“La primera apertura de la emblemática avenida 9 de Julio se dio en 1937, luego de un abrupto proceso de desalojos y demoliciones y ante la protesta de comerciantes y vecinos”, sentenció Matías Aizenberg en el artículo “La avenida 9 de Julio, retrato de una ciudad demolida”, publicado en la revista del Archivo General de la Nación (AGN).
Es que la avenida más ancha del mundo, definición que algunos urbanistas ponen en cuestión, no sólo se trata de una megaobra pública muy joven, al punto que sus primeros 500 metros se inauguraron el 12 de octubre de 1937, hace apenas 85 años, sino que su desarrollo tuvo tantas idas y vueltas, así como avances y paralizaciones, que el proceso de expropiaciones y demoliciones que conllevó se extendió por casi cinco décadas. Un proceso caótico, caracterizado por la improvisación y no exento de sospechas de corrupción, que provocó la “evaporación” de 28 manzanas en pleno centro porteño. Con decenas de miles de vecinos y comerciantes afectados y con las piquetas muy poco predispuestas a distinguir si lo que se demolía tenía valor histórico, cultural, patrimonial. Pero sobre todo haciendo oídos sordos a las protestas de los damnificados, que llevaban vidas enteras asentados en sus casas, edificios, negocios y barrios.
Entrevistado para esta nota, José Díaz Diez, titular de la excelente cuenta de Instagram Fotos antiguas de Buenos Aires (fotos.antiguas.ba) y autor de libro “Buenos Aires en el tiempo”, contó que “desde el inicio de las obras se demolieron en total 28 manzanas completas, desde avenida del Libertador hasta la autopista Balbín/25 de Mayo, donde de cierta manera continúa pero ya como autopista Frondizi”.
Consultado sobre la suerte de los miles y miles de vecinos, dijo que no se conoce exactamente la cantidad de familias afectadas, pero “lo que sé es que las primeras expropiaciones, en la década del 30, estaban bien pagadas. Las posteriores, peor pagadas. Y las últimas, en los años 70, según comentarios de seguidores de mi cuenta (fueron saldadas) con un departamento en Lugano. O sea que los vecinos salían perdiendo plata, y encima los mandaban a vivir del otro lado de la ciudad”.
“No, no se indemniza a nadie”
El 11 de septiembre de 1969, el entonces secretario de Planeamiento de la Municipalidad porteña, de apellido Alem, le decía a un periodista que ya quedaban “pocos edificios ocupados” para la etapa de las obras que se iban a encarar (estaban suspendidas desde 1950). “Hay solamente 87 predios con habitantes y esperamos que estén totalmente desocupados a finales de este mes”. ¿Y dónde irán los vecinos? “A un barrio que se está construyendo especialmente en la calle San Pedrito”, comentó el funcionario en aquel año donde presidía el país el dictador Juan Carlos Onganía.
¿Cómo se determinó quiénes van a ese barrio?, le preguntó el entrevistador. “Se hizo un censo previo, y allí irán quienes tienen medios para afrontar la compra de esas viviendas”, contestó. Es decir que sacaban a los vecinos de sus casas, no los indemnizaban, y luego se tenían que pagar una nueva vivienda.
¿Qué ocurre con aquellos que no pueden afrontar el costo?, inquirió el periodista. “Ya los estamos ubicando en viviendas transitorias en el barrio Zavaleta y en el barrio Osvaldo Cruz”.
¿Se los indemniza? “No, no se indemniza a nadie. Hay que tener presente que esta era una obra declarada de utilidad pública hace más de 30 años”. Y al que no le gusta… (ver video 1 en esta nota).
Para entonces se veían, como durante casi todo el proceso de construcción de la 9 de Julio, comercios con carteles que, por ejemplo, rezaban: “Por demolición liquidamos existencias a precios rebajados”; “Últimos días, nos trasladamos a Independencia 814”; “Rebajas-Ofertas”; “Se venden instalaciones”; “Nos mudamos a Salta 593”; “Por desalojo judicial-Remate”, etcétera.
En una excelente foto de la primera parte de la obra, ejecutada -como dijimos- en 1937, se puede observar al dueño de una peluquería ubicada en la calle Cerrito Nº 245 junto con un cliente y algunos vecinos celebrando “la última afeitada” antes de que el local y toda la manzana fueran demolidos.
