40 años de democracia
El domingo 2 de octubre de 2022, hace prácticamente un año, en 90 Líneas publicamos un artículo titulado “Argentina: ¿Democracia o Autoritarismo?”. En la bajada de la nota, decíamos: “La democracia argentina está en riesgo, bajo amenaza de la extrema derecha. El espejo de Brasil es más que elocuente. Los demócratas tenemos el deber histórico de blindarla. Para eso, ante todo debemos desear hacerlo: abandonar la política chiquitita y sentarnos con todos los demócratas, pensemos como pensemos en distintos temas. Todavía estamos a tiempo. Mañana puede ser tarde”.
“El espejo de Brasil” refería a la sorpresa mayúscula que nos causó que ese mismo día, el domingo 2 de octubre de 2022, Lula da Silva le hubiese ganado al ultraderechista Jair Bolsonaro por “apenas” 5 puntos porcentuales -48,4% a 43,2%-, por lo cual ambos pasaban a un balotaje, pues en el país vecino, como aquí hasta la reforma constitucional de 1994, se necesita el “50% más uno” para triunfar en primera vuelta. La segunda se celebró el 30 de octubre, cuando Lula se impuso por ¡1,8 por ciento!, en unos comicios que le jugaron una muy mala pasada a los corazones de millones de brasileños y brasileñas. (Hoy, a ocho meses de asumir su tercera presidencia, el ex líder sindical alcanzó una imagen positiva superior al 65%, incluso entre sectores evangelistas que en su momento apoyaron decididamente al neofascista).
Volviendo a nuestro artículo, el mismo comenzaba diciendo: “Hace tiempo, mucho tiempo, que la ‘grieta’ creada por quienes se benefician de una comunidad dividida dejó de ser peronismo-antiperonismo o kirchnerismo-antikirchnerismo. Incluso, en términos más abarcativos para el discurso de los militantes de la fragmentación social, populismo-antipopulismo (si entendemos por populismo un conjunto de políticas que benefician a los sectores más vulnerables de la sociedad). Lamentablemente -aunque ya no hay tiempo para lamentos-, la verdadera grieta que hoy atraviesa a la política y, por extensión, a gran parte de la sociedad argentina es Democracia versus Autoritarismo. Como en 1983. A un año de las próximas elecciones presidenciales, el devenir de las cosas nos dio la razón a los más pesimistas”.
Ahora faltan menos de 50 días para las presidenciales. Y lamentablemente -como dijimos hace un año-, tenemos que repetir esa última frase: “…el devenir de las cosas nos dio la razón a los más pesimistas”.
Pero el optimismo o el pesimismo no se dan porque sí. Ser optimista sin motivo -al menos aparente- es una tontería, al igual que ser pesimista sin causas que lo justifiquen. No obstante, aquel pesimismo anclaba en una serie de hechos que se venían dando en el país, en la sociedad argentina, que “invitaban” al desánimo. Hoy trataremos de indagar un poco en cuestiones puntuales, gruesas, que sucedieron desde el retorno de la democracia como para que, el lunes 4 de septiembre de 2023, la candidata a presidente más votada en las PASO del 13 de agosto, la ultraderechista pro-dictadura y pro-impunidad de los genocidas, Victoria Villarruel, haya realizado un denominado “homenaje a las víctimas del terrorismo” en la Legislatura porteña, un templo de la democracia que de ningún modo debería haberse usado para tal fin.
40 años de democracia 40 años de democracia
Antes de ello, transcribiremos unas reflexiones que la abogada Graciana Peñafort realizó en un programa de la TV Pública sobre el primer aniversario del intento de asesinato a la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. “A mi me impresiona mucho la casi nula reacción social (ante semejante hecho), en el momento e incluso ahora”, dijo para empezar.
Siguió: “Yo me acuerdo cuando, enojados por los términos en que (el fiscal Diego) Luciani se dirigía a Cristina en la causa (vialidad), en los actos cantábamos ‘si la tocan a Cristina, qué kilombo se va a armar’. Y voy a decir algo: la tocaron dos veces, con una sentencia que literalmente la proscribió, y previamente a eso le gatillaron dos veces en la cabeza”, puntualizó, para subrayar: “No estoy añorando el kilombo, porque claramente no me gustan las cuestiones violentas, pero digo… pasó mansamente, pasó mansamente…”, reiteró.
