El de los programas sociales, o programas de transferencia de ingresos, o “planes sociales”, como le gusta llamarlos de años a esta parte a la derecha como preludio al más que despectivo calificativo de “planeros” para sus beneficiarios, es un tema que viene ocupando un lugar central en la discusión política argentina. No obstante, es hora de empezar a aclarar los tantos, o de acomodar bien y para siempre los melones dentro del carro, como a cada cual más le guste.
Los planes sociales -los llamaremos así, aclarando que ni la AUH ni las moratorias jubilatorias son planes sociales ‘clientelares’ como algunos interesados quieren hacer creer- nacieron en el marco de una sociedad que, tras el colapso de la segunda experiencia liberal que se llevó a cabo durante la segunda década infame, es decir, entre 1989 y 2001, estaba sumida en un verdadero infierno: la desocupación rozaba el 20% y la pobreza alcanzó al 66% de los argentinos y argentinas (Economía y Política – Evolución de la pobreza en Argentina, 5 de noviembre de 2021).
Era imprescindible tender una red de contención social, y así nació el Plan Jefes y Jefas de Hogar que se financió con parte de las retenciones a las exportaciones agroganaderas: antes, vía rotura del 1 a 1, el valor del dólar se había cuadruplicado; valga la aclaración para aquellos que se rasgan las vestiduras ante un plan social de dos pesos con cincuenta y luego defienden a los ‘pobres’ latifundistas.
Jefes y Jefas de Hogar alcanzó a casi dos millones de personas, exactamente a 1.987.875 argentinos y argentinas.
La historia se repite
Como dijimos, en 2002, tras el cataclismo liberal, la pobreza en el ‘granero del mundo’ llegó al 66%. Recientemente, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) informó que “trepó del 44,7% en el tercer trimestre del 2023 al 55,5% en el primer trimestre de este año”, y la indigencia subió del 9,6% al 17,5% en igual periodo de tiempo. Ergo: en seis meses la pobreza creció casi 11 puntos porcentuales y la indigencia -pobreza extrema- unos 8 puntos.
Nada nuevo bajo el sol, lamentablemente. Estamos iniciando el cuarto periodo liberal en la Argentina (el primero fue entre 1976-1983 y el tercero entre 2015-2019), y la desocupación, la pobreza y la extrema pobreza siempre se dispararon y se disparan, indefectiblemente, cuando se aplicaron y aplican políticas económicas liberales.
El peronismo patagónico
El sitio Economía y Política recuerda que “en mayo de 2003, cuando Duhalde entrega el poder a Néstor Kirchner, la pobreza era del 62%. En el gobierno de Kirchner se logró reducir este indicador hasta alcanzar el 37%. Esta caída de más de 20 puntos se debió principalmente a las políticas de recomposición de ingresos, aumento del salario mínimo vital y móvil, reivindicación de derechos laborales, políticas de fomento al consumo, aumentos de las jubilaciones y pensiones.
(Cristina) Fernández de Kirchner asume en diciembre de 2007, y en su primer mandato logró bajar este indicador del 37% al 28%”.
Fernández de Kichner, además, “para fines de 2015 tenía uno de los niveles de desempleo más bajos del mundo, por debajo de la mayoría de los países de la Unión Europea y en niveles similares a Canadá, Australia, Brasil y Chile, ubicándose en 6,6%, tasa que bajó al 5,9% en el tercer trimestre de ese año” (1), el último de sus dos mandatos presidenciales. No olvidemos que en 2002 el desempleo orilló el 20%.
¿Cuántos planes sociales dejó Fernández de Kirchner cuando entregó el mando a Mauricio Macri el 10 de diciembre de 2015? De acuerdo a un artículo firmado por el colega Andrés Klipphan y publicado en Infobae el 1º de junio último, sumando los programas Argentina Trabaja y Ellas Hacen el total de titulares era de 220.000 personas: apenas el 11,06% de los que se necesitó instrumentar en 2002 para paliar el desastre provocado por el liberalismo menemista-radical.
