Ensenada es un municipio con historia de resistencia y cultura de río, que cumplió 222 años desde su fundación.
Allá lejos y hace tiempo
En 1520, el marino español Fernando de Magallanes arribó a la Caleta de Ensenada. Por la ubicación privilegiada sobre el Río de la Plata, creó el primer asentamiento.
Sesenta años después, el explorador Juan de Garay distribuyó tierras para establecer chacras y estancias cerca de Buenos Aires, entre ellas, las del Valle de Santa Ana, actualmente Magdalena y Ensenada.
En 1668, Antonio Gutiérrez de Barragán le compró territorio a Bartolomé López y, medio siglo más tarde, se lo concedió al gobernador Hernandarias de Saavedra. A partir de entonces, el lugar recibió el nombre Ensenada de Barragán.
El 5 de mayo de 1801 se fijó como fecha fundacional de la ciudad, cuando fue aprobado el trazado que diseñó el ingeniero Pedro Antonio Cerviño.
Defensa de la soberanía
El Fuerte Barragán es una de las construcciones más representativas de Ensenada. Creado en 1736, se reconstruyó en 1801 luego de una importante sudestada que arrasó con la antigua edificación de adobe.
En 1942 fue declarado Monumento Histórico Nacional. Es el único de la época del virreinato en la Región: conserva el trazado, la torre y la base de ladrillos originales.
Durante el siglo XIX, en este sitio se disputaron enfrentamientos con fuerzas extranjeras en defensa de la soberanía nacional: las invasiones inglesas de 1807 y el combate naval de Monte Santiago contra el Imperio de Brasil en 1827.
Dentro del predio, que se puede visitar de manera gratuita, se emplaza el Museo Histórico que rodea todo el perímetro de la fortaleza. “Allí también funciona el Museo Héroes de Malvinas que completó un complejo museográfico con eje en la soberanía”, explicó Esteban Bravo, director municipal de Cultura.
“Los y las visitantes podrán recorrer la batería histórica, el museo y las excavaciones arqueológicas que se fueron haciendo en los últimos años, gracias a las cuales se hallaron el patio, el aljibe y varios elementos que nos permitieron conocer la vida de quienes habitaron el lugar”, detalló.
Según relató, las personas se sorprenden al observar el estado de conservación del fuerte, ubicado en la avenida Almirante Brown camino al Club Regatas La Plata. En el sector de arqueología, destinado a las infancias como parte de las visitas educativas, chicos y chicas juegan a hallar objetos y a clasificarlos.
Naturaleza
Con una superficie de 450 hectáreas, a pocos kilómetros de la capital bonaerense y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se extiende la Reserva Natural Punta Lara.
Es la más austral de las selvas en galería, tiene características subtropicales y en ella crecen grandes árboles e ingresa poca luz. El Laurel, el Chalchal y el Ceibo son algunas de las especies que mantienen la humedad terrestre y favorecen el crecimiento de vegetación inferior.
En este ecosistema en el que habitan mamíferos, anfibios, reptiles, mariposas y un importante número de aves, se puede realizar un circuito guiado de una hora y media, que incluye el espacio de uso de educativo Los Pioneros, la sala de interpretación, el ecoespacio Las Nativas, el sendero agreste El Burrito y el mirador Los Ceibos, donde la exuberancia selvática asombra a los turistas.
Las visitas sólo son posibles con guía profesional o guardaparques de la reserva, con punto de encuentro y horario pautado. Los turnos e información oficial se pueden averiguar escribiendo a rnpuntalara@ambiente.gba.gob.ar, donde los recorridos serán confirmados y, de ser necesario por las condiciones climáticas, reprogramados.
La Isla
La Isla Santiago es otro de los atractivos destacados del distrito, sobre la margen del canal de acceso al Puerto de Ensenada. Se trata de uno de los dos archipiélagos separados del continente por el Río Santiago.
El paisaje pintoresco de casas de chapa y madera rodeadas de diferentes tipos de flores y árboles enamora a quienes pasean por sus caminitos de cuento.
En el lugar, a una distancia de diez kilómetros del centro de la ciudad, viven trescientas personas. Cuenta con almacén, parrilla, estacionamiento y espacios para la pesca.
Para llegar, hay que tomar avenida Bossinga, que después se convierte en el Camino Costanero Almirante Brown, y luego de pasar el arroyo El Zanjón a mano derecha, seguir el camino de acceso a la Isla.
“Ensenada dispone de catorce kilómetros de costa de los cuales ocho son para los y las bañistas con servicio de ambulancia y guardavidas”, explicó Lucas Tobe, director de Turismo ensenadense.
El parque costero tiene doce paradores con mesas, fogones y baños públicos de acceso gratuito.
Además de las bellezas naturales y de las atrapantes historias, Ensenada posee un tentador patio gastronómico que invita a degustar la variedad de sabores y platos típicos regionales.