Luego, profundizó: “Más allá de la cuestión afectiva que uno puede tener, y que no todo el mundo debe tener, yo creo, y esta es una pregunta que me hago: No hemos reflexionado sobre si esta mansedumbre con la que tomamos estos dos eventos no es un revival (renacimiento) de la violencia política. Y voy a decir algo: Como hija de la democracia yo estaba muy orgullosa y muy convencida de que ya no había espacio para la violencia política. Pero estos dos hechos me demuestran que no sólo hay espacio, sino que además la sociedad tiene un nivel de tolerancia (a la violencia política) mucho más amplio de lo que uno imagina”.
Sin la claridad meridiana que caracteriza a Graciana Peñafort, en 90 Líneas hemos manifestado esa idea en varios artículos advirtiendo: “Vivimos en un país en el cual intentaron asesinar a la vicepresidenta y la justicia no investiga”, a lo que deberíamos haber agregado, siguiendo a Peñafort, “y la sociedad no reacciona”.
La gravedad de ello es tal, y nuestra incomprensión de la ¿nueva? realidad social es tan grande, que no podemos comprender cómo llegamos, tras 40 años de democracia, a que una fuerza política neofascista sea la más votada en las elecciones primarias y que su candidata a vicepresidenta organice un acto pro-dictadura en la mismísima Legislatura porteña.
“…Porque están acechando los chacales”
Hace tiempo, calculo que no más de dos años, un gran amigo me decía -palabra más, palabra menos- “tenemos que empezar a aflojar con algunos discursos, porque la gente está cansada, la gente está preocupada por otras cosas”. ¿Por ejemplo?, le pregunté, y tras mencionar algunos lanzó: “Y hasta me animo a decirte, con los derechos humanos”.
Hoy es evidente que no sólo no se puede bajar la guardia ni medio segundo con los derechos humanos, sino que no se puede bajar la guardia con la irrestricta defensa cotidiana de la democracia. Porque aquí, y en cualquier país del mundo, siempre, pero siempre, están y estarán acechando los chacales que en Argentina sueñan despiertos con retrotraernos al preperonismo, y en Europa al fascismo puro y duro.
40 años de democracia 40 años de democracia
Si no, veamos el caso del partido neofranquista Vox en España, que aprovechó para nacer y crecer el desencanto de gran parte de la sociedad con las fuerzas políticas tradicionales cuando éstas tuvieron que remar en dulce de leche tras la crisis mundial de 2008. (Dicho sea de paso, la candidata a vice de Milei es una de las firmantes de La Carta de Madrid, el documento fundacional del Foro de Madrid, una alianza de partidos y organizaciones de extrema derecha de América y la Península Ibérica, donde figuran -entre muchos otros- integrantes de Juntos por el Cambio, bolsonaristas brasileños, pinochetistas chilenos, hombres y mujeres identificados con el ex dictador peruano Alberto Fujimori y un largo etcétera).
La frase de Peñafort “estos dos hechos me demuestran que no sólo hay espacio (para la violencia política), sino que además la sociedad tiene un nivel de tolerancia mucho más amplio de lo que uno imagina”, tiene fuertes puntos en común con la frase de Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores del izquierdista partido español Podemos, cuando apuntó: “Nosotros pintábamos y gritábamos ‘no pasarán’ (en referencia a los fascistas)… Pues bien, pasaron”.
Marchar por los derechos humanos, en el 76 y en el 2023 también
Demás está decir que todas las organizaciones de derechos humanos, numerosos legisladores y legisladoras, dirigentes sindicales, sociales, políticos, universitarios, etc, han repudiado fuertemente el acto de Villarruel, así como el hecho de que le hayan prestado la Legislatura porteña para ello, y se movilizaron hasta el palacio legislativo. Pero el punto sigue siendo ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
Nos parece muy pertinente citar el comunicado que al respecto realizó la organización Historias Desobedientes, conformada por hijos, hijas y otros familiares de represores (como Villarruel) que condenan públicamente el genocidio que inició en 1976: “Podemos afirmar que Victoria Villarruel es una hija obediente del genocidio, que obedece los mandatos filiatorios de lealtad familiar que perpetúan el silencio y justifican los crímenes. Tan grave como eso es que desde su posición dirigencial promueva políticas de odio que pueden resultar en hechos dramáticos en el futuro inmediato”, enfatizaron.
