos” (Evita)
Evita y la acción social
Para terminar, el tema que los medios hegemónicos utilizaron para desviar la atención de todo lo demás que planteó Cristina Fernández y para, con la inestimable ayuda de dos o tres referentes de movimientos sociales, ahondar en la interna del oficialismo.
Disparó en Avellaneda el 20 de junio: “El Estado nacional debe recuperar el control, la auditoría y la aplicación de las políticas sociales, que no pueden seguir tercerizadas. Ojo, sé que hay cooperativas que laburan, que producen, que hacen cosas porque las vi también trabajar en la época en que Alicia (Kirchner) era ministra de Desarrollo Social. Pero es el Estado el que debe tener el monopolio… Así como el Estado debe tener el monopolio de la fuerza. ¿O se le ocurre a alguien que podemos tercerizar la policía…? No, el Estado debe recuperar ese rol y transparentar frente a la opinión pública todo esto. Porque a mí no me gusta que me quieran convencer de que eso es peronismo. Eso no es peronismo, el peronismo es laburo, trabajo. El peronismo no es depender de un dirigente barrial para que me dé el alta y la baja. No. Y sobre todo las mujeres, que son las más explotadas. Son las que revuelven. Las mujeres son las que más las basurean en prácticas misóginas y machistas. Son las que revuelven las ollas en los merenderos, son las que cuidan a los pibes y son las que tienen que ir a laburar. Los tipos rara vez laburan, las que van siempre a laburar son las mujeres. Es así, es así y ustedes saben que es así”.
“Entonces, que el Estado recupere en nombre de los que nos dieron vida, en nombre de Perón y de Evita. Si Evita los viera… ¡Mamita, mamita, mamita, mamita! Imaginando y leyendo todo lo que hizo Evita. ¡Mamita, mamita! Bueno, no, por favor…”
Durante el primer peronismo, la acción social estaba tan centralizada que hasta la propia Eva María Duarte pasaba horas atendiendo gente personalmente. Del Estado a las personas a través de la Fundación Eva Perón.
¿Qué fueron los hogares de tránsito que creó Evita? Hogares para que las familias pobres y las madres solas con niños estén “en tránsito” hasta que les consiguieran trabajo y vivienda. Un dato: sólo en el primer año de funcionamiento de un solo hogar de tránsito recibieron trabajo y/o vivienda casi 50.000 personas (hay que tener en cuenta el peso de ese número en relación a la población de 1947).
¡Claro que hay cientos de miles que no son “planeros” en el sentido que los nombra la derecha! ¡Claro que hay iniciativas de trabajo que hay que mejorar e institucionalizar! Por caso, las 300 mil familias que viven del reciclaje -de acuerdo a lo expresado por Juan Grabois en el marco de su cruce con Kulfas- deberían formar parte de una “gran empresa nacional de reciclado”. Todos en blanco y con sueldos dignos.
Un ejemplo. La cooperativa que se encarga de los pastizales en un municipio del Gran La Plata tiene 200 hombres y mujeres trabajando. Cobran medio salario mínimo, vital y móvil. “¿Qué hacen además de eso?”. Nada, me respondieron. “¿Y por qué no los capacitan para que se hagan cargo de todo el verde de la ciudad? Que aprendan a podar… Cuándo se poda, cómo se poda según la especie… Que se inicie un plan de forestación que mucha falta hace. Y se los equipe con ropa adecuada y máquinas-herramientas y se les pague un sueldo digno”… ¿Tan complejo es eso? En absoluto.
En Argentina está todo por hacerse. Hay trabajo. Mucho.
Y muchos se sintieron tocados con las palabras de la ex presidenta -y se sienten tocados cada vez que habla-. El 2 de julio volverá a hacerlo en Ensenada. Cristina Fernández está saliendo nuevamente a la cancha. No es un dato menor. Y el furibundo ataque de los medios hegemónicos tras su intervención en Avellaneda da cuenta de eso.
No hay nada extraño detrás de cada intervención de la vicepresidenta. Nada raro. Simplemente se encarga de recordar una y otra vez que hay que recuperar el peronismo.
Cristina Fernández de Kirchner