La construcción de la 9 de Julio (Video 1)
¿Quiénes, cuándo y por qué proyectaron la avenida 9 de Julio? “Durante la construcción de la avenida de Mayo se decidió que era necesaria otra, pero que fuera de norte a sur, la cual debía tener 33 metros de ancho”, contó José Díaz Diez. En rigor, el plan original data de 1889; la obra empezó recién en 1937, y “las distintas prolongaciones de la arteria se fueron sucediendo hasta la década de los 70. Sólo entonces se llegarían a completar los tres kilómetros con los que la vía urbana más famosa de Buenos Aires une la avenida del Libertador, al norte, con la avenida San Juan, al sur” (9 de Julio: la historia de las 20 cuadras que se “esfumaron” del centro porteño – Por Germán Wille – 22 de febrero de 2022 – diario La Nación).
Lo cierto es que problemas económicos (no hay que olvidar la gran crisis de 1890) y también políticos, dilataron todo hasta 1912.
Iba a tener 33 metros de ancho, pero fueron ¡140!
Nos cuenta Matías Aizenberg desde la revista del Archivo General de la Nación (AGN): “Hacia 1912 se aprobó la ley nacional 8.855 de expropiación de los terrenos con el fin de construir una avenida central de 33 metros de ancho y la edificación de inmuebles de ‘arquitectura especial’, cuya venta serviría para solventar las obras, junto a un empréstito tomado por la municipalidad y un aporte del gobierno nacional. El intendente Joaquín de Anchorena pretendía inaugurar el primer tramo de la avenida hacia 1916, para la celebración del centenario de la independencia, pero dificultades económicas y políticas obstaculizaron la obra”.
Aquí se debe tener en cuenta que se había sancionado la Ley Sáenz Peña de voto universal, secreto y obligatorio precisamente en 1912, lo cual inauguraría la democracia en Argentina con la asunción -justamente en 1916- del líder radical Hipólito Yrigoyen. Y en medio, concretamente en 1914, el inicio de la Primera Guerra Mundial puso la economía mundial patas para arriba, sobre todo en los países donde la clase dominante, como en Argentina, habían optado por ser pastoriles antes que industriales.
Pero Yrigoyen, a dos años de comenzar su segundo mandato en el año 1928, fue derrocado por un golpe de Estado. Y los corruptos y no democráticos gobiernos de la llamada Década Infame (1930-1943) retomaron los megaproyectos que germinaron en la década de 1880. “En los años sucesivos, y con el avance progresivo, errático y discontinuo de las expropiaciones y demoliciones por parte de la municipalidad, una imagen decadente se iría plasmando en el centro porteño”, describió Matías Aizenberg.
La construcción de la 9 de Julio (Video 2)
Durante la gestión de Mariano de Vedia y Mitre en la ciudad capital (1932-1938) se decidió avanzar “en las obras viales más relevantes, como el trazado de la Costanera Norte y el de la avenida Juan B. Justo, y el ensanche de las avenidas Vertiz (del Libertador), Centenario (Figueroa Alcorta), Corrientes y, sin dudas, la que despertó mayor expectativa y polémica: la apertura de la avenida 9 de Julio”.
“En la década del 30 (…) el ruido de la ciudad ocurría en el centro, no sólo por los ecos de su floreciente vida nocturna, sino porque la municipalidad, con el apoyo del presidente Agustín Justo, había decidido implementar las obras monumentales plasmadas en distintos proyectos desde la década de 1880 en adelante. Efectivamente, en unos pocos años, Buenos Aires vivió una vorágine de demoliciones en nombre de la modernidad, donde el resonar de la piqueta no dejaba oír las voces de los damnificados por el derrumbe de su casa, comercio o incluso iglesia. Esas demoliciones fueron producto del ensanche de las avenidas Belgrano y Corrientes, pero, sobre todo, de la traza de la avenida Norte-Sur (hoy, 9 de Julio)”, puntualizó Aizenberg.
Ahora bien, el proyecto de 1912 -una avenida de 33 metros de ancho- fue tirado a la basura. Y en 1937 comenzó la demolición de manzanas enteras para inaugurar, el 12 de octubre de ese año, una 9 de Julio de cinco cuadras de largo y 140 metros de ancho.
