A corazón abierto: 91 años de amor y solidaridad

En su cumpleaños pidió que le regalen donaciones para un merendero de barrio "El Centinela", de La Plata. Esta abuela del corazón llevó alimentos y golosinas al club social "Ernesto Che Guevara" donde funciona, además del merendero, una escuela de fútbol y se brinda apoyo escolar a más de 50 niñas y niños

Ana recibió una carta de agredecimiento de parte de los chicos del merendero

Un verdadero acto de amor y solidaridad, una muy buena historia entre tantas malas que se escuchan o se ven en los medios, ocurrió por estas horas en nuestra ciudad. Una abuela que cumplió 91 años, pidió que los regalos que siempre para esta ocasión recibe de su familia -numerosa por cierto- amigos y seres queridos, esta vez sean alimentos, golosinas y otros elementos, para ser donados a un merendero de la zona oeste de La Plata, que habitualmente atiende las necesidades de más de 50 niñas y niños, no solamente de alimentación, sino además brindando apoyo escolar y actividades deportivas.

El merendero que recibió este importantísimo aporte funciona en el Club Social «Ernesto Che Guevara», ubicado en la calle 52 y 173, barrio «El Centinela». Desde 2017 cuando se puso en condiciones un Salón de Usos Múltiples (SUM), la entidad comenzó a crecer gracias al constante trabajado de colaboradores, profesionales, vecinos y docentes, que ponen su granito de arena en una zona donde se necesita contención y ayuda para miles de familias humildes.

Ana en el momento de entregar las donaciones

Ana Farías, la abuela de 91 años, que tuvo el inmenso acto de amor y solidaridad hacia el prójimo, habló con 90lineas,com: «Yo ya tengo demasiados años para regalos; el año pasado no pude por la pandemia, pero sabía que ahora iban a venir a visitarme mis sobrinos, tengo muchos sobrinos, y entonces les dije que me traigan alimentos y golosinas porque se me ocurrió la idea de donarlos a un merendero, a chicos que están muy bien atendidos en ese club al que ya antes había visitado, pero que necesitan de toda la comunidad», dijo emocionada.

Ana nació en General Madariaga, vivió algún tiempo con su familia numerosa en Mar de Ajó y luego se afincó definitivamente en La Plata, ciudad que ama y en la que hoy sigue viviendo en el casco urbano. Tiene un hijo que es docente, Ricardo Valle, y una familia numerosa compuesta por muchos sobrinos que la adoran.

Con una lucidez admirable y una forma de dirigirse que caracteriza a las personas de su época, con educación y muchísimo respeto, esta abuela del corazón le contó a 90lineas.com que hizo «hasta sexto grado, eran épocas difíciles para ir a la escuela», y con gran humildad dijo que «esta nota periodística me sorprendió, pero a veces es lindo contar las cosas buenas».

Así como ella abrió su corazón inmenso, cuando se hizo presente en el lugar con las donaciones, los chicos la recibieron con cartas de agradecimiento que las guardará de recuerdo y una gran muestra de cariño: «Están todos muy bien atendidos, el trabajo que hace esta gente es realmente admirable, les enseñan, los contienen, le dan de comer, es muy hermoso lo que hacen por el prójimo, entonces cómo no ayudarlos», expresó Ana con voz emocionada. 

UN TRABAJO SOCIAL ADMIRABLE

Mariana Kosako, docente y secretaria del Club Social «Che Guevara», expresó que «recibimos el aporte con mucha emoción y alegría; este tipo de donaciones son fundamentales para poder seguir adelante, aquí no recibimos ayuda oficial, todo es gracias a la buena voluntad de gente solidaria que nos ayuda con alimentos, leche, golosinas, galletitas… Y Ana realmente nos trajo de todo, y estamos muy agradecidos con ella».

Kosako sostuvo que «acá tenemos el merendero los martes y jueves con apoyo escolar, vienen más de 50 chicos, y los sábados funciona la escuela de fútbol,  con el deporte se contiene a niños humildes que llegan de toda la zona. Hay entidades, como el Cecim, que nos ayudan siempre y eso nos permite continuar con muchas ganas en esta tarea social y solidaria, que hace mucha falta».

Una noticia buena, siempre hace falta para estos tiempos convulsionados, donde la violencia es parte cotidiana y lo que más se muestra, también pasan estas cosas.

Las fotos son gentileza del Club Social «Ernesto Che Guevara»:

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