Por Carolina de Soto.-
Luego de que el 29 de julio de 1966 la dictadura de Juan Carlos Onganía, que había derrocado a Arturo Umberto Illia exactamente un mes antes, decidió desalojar a los bastonazos a científicos, profesores nacionales y extranjeros y estudiantes que se hallaban tomando la UBA en protesta por la eliminación de la autonomía universitaria, el profesor Warren Ambrose, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), una de las tres instituciones de educación superior más prestigiosas del planeta, escribió una extensa carta al Editor del periódico The New York Times detallando lo ocurrido.
Warren Ambrose, considerado uno de los padres de la geometría moderna, estaba en ese momento en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA en el marco de un intercambio académico; en esa facultad, el desalojo fue especialmente violento.
La carta es imperdible. Pero queremos rescatar aquí el primer párrafo, a manera de introducción, y el último, donde hace una observación que, visto lo visto y vivido lo vivido en el país durante los años y décadas sucesivos, fue realmente “profética”. (La pregunta aquí es ¿por qué la sociedad argentina decide una y otra vez transitar los mismos caminos del fracaso?).
“Quisiera describirles un brutal incidente ocurrido anoche en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y pedir que los lectores interesados envíen telegramas de protesta al presidente Onganía”, comienza el académico estadounidense.
Tras describir exhaustivamente la represión desatada y nombrar a varias eminencias de la ciencia argentina reconocidas a nivel mundial que sufrieron los palazos como todos, Warren Ambrose culmina:
“No tengo conocimiento de que se haya ofrecido ninguna explicación por este comportamiento. Parece simplemente reflejar el odio, para mí incomprensible, ya que a mi juicio constituyen un magnífico grupo, que han estado tratando de construir una atmósfera universitaria similar a la de las universidades norteamericanas. Esta conducta del Gobierno, a mi juicio, va a retrasar seriamente el desarrollo del país por muchas razones, entre las cuales se cuenta el hecho de que muchos de los mejores profesores se van a ir del país”.
Y así fue. La noche de los bastones largos fue el inicio de la tristemente célebre “fuga de cerebros” de la que Argentina jamás se recuperó.
La carta del CIN
El 92º Plenario de Rectores y Rectoras del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) advierte que el estado de situación de la ciencia en la Argentina es alarmante, luego de haber transcurrido los primeros ocho meses de gestión del gobierno nacional.
- La situación salarial es crítica. La falta de actualización de los salarios de docentes investigadores afecta directamente a quienes participan en actividades de producción de nuevo conocimiento. Cabe recordar aquí, como lo venimos expresando sostenidamente, que el 60% de las personas que hacen ciencia en nuestro país trabajan dentro de las universidades nacionales. Se trata de profesionales que, con mucho esfuerzo y apoyo del Estado, han construido trayectorias de excelencia reconocidas tanto a nivel nacional como internacional.
- El sistema de becas para el sistema científico-tecnológico se encuentra gravemente comprometido. Aquellas y aquellos jóvenes que se apoyan en las becas para poder acompañar su formación están sufriendo la falta de actualización, con la consecuente pérdida de capacidad adquisitiva, lo cual implica o la falta de definición en la asignación de convocatorias a becas a las que han aplicado (…) lo que lastima su trayectoria y, en muchos casos, los lleva a trasladarse al extranjero para continuar su formación.
- Se observa una reducción efectiva en el financiamiento de las Becas de Estímulo a las Vocaciones Científicas (Becas EVC-CIN), como así también una fuerte reducción de las becas doctorales y posdoctorales de la Agencia I+D+i y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), lo que afecta gravemente la conformación y el sostenimiento de los equipos de investigación. A ello se suma el desfinanciamiento de la función Ciencia y Técnica del Sistema Universitario Nacional, que impacta directamente en los programas de becas de nuestras universidades.
- Las obras de infraestructura que se planificaron para resolver demandas del sistema universitario nacional se encuentran detenidas y, en muchos casos, están generando serios perjuicios a nuestras instituciones. Estas obras se diseñaron para resolver necesidades de los proyectos de investigación en curso o para generar nuevos espacios que habiliten las condiciones materiales para desarrollar nuevas investigaciones, que fueron planificadas con criterio federal y en el marco de las leyes nacionales vigentes que regulan la actuación del Estado en materia de ciencia, tecnología e innovación.
- Las distintas políticas de financiamiento destinadas a la adquisición de equipamiento e insumos básicos necesarios para investigar están siendo desarticuladas, generando serias dificultades para mantener el funcionamiento de las líneas de investigación. La falta de insumos y mantenimiento generará la interrupción de proyectos que llevaron años de trabajo e inversión previa y la destrucción de equipos de altísimo costo y funcionalidad. Además, la falta de cumplimiento de los compromisos asumidos por el Estado nacional, a través del programa Equipar Ciencia, también le está generando serios perjuicios económicos a nuestras universidades.
- Los convenios con múltiples editoriales internacionales, fundamentales para el funcionamiento de la Biblioteca Electrónica, han sido discontinuados por el gobierno nacional, interrumpiendo el acceso a publicaciones internacionales claves para la investigación en las fronteras del conocimiento. Estas herramientas democratizaban y federalizaban el acceso a los resultados de investigaciones realizadas en otras partes del mundo.
- A esta situación crítica se suma que, en estos primeros ocho meses de gestión, el gobierno nacional no ha financiado ningún proyecto nuevo ni ha formulado convocatorias que apoyen o fomenten la investigación, lo que ha provocado la virtual paralización de muchas líneas en curso y la renuncia de profesionales con alta formación. Esto, además, representa una amenaza directa a la calidad educativa en nuestras universidades.
Convocamos a nuestras comunidades universitarias a velar por el sostenimiento de la política científica de nuestro país que, de no mediar un cambio trascendental de las políticas del gobierno nacional, se encamina a experimentar un proceso de deterioro sin precedentes, lo que impactará directamente en la soberanía y el desarrollo nacional.
Finalmente, instamos a todas las agencias del Gobierno nacional a que cumplan con las leyes vigentes, reviertan estas decisiones y prioricen el apoyo a la ciencia, la tecnología y la innovación, que son pilares fundamentales para el desarrollo del país.
Consejo Interuniversitario Nacional – Santa Rosa, La Pampa – 30 de agosto de 2024