Milei se consideraba un liberal clásico, hasta que en el año 2013 descubrió la Escuela Austríaca de Economía leyendo a Ludwig von Mises, Friedrich von Hayek y Murray Rothbard, le contó a la BBC el analista Pablo Stefanoni, quien dedicó los últimos años al estudio del movimiento libertario en Argentina y cursó Microeconomía en la Universidad de Buenos Aires (UBA) con el actual líder de la extrema derecha nativa como profesor (“Qué es la Escuela de Austria en la que se inspira Javier Milei y cómo influye en sus radicales ideas económicas” – Cecilia Barría, BBC News Mundo, 20 de noviembre de 2023).
“En ese momento, era un economista matemático, un neoclásico tradicional”, dijo Pablo Stefanoni.
La Escuela Austríaca de Economía nació a finales del siglo XIX. Luego, algunos de sus miembros, como Friedrich von Hayek, realizó trabajos relevantes en las décadas del ’20 y ’30 del siglo XX.
El colega Gustavo Veiga, en su muy buen artículo “El horror económico y la doctrina del shock”, publicado el jueves 15 de diciembre en el diario Página 12, nos ilustra sobre los pasos que dieron dos de los gurús de Milei ni bien finalizó la Segunda Guerra Mundial.

Las fortunas robadas a los judíos
“Dos años después de terminada la Segunda Guerra Mundial, se creó la sociedad de Mont Pelerín. Lleva ese nombre porque la crema liberal-ortodoxa de la época se reunió en un hotel de esa localidad suiza. Temían no sólo al colectivismo; además, a las ideas keynesianas sobre el estado de bienestar. El encuentro lo financiaron banqueros de ese país que habían ocultado las fortunas robadas por los nazis a la colectividad judía víctima del Holocausto, en las llamadas cuentas durmientes”.
“Los dos referentes ideológicos de Milei, los economistas austríacos Von Hayek y Von Mises, estuvieron presentes -continúa Veiga-. El primero ya había escrito en 1944 su libro Camino de Servidumbre, que reivindica al dios mercado por sobre toda manifestación de vida humana en el planeta”.
Y aquí vamos.
Escribió Von Hayek: “Es la sumisión del hombre a las fuerzas impersonales del mercado lo que, en el pasado, hizo posible el desarrollo de una civilización que sin esto no habría podido hacerse; es por la sumisión que participamos cotidianamente en la construcción de algo más grande que lo que todos nosotros podemos comprender plenamente”.
“Sumisión del hombre a las fuerzas impersonales del mercado” y “es por la sumisión que participamos cotidianamente en la construcción de algo más grande que lo que todos nosotros podemos comprender plenamente”. Dos frases escalofriantes, la segunda de las cuales remite a la idea de algo tan “grande” que resulta incomprensible para el ser humano terrenal, en otras palabras, un concepto de divinidad.
“Nadie puede estar al servicio de dos amos, pues o odia a uno y ama al otro o apreciará a uno y despreciará al otro. No podéis estar al servicio de Dios y el Dinero” (Mt. 6, 24). Esto lo dijo Jesucristo hace unos 2.023 años, pero pareciera ser que ni siquiera muchos de quienes se autoperciben católicos lo han leído, y si lo hicieron “se les pasó por alto”.
La versión popular reza “no se puede servir a Dios y al diablo”, aunque, en rigor, los Evangelios son incontestables: Jesucristo es tajante a la hora de poner en las antípodas del servicio a Dios, el servicio al dinero.
Justicia social
Viajemos hasta la turbulenta Argentina actual. En campaña, Milei decía “El concepto de justicia social es aberrante, es robarle a alguien para darle a otro”. En más de una oportunidad, la definió como “sacarle al exitoso para darle a otro”.
Ahora bien, ¿qué es para Milei un “exitoso”? ¿Un rico? Sí, con su concepción de las cosas, sí. Lo que se olvidó de decir en campaña es que esos ricos exitosos eran Mauricio Macri, el empresario más corrupto de los últimos 40 años, cuyo clan familiar hizo fortuna en connivencia con la dictadura y merced al Estado (todos nosotros), al punto que fue el Estado el que pagó las deudas privadas ilegítimas de sus empresas, entre otras muchas cosas. El exitoso era Luis Caputo, un paria de la City porteña, un mesadinerista que siempre hizo plata sin trabajar y que en 2018 fue una pieza clave del endeudamiento histórico con el FMI y de la fuga total.
La justicia social según Milei (antes de pactar con lo peor de la casta argentina)
La justicia social según el Papa Francisco
En cuanto a los ricos, Jesucristo no los condenó pero les auguró el final menos deseado: «En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se los repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos» (Mateo 19, 23-30).
Como hijo de Dios, Jesucristo nació, creció y vivió como pobre, todo un signo para la humanidad. La Iglesia latinoamericana que creció al calor del Concilio Vaticano II y de la Segunda Conferencia General del Episcopado Hispanoamericano (CELAM), que tuvo lugar en Medellín, Colombia, del 24 de agosto al 6 de septiembre de 1968, diría alto y claro que la pobreza se debe evitar, pero tanto como una vida licenciosa. El camino es la austeridad.
Y como dijo Francisco en la encíclica papal Fratelli Tutti, “no se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos. Qué triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad”. Ergo: a años luz del “pobrismo” del que hablan desde la derecha ultra pero también de la sumisión al dios mercado que propuso Von Hayek.

