Casa solar platense: de pionera a nivel mundial a vivienda usurpada

A fines de los años 70, arquitectos, físicos, ingenieros y especialistas en clima construyeron la primera casa alimentada con energías limpias de Sudamérica. Experimentaron 5 años. Era el prototipo de un barrio social de 250 viviendas. Vinieron a estudiarla desde países europeos. Sus desarrolladores con el tiempo fueron premiados. ¿Qué pasó? En 1986 la usurparon personas no necesitadas ni improvisadas. Las autoridades, bien gracias. Y San Seacabó

Casa solar

Casa solar de La Plata, un proyecto pionero

Cuando moría la década de 1970, científicos platenses parieron una casa solar pionera en Sudamérica. Incluso vinieron a estudiarla distinguidos investigadores nacionales e internacionales. Era la punta del iceberg de un ambicioso y vanguardista proyecto: un barrio de 250 viviendas 100% ecológicas que se construiría en los alrededores de 526 y 15.

La casa estuvo operativa desde el año 1980, cuando se convirtió en un centro de estudios y experimentación. Todo marchaba viento en popa. Hasta que un día de 1986, cuando los investigadores llegaron a la vivienda a la mañana temprano, se encontraron con todo el equipamiento, los libros y demás material tirado en la calle. Había sido tomada. A punta de pistola los “convencieron” de que se vayan. Las autoridades no movieron un dedo. Fin de la historia.

La imaginación se dispara a la hora de pensar posibles títulos para esta nota, o adjetivos a utilizar para contar la historia. Pero en un momento en que las susceptibilidades están a flor de piel, mejor recordar y reconocer con la mayor objetividad posible a los científicos que estuvieron “a nada” de convertir a La Plata en la ciudad con el primer barrio bioclimático del subcontinente y se toparon con una situación violenta “no improvisada”, por un lado, y la desidia de los gobernantes, por el otro, que dieron por tierra con tanto esfuerzo y tanta ilusión.

Solamente, ya con el diario del lunes (martes, miércoles y jueves), una pregunta sin respuesta: ¿A quién o a quiénes les podía molestar el desarrollo temprano de la construcción basada en energías limpias?

La primera vivienda bioclimática de interés social que se construyó en el país, como se dijo, tenía domicilio en la esquina de 526 y 15. Una vez probado y reprobado ese prototipo, comenzaría a levantarse un barrio social de 250 casas financiado por el Fondo Nacional de la Vivienda (Fonavi).

Este fondo nació en 1972 con el objetivo de atacar el eterno déficit habitacional del país a partir de la construcción de complejos accesibles a los sectores más humildes de la sociedad. Pero su derrotero, que incluyó entre sus obras “emblemáticas” a los barrios Fuerte Apache y Luis Piedrabuena, entre otros, fue lamentable. Y en 1995, como ocurrió con casi todo durante la segunda década infame, en los hechos fue provincializado. Fin de la historia (parte II).

Volviendo al barrio pionero en Sudamérica que no fue, vale recordar que éste fue impulsado por integrantes de la Federación de Arquitectos de La Plata promediando los 70. La vivienda prototipo fue financiada por el Instituto de la Vivienda de la provincia de Buenos Aires de entonces.

En 1978, los arquitectos Elías Rosenfeld, Olga Ravella y Jorge Luis Guerrero, junto con Ramón Del Cueto y Leticia Giancaglini, se encargaron del diseño y de la dirección de la obra. En 1980, tal como se indicó, la casa estuvo lista y se convirtió en centro de estudios e investigación.

El equipo de trabajo del denominado Instituto de Arquitectura Solar La Plata se encaminaba a llevar la tecnología solar, en una experiencia sin antecedentes, a las casas de interés social. Los integrantes del Instituto recibieron premios a nivel internacional. En fin…

UNA BELLA MAÑANA

Parte del equipo de trabajo, que estuvo bajo la dirección del arquitecto e investigador Elías Rosenfeld, llegó una mañana a primera hora -como lo hacía cada día- a la vivienda experimental y notó que algo no andaba nada bien: equipamiento, documentación y libros tirados en la calle. ¿Un robo? Aunque hubiese sido un gravísimo percance, les habría permitido volver a empezar, como dice la canción. Pero no.

La casa había sido tomada y no por gente necesitada e improvisada. Corría el año 1986. Un lustro y monedas de inversión, esfuerzo, estudio, pruebas e ilusiones fueron a parar a la papelera de reciclaje. Y los científicos y profesionales, invitados a alejarse del lugar a punta de pistola, como le contó a este cronista el arquitecto Jorge Daniel Czajkowski durante una charla mantenida hace otro lustro en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata (FAU-UNLP). Jorge se sumó al equipo cuando el desarrollo ya había comenzado.   

Rememoró que en el Instituto de la Vivienda bonaerense, nada menos que el organismo que financiaba la fase experimental del proyecto, a Rosenfeld le dijeron que “eso no les pertenecía”.

Más de 5 años de investigación, experimentación, inversión pública y esfuerzo fueron desperdiciados por la desidia oficial. La Plata pudo ser la primera ciudad con un barrio ecológico de interés social

Hoy se habla de viviendas sustentables. En aquel entonces ese término no aplicaba. Por ello se la conoció como la casa solar de La Plata.

La vivienda experimental y el posterior barrio tenían un valor agregado en cuanto a investigación y desarrollo, pues las casas solares jamás habían funcionado en zonas con clima templado y altos niveles de humedad como los de la región capital de la Provincia.

CARACTERÍSTICAS

*Se trataba de un dúplex de 60 metros cuadrados, que respetaba todos los parámetros del Fonavi.

*La casa era compacta: la totalidad de su superficie estaba concentrada en un pequeño volumen con el fin de maximizar la eficiencia energética.

*Paredes: contaban con cinco centímetros de material aislante en su cara interna, al igual que los cielorrasos (se trabajó con poliuretano, poliestireno expandido y lana de vidrio).

*El frente de la vivienda miraba al norte y se hallaba aislado con persianas plásticas de enrollar. Estas “cumplen una función similar a la del doble vidriado hermético”, inexistente en la Argentina de aquel entonces.

*En La Plata, el invierno tiene en promedio tres días soleados por cada cinco a siete nublados. Ese dato llevó a los científicos a prescindir del conocido muro trombe (no retiene a lo largo de 3 días de sol la energía necesaria para alimentar una vivienda durante una semana nublada).

*Se creó, en cambio, un muro de agua (latas de 20 litros pintadas de negro mate y repletas de agua que concentraban el calor y sí lo conservaban una semana).

*La casa poseía un invernadero donde podía secarse el equivalente a la carga de un lavarropa.

*El techo tenía dos paneles solares para generar agua caliente. La chapa actuaba como un colector solar para aspirar el aire caliente del interior de la casa y refrescarla con el apoyo de dos chimeneas solares.

*Los muros de agua captaban la energía solar para proveer calor al interior de la vivienda en invierno.

*En cambio, en verano, durante el día se cerraba la cortina plástica de enrollar para que no capte el calor exterior y sí el interior, refrescando los ambientes (por las noches se abría la cortina: parte del calor se irradiaba al exterior y parte salía por las chimeneas).

Dicho sistema posibilitaba que una familia de bajos recursos pudiese contar con agua caliente y “confort térmico” sin energía adicional, detalló el arquitecto Jorge Czajkowski.

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