¿El Obelisco? Había sido levantado en 1936 justo donde estaba la emblemática y magnífica Iglesia de San Nicolás de Bari. “La Iglesia de San Nicolás de Bari nació como capilla en 1733 en la esquina de las actuales Corrientes y Carlos Pellegrini, y fue reconstruida hacia 1767. Fue el lugar donde se izó por primera vez en la Ciudad de Buenos Aires la bandera nacional, hecho que ocurrió el 23 de agosto de 1812. No obstante, fue demolida a fines de 1931 para dar paso a la traza popularmente conocida como Diagonal Norte” (La historia de la iglesia de San Nicolás de Bari, un ícono cultural que fue demolido hace 90 años para cederle el lugar al Obelisco – Por Marcelo Izquierdo – 21 de diciembre de 2021 – TN).
¿Por qué el proyecto de 1912 contemplaba una avenida de 33 metros de ancho y se realizó una de 140 metros? “Nunca encontré el motivo; el intendente De Vedia y Mitre se lo llevó a la tumba”, dijo José Díaz Diez.
En el proceso de demoliciones a mansalva, según contó Daniel Miguez en el programa “Mundo Disperso” (AM 750), desaparecieron el lugar que albergaba a la icónica Jabonería de Vieytes, donde se reunían los patriotas que encabezaron la Revolución de Mayo de 1810, y la casa donde vivió y murió Don Hipólito Yrigoyen.
¿Tiene 140 metros de ancho? “Es relativo. Se dice que mide 140 metros de ancho, a la altura de la avenida San Juan calculo, pero esos 140 metros ya incluyen las calles Cerrito/Lima y Pellegrini/Bernardo de Irigoyen, es decir, las colectoras”, apuntó Díaz Diez.
Los primeros 500 metros de 9 de Julio inaugurados por el presidente Agustín P. Justo el 12 de octubre de 1937 no avanzaron mucho más. “Las controversias generadas por su apertura, las discrepancias de proyectos, el enorme gasto público, y la falta de transparencia en las contrataciones directas hicieron que las obras se detuviesen en 1940”.
La construcción de la 9 de Julio (Video 3)
Etapas siguientes a 1937
-Recién entre 1944 y 1947 se realizó el sector entre las calles Bartolomé Mitre y la avenida Belgrano
-El tramo entre la calle Tucumán y la avenida Córdoba se habilitó hacia 1950. En 1951 llegó hasta la calle Paraguay
-La obra se detuvo por completo varios años. Recién en 1971 se inauguraron los tramos hasta las avenidas Santa Fe, al norte, e Independencia, al sur
-En 1972 se habilitó al tránsito el tramo entre las avenidas Independencia y San Juan
-En 1973 se hizo lo propio con los trabajos entre avenida San Juan y la calle Cochabamba
-En 1975, las obras ya avanzaron hacia la intersección con la avenida Caseros
-En plena dictadura, durante la intendencia de Osvaldo Cacciatore, la 9 de Julio fue incorporada la denominado Plan General de Autopistas
-A la altura de la avenida San Juan comenzó la construcción de un nudo distribuidor con la flamante autopista 25 de Mayo, y se determinó que a partir de allí la 9 de Julio dejaría de ser avenida para convertirse en una nueva autopista (9 de Julio Sur, actualmente AU Arturo Frondizi). “Esa obra trajo consigo demoliciones masivas en las cercanías de Plaza Constitución”
-En dirección al norte las obras fueron avanzando sucesivamente: tramo avenida Santa Fe-Arenales (1976), tramo Arenales-Arroyo (1979) y tramo Arroyo-avenida del Libertador (1980), lo cual implicó la desaparición del Pasaje Seaver “a pesar de los esfuerzos vecinales por impedirlo”
-Y en los 80, 90 y décadas siguientes siguieron los trabajos, aunque la etapa de demoliciones masivas ya había prácticamente concluido en los 70.
¿Hay algún emprendimiento similar en alguna otra capital del mundo? “En la actualidad no lo sé. En Berlín sí hubo ensanches durante el Tercer Reich (nazismo), y en Moscú se amplió una avenida en el centro. Pero un caso emblemático fue el de París en el siglo XIX, cuando Napoleón III le pidió al arquitecto Haussmann que demuela media ciudad para hacer avenidas. De la París original quedó poco y nada…”, remató José Díaz Diez.