«Vos decís: ‘Hay que ponerle huevo al Estado porque el Estado es ineficiente’, justo el día que, porque tu gobierno es ineficiente, se acaban de gastar 500 palos de más (…) Yo no te digo que dejen al país sin gas natural comprimido. Había que hacer un aporte de 45 palos para que tenga presión el Gasoducto Néstor Kirchner, no lo hicieron y mandaron a comprar barcos por 500 palos. Se gastaron 450 palos de la nuestra porque son unos inútiles. Y vos me decís ‘el Estado tiene que ser útil’”.
Con esas palabras durísimas, el periodista Ernesto Tenembaum arremetió en su programa de radio contra el senador ultraderechista Francisco Paoltroni. Se refería al despilfarro que está cometiendo el Gobierno extremista de Milei y Cía. por negarse a pagar 40/45 millones de dólares para poner operativo el Gasoducto Néstor Kirchner, el cual, de acuerdo a los especialistas, hubiese evitado el grave faltante de gas natural: ese ‘ahorro’ orientado a simular un superávit fiscal falso derivó en el gasto de 500 millones de dólares para comprar gas en el exterior a fin de pasar el invierno.
Afirma el Diario de Cuyo en su edición del miércoles 29 de mayo: «La ola polar que cubre Argentina y provoca temperaturas bajo cero disparó la demanda de gas y provocó que el Gobierno nacional interrumpa el servicio al sector industrial y a las estaciones de GNC. Toda esta situación generó un estrés energético, que algunos especialistas reponsabilizan por mala praxis en el área. Es que por no pagar u$s40 millones para obras energéticas, ahora el país deberá desembolsar unos u$s500 millones«.
«En este escenario -continúa el periódico cuyano-, Cammesa licitó de urgencia la compra de 12 cargamentos de fueloil y gasoil para hacer frente al mayor consumo de gas. Esos combustibles líquidos se utilizan en las termoeléctricas para convertirlos en electricidad. En total serían unos 30 barcos para todo el invierno«.
«Pero especialistas advierten que parte de ese faltante podría haber sido cubierto si el Gobierno hubiese terminado la construcción de las plantas compresoras del Gasoducto Néstor Kirchner«, finaliza.
Por enésima vez en la historia argentina, el antiperonismo irracional -o el cipayismo consciente- le hace pagar al país, es decir, al conjunto de ciudadanos argentinos, el pato de una boda a la que la inmensa mayoría del pueblo no está ni estará invitado nunca jamás
Hambre y crueldad en el granero del mundo
Dicen que Argentina puede producir alimentos para 40 veces su población. Pero lo cierto es que con más de la mitad de sus habitantes bajo la línea de pobreza y con casi 20% en extrema pobreza, es fácil concluir que esa producción se va al exterior para beneficio de unos pocos.
En el breve tiempo que lleva la extrema derecha en el gobierno, la pobreza aumentó 12 puntos porcentuales (Jaun Grabois dixit), mientras que se disparó la indigencia o pobreza extrema. Imperdonable.
Mientras tanto, en un acto hasta hace un tiempo incomprensible, pero ahora que uno lo conoce ‘un acto normal’ para el pensamiento fundamentalista y el obrar cotidiano consecuente de la ultraderecha, el Gobierno mantiene 5 millones de alimentos guardados bajo siete llaves en depósitos ubicados en la localidad bonaerense de Villa Martelli, lugar hasta el que se acercaron Curas en Opción por los Pobres para denunciar que eso implica un «asesinato».
crueldad y despilfarro
El juez federal Sebastián Casanello le dio al Megaministerio de Capital Humano que conduce Sandra Pettovello, el mismo que no le entregó medicamentos a enfermos terminales, un plazo de 72 horas para que presente un plan de distribución y -aunque usted no lo crea- el Ejecutivo apeló el fallo.
La excusa, que han desparramado en mentimedios adictos, es que habría «comedores truchos» y que no los distribuyen porque las organizaciones destinatarias son «extorsivas». Otra vez la respuesta provino del líder social Juan Grabois: «Si hay comedores truchos, dale la comida a los que no lo son, que además representan la inmensa mayoría. Y si tenés problema con las organizaciones, repartilos vos». Eso se llama sentido común, precisamente lo que no existe en la extrema derecha.
El malestar social crece. Más bien se dispara. La experiencia social del 2001 llama imperiosamente a conducirlo para que no se desmadre, pues las consecuencias son nefastas. Quienes vivimos los 90 y el final de esa horrorosa experiencia lo sabemos bien. Pero hay dos problemas: una oposición colaboracionista a la que el creciente y veloz deterioro social le importa un comino, y un peronismo enredado en internitas estúpidas… Nos queda rezar junto con los curas que iniciarán la huelga de hambre en Villa Martelli.
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