Con motivo de la muerte de la Reina Isabel me preguntaba si el nuevo Monarca Carlos III jurará o no sobre la Piedra del Destino, costumbre inveterada en el Reino Unido así como también si los escoceses cumplirán la máxima de “ lo cortés no quita lo valiente” y se la facilitarán para ese evento
La Piedra del Destino es ni más no menos que una piedra sobre la cual juraban los reyes escoceses en la Edad Media. Actualmente se conserva sumamente fortificada y protegida en el Palacio de Edimburgo.
La razón de tanto celo obedece a la circunstancia a que en el siglo XIII la Piedra fue robada por orden del Rey Eduardo I de Inglaterra y llevada a la Abadía de Westminster en Londres para ser utilizada en la coronación y jura de los Reyes Ingleses. Allí se construyó la Silla de San Eduardo sobre la cual se coronaron casi todos los monarcas ingleses
Como se ve los ingleses no solo nos robaron las Islas Malvinas.
Es más, en 1328 Inglaterra se comprometió devolverla a Escocia, hasta firmaron el Tratado de Northampton, pero nunca lo cumplieron (como tampoco cumplieron con la Resolución 2065 de la ONU que obligaba a mantener tratativas a fin de reintegrar la Soberanía e las Malvinas).
En el año 1950 cuatro estudiantes escoceses la robaron de Westminster y la llevaron a Escocia (se dice que en esa operación la Piedra se partió en dos). La idea era devolvérsela, orgullosamente, a los escoceses sus legítimos dueños.
Sin embargo, los estudiantes, abandonados a su suerte, dejaron la piedra en la Abadía de Arboath en abril de 1951 y fue utilizada por la Reina Isabel II en su coronación en 1953.
En el año 1996 fue devuelta a Escocia con la condición de que la misma retornase a Londres para ser utilizada en futuras coronaciones.
Algunas versiones indican un origen místico y que fue utilizada por Jacob relatado en un pasaje del Génesis.
Lo cierto que la Piedra del Destino se mantiene en el Castillo de Edimburgo, al final de la Royal Mail, en una sala fortificada y con los mas sofisticados sistemas de seguridad.
Aún no se ha podido determinar que establece el minuciosos protocolo de coronación.
Un misterio que, más tarde o más temprano, se develará para el Príncipe de Gales, ya Rey de Inglaterra.