Vinieron a sacarlos y los multiplicaron por 3,5
El gobierno del Pro+UCR+CC (Cambiemos) terminó su mandato el 10 de diciembre de 2019 con 780.000 planes sociales, es decir, los aumentó un 71,7%.
¿Por qué los que supuestamente venían a terminar con los planes sociales los aumentaron de manera sustancial? Lo explica Economía y Política: “Los datos del INDEC reflejaron que en la segunda mitad de 2019 la pobreza llegó al 35,5% de las personas y la indigencia al 8%, siendo estos los niveles más altos desde 2008 para los segundos semestres”. La respuesta lisa y llana es: “porque aumentaron la pobreza y la indigencia”, como cada gobierno liberal.
Peronismo progresista, pandemia y errores propios
Ahora bien, el Frente de Todos, entre 2019 y 2023 llevó los planes a 1.600.000, todos incluidos en el programa laboral Potenciar Trabajo. Hay que recordar que pasó la pandemia mundial en 2020 y 2021, la mayor sequía en décadas y la guerra en Ucrania. Pero también reconocer que el Gobierno encabezado por el albertismo hizo muchas cosas muy mal. La principal fue no renegociar la imposible deuda externa contraída por Cambiemos, lo cual desinfló cualquier proyecto serio de desarrollo con trabajo genuino. De hecho, la pobreza en el tercer trimestre de 2023 alcanzó al 44,7% de la población.
Pero vayamos hacia atrás. Varias décadas. En 1974, el Gobierno peronista registró el nivel de desempleo más bajo de la serie histórica (2,7%, lo que técnicamente equivale a pleno empleo), una pobreza del 8% y una informalidad laboral en torno al 10% (chequeado.com), todo ello en el marco de los mejores índices de industrialización que conoció el país, de acuerdo a declaraciones de Héctor Méndez, titular de la UIA, del 2 de septiembre de 2015.
La razón de su vida
Y saltemos más hacia atrás todavía. En el período 1943-1955, el denominado ‘primer peronismo’ logró por vez primera el pleno empleo.
¿Por qué, si el peronismo fue históricamente el movimiento político que desarrolló la industria, creó empleo genuino y redujo la pobreza, sólo por los resultados de los cuatro años de peronismo progresista, pandemia incluida, se lo asoció a los planes sociales, cuando éstos en rigor de verdad fueron y son consecuencia de las reiteradas incursiones liberales en la política argentina, que solamente matan industrias, destruyen trabajo e incrementan la pobreza? Sí, por una ‘brillante’ campaña orquestada por los medios hegemónicos de comunicación, amplificada hasta el infinito por las redes antisociales.
¿Se pueden sacar los planes así como así? En absoluto. ¿Y cómo se los reemplaza? Con un proyecto integral de desarrollo económico. No hay otra salida. Los números de Juan D. Perón, los del peronismo 1973-1974 y los del peronismo patagónico así lo reflejan.
A continuación transcribimos la respuesta que el economista que tras el desastre liberal de 1989-2001 salió del falso 1 a 1, Jorge Remes Lenicov, le dio al periodista Alejandro Bercovich cuando lo entrevistó durante la campaña electoral de 2023 y le preguntó:
-¿Sería viable eliminar los programas sociales hoy como proponen algunos candidatos presidenciales?
–Eliminar los programas sociales es tan absurdo como que yo firme un decreto que diga ‘desde mañana no hay más pobres’. Nosotros en el 2002, sabiendo que íbamos a tener problemas, la plata de las retenciones la usamos para el plan que se había lanzado, que era el de Jefes y Jefas de Hogar. Eso se hizo muy rápido, en un par de meses, y alcanzó a 2 millones de personas. A partir de ahí fueron creciendo. Hoy en día es una realidad necesaria, y no se pueden eliminar. Sí se pueden ir bajando a medida que la economía crezca y genere empleo. Es mucha gente… Mire, los que plantean que hay que sacarlos sin más, realmente no tienen la más remota idea de lo que es la Argentina. Cuando uno hace una propuesta tiene que analizar cuál es el impacto, y el impacto es, si sacaran todos los programas sociales (un estallido social).