El milagro de la virgen del vidrio

Un fenómeno ocurrido en el colegio Nuestra Señora de Lourdes, del barrio La Loma, que dio la vuelta al mundo y que aún hoy perdura en la memoria de los platenses

Virgen del vidrio

La parroquia Ntra. Sra. de Lourdes de 38 y 19

Virgen del vidrio.– Agustín Espíritu Luchino fue un cura que se desempeñó y estuvo a cargo de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes de 19 y 38 del barrio La Loma durante 59 años. Luchino murió a los 99 años de edad el 18 de agosto de 2009. Cuatro años antes de su muerte, el párroco mantuvo una larga entrevista con quien escribe estas líneas en el marco del 70° aniversario de su ordenación sacerdotal. «Creo que en el cielo hay muchos amigos de esta comunidad de Lourdes que me están esperando. Yo espero ir al cielo con ellos», había dicho en esa charla que tuvo lugar en las instalaciones que hay detrás de la iglesia, donde él vivía, y donde aún hoy se ingresa por la secretaría parroquial de avenida 38 casi esquina 20.

En el año 1992, cuando hacía mis primeras armas en esta profesión, me tocó cubrir en esa parroquia un suceso histórico, algo que Luchino prefirió mantener en silencio durante muchos años. Le incomodaba hablar de ese hecho, prefería no opinar por varios motivos; uno de ellos era que las autoridades eclesiásticas no le permitían explayarse. Sin embargo fue en esa entrevista a la que hice referencia en el primer párrafo, cuando el cura soltó lo que no pudo y no se animó a decir durante 13 años.

En ese 1992, unos meses antes de que Ricardo Barreda matara a su esposa, su suegra y sus dos hijas, una noticia conmocionó no sólo a la comunidad de Lourdes sino a los fieles católicos de todo el país y del mundo, porque de hecho la noticia recorrió todos los países: una nena de séptimo grado del colegio ubicado al lado del templo dijo haber visto en uno de los pasillos del edificio, y luego reflejada en uno de los vidrios de un aula que da al patio, la imagen de la virgen en todo su esplendor, con el manto blanco y la cinta celeste que la caracteriza.

La imagen de Nuestra Señora de Lourdes

El relato tomó tal dimensión que miles de fieles comenzaron a desfilar por el patio de la escuela desde donde podía observarse claramente el vidrio y, también claramente, la imagen de la Virgen de Lourdes. ¿Fue un Milagro?. A medida que pasaban los días eran más y más quienes se acercaban a ver lo que al principio parecía algo imposible, aunque -me consta- la virgen estaba allí como si alguien la hubiera dibujado. Se veía perfecta.

Un tiempo después se optó por retirar ese vidrio y exponerlo en la gruta, al lado de la iglesia, pero con el paso de los años fue retirado y al día de hoy nadie sabe dónde está. Tampoco se puede ubicar a la ex alumna que vio a la virgen; en la parroquia y en el colegio siempre manejaron el tema con mucho hermetismo.

AL FINAL HABLO LUCHINO

La de 2005 no fue una entrevista más para este cura que permanece en el corazón de todo el barrio La Loma de La Plata, p0ues en esa charla con este cronista se animó a decir algo que llevaba muy adentro.

Aún así, recuerdo que se lo notaba algo molesto: «No me gusta hablar mucho de eso de lo que pregunta…». Sin embargo, lo hizo. Se largó y se expresó con naturalidad. Hasta pareció un desahogo para él.

«Cuando vinieron a decirme que una nena de séptimo grado había visto en el vidrio de un aula que daba al patio la imagen de la virgen, fui inmediatamente. Me puse a observar, detenidamente, pero la verdad es que no advertía nada en ese vidrio. Recuerdo que había maestras rezando, llorando, abrazándose, pero yo no veía nada. La gente me miraba como a un cura testarudo».

Hasta ahí el relato parecía que terminaba en la nada y que iba a ser difícil encontrar un título para la entrevista que me tocaba publicar. Pero Luchino hizo una pausa, me miró a los ojos, y continuó: «Seguí mirando el vidrio, siempre. Fue en el cuarto día, después de misa, que me paré frente a esa ventana por enésima vez y entonces pude ver nítidamente la imagen de la virgen de Lourdes. Estaba con las manos extendidas. Después la volví a ver una y mil veces pero con las manos juntas e inclinadas».

«Estoy completamente convencido de que allí estaba la virgen. Además guardo en el corazón todos los testimonios recibidos: sin dudas fue un milagro», dijo llorando y sin ocultar toda su emoción Agustín Espíritu Luchino.

Agustín Espíritu Luchino

 

 

 

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