Hayek y Friedman, enamorados de Pinochet y la dictadura liberal
La BBC da cuenta de que Hayek visitó dos veces Chile (1977 y 1981). En el primer viaje se reunió con Augusto Pinochet, quien lideró el golpe de Estado contra Salvador Allende, y deslizó su apoyo al régimen en entrevistas con la prensa local.
A Hayek se le atribuye una frase distópica sobre aquel Chile de 1973, añade en su artículo Gustavo Veiga: “Un dictador puede gobernar de manera liberal, así como una democracia gobierne sin el menor liberalismo. Mi preferencia personal es una dictadura liberal y no un gobierno democrático donde todo liberalismo esté ausente”.
“Personalmente prefiero una dictadura liberal a un gobierno democrático carente de liberalismo” (Friedrich von Hayek)
Pero antes de Hayek, quien visitó al Chile dictatorial y se reunió con Augusto Pinochet fue Milton Friedman, fundador de la Escuela de Economía de Chicago, una escuela de economía neoclásica defensora del libre mercado a ultranza. Es decir, la que seguía Milei hasta que en 2013 descubrió a los austríacos, mucho más radicales en su liberalismo.
“Friedman se reunió (en aquel 1975) con Pinochet, autoridades públicas y representantes del mundo privado. Antes de abandonar el país, dio dos entrevistas al diario El Mercurio, donde definió a Chile como un enfermo. Y dijo: ‘Pienso que su enfermedad es temporal y mi diagnóstico es que el paciente sufre del virus del déficit fiscal con complicaciones de tipo monetario (NR: cualquier parecido con el discurso del mesadinerista Luis Caputo al presentar la primera parte del brutal ajuste, no es pura coincidencia)”.
“Consultado sobre los costos sociales de sus políticas, Friedman señaló ‘indudablemente que hay costos, pero desafortunadamente no existe otra alternativa. Ir aplicando paliativos en vez de amputar las partes enfermas entraña el peligro de que el costo final pueda ser más grave que el mal que se quiso evitar’”, reseñan en el Museo de la Memoria de Chile.

Primera conclusión: a los liberales ultra les importa un comino si se trata de un gobierno democrático, autoritario o de la más sanguinaria dictadura; ellos sólo quieren aplicar sus recetas que siempre, pero siempre, han generado desigualdades flagrantes con tremendas consecuencias a corto plazo en los países subdesarrollados (como el nuestro) y a mediano y largo plazo en los desarrollados, como el EEUU post-Reagan y el Reino Unido post-Thatcher.