“En Historias Desobedientes -continuaron- afirmamos que los familiares de genocidas, como parte de una sociedad comprometida con los Derechos Humanos, tenemos la obligación y el deber ético y social de repudiar los crímenes de lesa humanidad que han cometido nuestros familiares. Nuestra existencia es posible gracias a una construcción social que entiende que el Estado debe proteger y garantizar los Derechos Humanos y no violarlos. Nuestros familiares -muchos de ellos juzgados y condenados-, torturaron, secuestraron, asesinaron y desaparecieron personas, también se han apropiado de cientos de bebés a quienes las Abuelas siguen buscando”, apuntaron, para llamar a movilizar a la Legislatura bajo la consigna “Negacionismo Nunca Más”.
Y hablando de negacionismo, creemos a pie juntillas que el hecho de que en nuestro país no esté fuertemente penado el negacionismo (tema sobre el que escribió aquí nuestro columnista Paolo Zaniratto) es una puerta siempre abierta a los chacales. Otro ejemplo: Cada vez que se quiere hablar de la dictadura en las escuelas la derecha y la ultraderecha hablan de “adoctrinamiento”. ¿Enseñar los derechos humanos y educar en la democracia es adoctrinamiento en un sentido negativo? ¿Entonces Alemania no es una república democrática? Porque habría que recordar que si allí alguien dice “el holocausto no exis…”, ya está preso.
40 años de democracia 40 años de democracia
Fueron gravísimos errores y horrores:
-Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida sancionadas durante el gobierno de Raúl Alfonsín, las cuales horadaron y mucho las expectativas de la sociedad de hacer justicia tras la recuperación de la democracia.
–Dejar intactas las estructuras represivas que sobrevivían en las fuerzas de seguridad y de inteligencia heredadas de la dictadura (a propósito, recientemente fue aclamada en el 80º Festival de Cine de Venecia la película “El rapto”, de Daniela Goggi y protagonizada por Rodrigo De la Serna, la cual aborda a “ese enemigo invisible que seguía funcionando (en democracia), los servicios de inteligencia de la dictadura, que hacían de dobles agentes, pues tenían toda la información de la dictadura. No era un enemigo puntual: el mal era capilar. Y cuando eso pasa no se controla”, explicó la directora).
-Ni hablar del indulto promulgado por el presidente Carlos Menem (1989-1999), admirado por Milei, que dejó en libertad a los popes de la dictadura condenados en el denominado Juicio a las Juntas del año 1985. Allí, por caso, recuperó la libertad Jorge Rafael Videla, a quien Victoria Villarruel visitaba con otros jóvenes cuando volvió a prisión.
-Cuando el 14 de mayo de 1995 Menem fue reelecto por 8,6 millones de argentinos y argentinas (49,9% de votos), el indulto fue convalidado. Más de 500 mil personas habían marchado en el país cuando se lo sancionó. Ni caso.
Esos votos, que algunos analistas afirman -y quizás con algo de razón- que ni siquiera tuvieron en cuenta el indulto, como muchos analistas ahora aseguran que X % de votantes de Milei no están de acuerdo con sus propuestas de destrozar el Estado y privatizar hasta el aire que respiramos, terminan convalidando todo lo que dicen los candidatos y sus plataformas de gobierno. Es por ello que el voto no puede guiarse por circunstancias puntuales o por emociones que hoy están y mañana quién sabe.
Cierta vez, luego de que alguien dijo en su programa de radio algo así como “la gente no está politizada, no tiene en cuenta a la hora de votar cosas como las que tienen en cuenta aquellos más informados e interesados por la política”, Víctor Hugo Morales se cansó y dijo al aire -en otras palabras- “bueno, ya estoy cansado de ese argumento. ¡Que se informen!”.
“Está en riesgo la democracia en Argentina porque La Libertad Avanza tiene chances de imponerse en los comicios presidenciales de octubre próximo y, si eso ocurriera, se profundizarán los riesgos para el pluralismo y para la convivencia democrática (…) Javier Milei va a arrasar a una velocidad inusitada con los derechos de los trabajadores y de los más pobres de la Argentina y va a agudizarse la confrontación en el país”, sentenció el antropólogo Alejandro Grimson, autor -entre muchos otros- del excelente libro “¿Qué es el peronismo?”.
“La democracia argentina está en riesgo, bajo amenaza de la extrema derecha”, dijimos aquí el 2 de octubre de 2022. El 22 de octubre de 2023 se vota. ¿No les gusta Massa? Bien. En todo su derecho. Pero es bueno subrayar que Sergio Tomás Massa es un demócrata cabal, y que en democracia todos los problemas se pueden discutir y solucionar. ¿Los demás?, preguntaría Miguel Abuelo. Los demás no. La extrema derecha no fue, no es ni será democrática, aunque se valga del sistema para llegar al gobierno.
40 años de democracia