Arboles platenses.- Bajo un nuevo criterio elaborado a partir de un informe técnico competente, el Municipio encara los trabajos de poda en el partido teniendo en cuenta las particularidades de cada especie, las condiciones climáticas, la gestión del riesgo del patrimonio forestal y la adaptación de los ejemplares en el entorno urbano.
Las acciones contemplan el estado crítico en el cual se encuentra actualmente el patrimonio forestal de la ciudad producto de años de falta de planificación y manejos inadecuados, y buscan no solo recuperarlo y ampliarlo, sino también garantizar la disminución de los riesgos que provocan en los temporales que atraviesan la región.
Así, las tareas se centran en casos donde el arbolado público se encuentra muy deteriorado, enfermo, con peligro de caída o desrame y/o si su desarrollo interfiere en el normal funcionamiento de los servicios públicos. “Es una práctica que debe realizarse con su debida justificación”, sostuvieron desde la Comuna, y enfatizaron: “De lo contrario, hay que evitarla”.
Además, el plan contempla futuras campañas de reforestación con especies recomendadas para el arbolado urbano y adaptadas a la zona, que permitan no solo reemplazar los ejemplares extraídos, sino también potenciar el patrimonio forestal y la identidad local, reconocida mundialmente por su infraestructura verde urbana.
ARBOLADO PÚBLICO Y GESTIÓN DEL RIESGO
Con el escenario local y dados los pronósticos climáticos mundiales que anticipan temporales cada vez más frecuentes y severos en ciudades de zonas templadas, la Municipalidad de La Plata ha decidido trabajar prioritariamente la poda y las extracciones de ejemplares arbóreos de acuerdo al informe técnico competente.
Las tareas están enfocadas en la poda de ramas que interfieren en los tendidos de los servicios públicos, como el alumbrado y los sistemas de seguridad, aquellas que revisten peligrosidad para personas y propiedades privadas, como las que pasan la línea municipal y también las que afectan la libre circulación de vehículos o peatones al tapar semáforos o señales de tránsito.
Asimismo, se abocan al corte de raíces que causan daño en calles, veredas o viviendas u obstruyen cañerías subterráneas (siempre que no afecten la estabilidad del árbol), y a remover ramas enfermas, infectadas o secas para mantener y alargar la vida del ejemplar.
PODA CON SUSTENTO TÉCNICO, NUEVA MANERA DE MIRAR Y ACTUAR
Las plantas tienen una forma natural propia (arquitectura) y crecen adaptándose a su entorno. Cuando se las poda, se altera este crecimiento natural y óptimo, por lo que la práctica solo es aceptable cuando las ayuda a desarrollarse en el medio urbano sin ocasionarles un daño.
“Los cortes de raíces mal realizados, las podas mutilantes e ilegales que se hacen sin consideraciones técnicas, la falta de reposición de árboles, las forestaciones sin su debido mantenimiento y cuidado y la reparación de veredas sin respetar el arbolado han producido daños irreversibles y han dejado árboles sobre maduros con gran potencial de caída y desrame”, explicaron ingenieros forestales y agrónomos de la gestión local.
“Evidencia de ello son los numerosos árboles caídos y descalzados y el caudal de ramas quebradas de distinta magnitud sobre veredas, calles, viviendas, hospitales y escuelas, provocados por los reiterados temporales que atravesó La Plata en los últimos meses”, agregaron.
En este marco, las tareas se realizan durante el reposo vegetativo y antes de la brotación para evitar el ingreso de patógenos sobre las heridas de poda y aprovechar el ciclado de nutrientes que se da durante la defoliación natural, el cual es utilizado por las plantas para la brotación siguiente.
“Hacerlo fuera de este momento o antes de la defoliación natural puede afectar la vida del árbol y ocasionar daños irreversibles”, advirtieron, y enfatizaron sobre la necesidad de “dejar atrás criterios rígidos y creencias populares que indicaban, por ejemplo, podar solo en los meses que no llevan la letra erre”.
En la misma línea, informaron que podar ramas de dimensiones mayores a 10 o 15 centímetros de diámetro fuera de tiempo acorta la vida del árbol y que las heridas provocadas son la puerta de entrada de organismos que deterioran la madera, generan ahuecamientos y debilitan la estructura de sostén del ejemplar, haciéndolo propenso a caídas, enfermedades y daños irreparables.
“Además, las podas mutilantes o sin considerar criterios técnicos provocan daños a la arquitectura natural del árbol y rebrotes no deseados, que además de generar árboles de escaso o hasta nulo valor estético, aumentan la necesidad de intervención”, añadieron.
Asimismo, los especialistas detallaron que estas prácticas irregulares desarrollan copas “plumeros”, de muchas y pequeñas ramificaciones de débil inserción a la base del tronco que, a futuro, se transforman en desrames constantes que interfieren en el alumbrado público y generan otras molestias para los vecinos.