bullrich busca manos libres
Apuntes y reflexiones sobre La Chicago Argentina – 1932/2024
Por Eduardo Villalba (Ex Srio. de Seguridad y Política Criminal de la Nación)
Presupuesto per saltum
El diputado nacional por Santa Fe, Mario Barletta (UCR), presentó un proyecto de Emergencia en Seguridad para la provincia de Santa Fe, que incluye facultades delegadas para la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich.
El intento fallido, en ocasión del tratamiento de la Ley Ómnibus (en este tema, no por iniciativa del ejecutivo, sino también por parte de la UCR y oposición aliada), no forma parte ni más ni menos de la jugada de la ministra para conseguir mayor financiamiento por afuera del replicado presupuesto nacional 2024.
https://x.com/VillalbaEdua/status/1767304970762682713?s=20
Con el nuevo/viejo escenario de la ciudad de Rosario, a Bullrich se le abre la posibilidad de reflotar la oportunidad de contar con manos libres y billetera abultada, sin tener que esperar el incierto tratamiento de la Ley “ómnibus light” o el DNU de pocos entusiastas. Para eso, echa mano de los siempre dispuestos radicales, que en este caso fueron/son socios, funcionarios, etc, de sucesivos gobiernos santafesinos.
Algo de Rosario
Desde hace tiempo, la ocurrencia, causas y contextos de los homicidios dolosos y mercado de drogas ilegalizadas en Rosario tienen una diferencia marcada con las del resto del país, y como ejemplo de eso puede compararse con las zonas más calientes del conurbano bonaerense.
La diferencia con Buenos Aires está dada en la concentración de los delitos (y su repercusión/victimización) en una y otra, dada por la extensión de territorio y la cantidad de habitantes (11 millones frente a 1,3).
Esto provoca alto impacto social (y mediático) entre una población en donde el delito a priori aparece estigmatizado (todo homicidio presupone el componente narco), y a las tasas sostenidas en el tiempo (22 cada cien mil habitantes en Rosario), se le suma la violencia en la perpetración de los mismos.
En este mismo sentido, en el conurbano (si bien con una tasa muchísimo más baja de 4,9 cada 100 mil) no se emparentan estos hechos, a priori y exclusivamente, con la comercialización ilegal de drogas, apareciendo otras causales (la ocasión de robo, la proliferación de armas ilegales, las situaciones intrafamiliares).
Saturados
Por espectacularidad o por conveniencia, últimamente se ha encasillado el delito santafesino meramente con el componente narco.
https://x.com/VillalbaEdua/status/1767190184141992267?s=20
En su discurso al llegar a Rosario el lunes 11 de marzo de 2024, la ministra de seguridad dudó, a lo largo de su enunciado, en encuadrarlo como narco criminalidad, delito complejo, delito polirrubro (sic) o narcoterrorismo. Al percatarse de este fallo, ella misma, sus funcionarios y las comunicaciones posteriores no escatimaron en abrazar la última calificación (narcoterrorismo).
Esta calificación le permite adquirir mayor grado de visibilidad cinematográfica a la intervención policial, justificar la saturación (derrotada en todos los escenarios narcocriminales del mundo) y, a su vez, le abre una pequeña ventanita para sortear los impedimentos de la Ley de Seguridad Interior respecto de la intervención de las Fuerzas Armadas. La pseudoteoría ya la intentó explicar su adláter y ministro de Defensa, Luis Petri: El narcotráfico es un delito transnacional, por lo tanto una agresión externa, de la que nos tenemos que defender y repeler. Si esa no le sale, de mínima le permite a Bullrich generar masa crítica en la opinión pública, en el presidente y su círculo, para la “vía libre” de su accionar.
Los “cartelitos”
¿Las históricas bandas narcos rosarinas y sus ramificaciones son en definitiva el gran componente del delito en Rosario? Si tuviéramos que calificar en términos futboleros a los clanes que tomaron notoriedad en el mundo delictual santafecino en los últimos años, diríamos que esos grupos, en el campeonato narco juegan en la “D”. El delito complejo en Rosario hay que entenderlo en capas, como si fuera una cebolla en la que la piel que aparece en la superficie y a simple vista no siempre es la totalidad de la trama.
La primera capa pretendida de “narcoterrorismo”, carteles de droga, crímenes espectaculares y violentos, personajes bizarros y combate espasmódico, resulta excelente marquesina para ocultar muchas otras capas de organizaciones criminales diversificadas en sus objetos, accionar y productos, que no se conjuran “contando gendarmes”, sino con el peso de una política criminal de calidad.
Una buena parte de esa política (y quizás en este caso la prioritaria) debería estar dirigida al entramado económico, consecuencia de los hechos delictivos, que adquieren disfraz de negocios inmobiliarios, desarrollos de construcción, supuestas mutuales, pases de jugadores de fútbol, comercio de granos, puertos infranqueables, evasión fiscal y connivencia de todo tipo y grado. De encararse con seriedad esta dimensión, se llegaría al centro de esa cebolla, que seguramente entre capa y capa aparecerá más podrida.
Paradoja
Los mismos funcionarios (actuales y ex) de la provincia de Santa Fe que no pudieron estructurar desde hace años una policía profesional, orgánica y alineada al poder político civil provincial, que responda eficazmente al combate, persecución y conjugación de los delitos, y en especial los que ocurren en Rosario, son los que se rasgan las vestiduras exigiendo asistencia federal, la que como ocurrió en dos décadas, quedará trunca y además expuesta socialmente, al no poder articular de forma efectiva con la policía provincial. Una fórmula agotada.
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