un pacto nacional por la educación
En una impactante demostración ciudadana con carácter definitivamente federal, cientos y cientos de miles de argentinos y argentinas se movilizaron en las 23 provincias del país y en la Ciudad de Buenos Aires para rechazar el veto del gobierno de extrema derecha a la Ley de Financiamiento Universitario que aprobó el Congreso de la Nación.
No obstante, en una preocupante demostración de unicato, el presidente de la Nación, Javier Milei, vetó la ley un par de horas después de las contundentes movilizaciones. Así las cosas, ahora los legisladores deberán rechazar o convalidar ese veto. ¿Le darán la espalda al pueblo como lo hicieron con el pírrico aumento a los jubilados y se pondrán de sombrero al 80% de los argentinos o -al menos por conveniencia política- los “radicales libertarios” y algunos miembros del Pro escucharán la voz del pueblo?

- Según una encuesta de Analogías, el 82% de la población considera a la Universidad Pública como la institución más confiable del país. Hace una semana, Zuban Córdoba y Asociados también reflejó que, con el 71,5%, la mayoría de los argentinos y argentinas pone a las universidades nacionales al tope de una larga lista de instituciones, donde el último lugar lo ocupa la Justicia.
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“La Oficina del Presidente informa que el Presidente Javier Milei vetará el irresponsable proyecto de aumento del gasto público de las Universidades Nacionales, aprobado por el Congreso, así como cualquier otro proyecto que no contemple una partida presupuestaria específica y atente contra el equilibrio fiscal”. Así comienza el comunicado que se difundió provocativamente, o sea, al estilo ultra, cuando las cientos de marchas que se desarrollaron de La Quiaca a Ushuaia y de la cordillera al mar no habían terminado de desconcentrar.
Lo que sigue es francamente patético: “El Poder Ejecutivo celebra el sinceramiento de los dirigentes Cristina Kirchner, Sergio Massa, Martín Lousteau, Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrió, quienes han decidido unirse públicamente con el objetivo de obstruir el plan económico del Presidente. Esta convergencia deja de manifiesto la consolidación de un nuevo frente de izquierda populista en defensa de los privilegios de la dirigencia política”. En fin…

(Nada dice de los privilegios de los senadores y diputados que el Gobierno compró con cargos en el extranjero -o en el país, pero con sueldos en dólares- o con obras públicas para sus provincias pensando en chiquito. Tampoco dice nada de que quienes vinieron a combatir ‘la casta’ se han convertido en la peor de las castas, con Caputo, Sturzenegger y todo el Clan Menem dentro del Ejecutivo, y aplicando políticas extorsivas hacia los gobernadores como nunca lo hizo otro gobierno desde 1983).
Así y todo, podríamos decir que si el surrealista “frente de izquierda populista” creado por la “Oficina del Presidente” quiere obstruir un plan económico que, como dio a conocer este miércoles 2 de octubre el INDEC, hizo subir dramáticamente en menos de un año el índice de Gini (coeficiente internacional que mide la desigualdad social), no estaría nada mal. O si, por ejemplo, le pusiera un freno a la recesión económica que avanza a paso redoblado hacia una depresión económica y que en un semestre llevó la pobreza y la indigencia a niveles del 2001 (53% y 18%, respectivamente, con cifras mucho más altas en niños, niñas y adolescentes: 66% y 27%).
- La desigualdad en Argentina alcanzó en el 2º trimestre de 2024 su peor registro en los últimos 16 años, a raíz del aumento del desempleo, la devaluación y el atraso en los salarios. El coeficiente de Gini (1) creció del 0,417 al 0,436 en ese lapso frente al mismo período de 2023, según informó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).

Pero no es el caso. Lo que vale, y es necesario tomarlo como punto de partida, es la maravillosa movilización federal de la víspera: más de cien marchas en otras tantas ciudades de las 24 jurisdicciones.
La tremenda demostración ciudadana, que adquirió un carácter mucho más federal -más sano, si me permiten- que la del 23 de abril, se convirtió en un fuerte mensaje con múltiples destinatarios:
- Las fuerzas políticas democráticas, que en décadas no pudieron celebrar un pacto educativo nacional a, por lo menos, 10 años. (Ese pacto lo “firmaron” este 2 de octubre de 2024, a cielo abierto en todo el país, millones de argentinos y argentinas).
- Los legisladores que deberán tratar el veto del gobierno ultraderechista a la Ley de Financiamiento.
- La CGT, que si bien adhirió a la marcha y visibilizó su presencia, a través de los denominados “moderados” ha iniciado una extraña luna de miel con un gobierno que acaba de sacar un decreto que retrotrae la legislación laboral al 16 de octubre de 1945, amén de los cierres de pymes y el creciente desempleo.
- La oposición “real”, para que prescinda definitivamente de internas adolescentes y genere pronto una alternativa a la tragedia “social y emocional” que está provocando este gobierno. Fue Cristina Fernández de Kirchner quien, en un saludo a la agrupación política Nuevo Encuentro por sus primeros 20 años de vida, puso por primera vez sobre la mesa el tema de la salud mental en tiempos ultraderechistas. Un mal que crece.
- La comunidad en general: la multitudinaria movilización federal fue una demostración cabal de que nada está perdido. Por el contrario, cuando hay causas comunes, el pueblo se moviliza; en una ciudad pequeña o en una gran capital.

Casi 7 de cada 10 estudiantes no provienen de familias de universitarios
Un excelente gráfico publicado por Daniel Schteingart en su cuenta de X (Twitter), basado en cifras oficiales de la SPU (Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación), da por tierra con el mito de que solo los hijos de profesionales y/o de familias de clase media van a la universidad.
Dice:
- Las universidades públicas como fuente de movilidad social ascendente.
- 68% de los estudiantes de universidades públicas tiene padres sin estudios terciarios.
- Esa cifra supera el 85% en universidades del conurbano como la de José C. Paz, Jauretche y del Oeste.
En rigor, como se observa en el siguiente gráfico, son 25 las universidades nacionales donde los estudiantes sin padres con estudios terciarios superan el 68% promedio.








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(1) El coeficiente de Gini es una medida de la desigualdad social ideada por el estadístico italiano Corrado Gini. Preferentemente se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos dentro de un país. El coeficiente de Gini es un número entre 0 y 1, donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad y 1 se corresponde con la perfecta desigualdad. Argentina registró el menor coeficiente de Gini en el primer semestre de 1974 (0.36) y el segundo menor en febrero de 2015 (0.39).