Día de los Santos Inocentes (fuentes consultadas: National Geographic, La República de Perú, Independent en Español, Archivo 90 Líneas).-
El principal texto que da fe de cómo surgió el Día de los inocentes conforma parte del Evangelio de Mateo, libro integrante del Nuevo Testamento. Ahí, se cita a Miqueas, profeta que a fínales del siglo VIII a.C. predijo el nacimiento de un hombre, en Belén, que se convertiría en rey de los judíos.
Varios siglos después de la profecía, se escribió otro capítulo que llevaría hasta la celebración que hoy conocemos. Sucedió con la llegada de unos sabios venidos de Oriente que, guiados por una estrella, buscaban el lugar donde sabían que ocurriría el nacimiento del nuevo rey.
Con conocimiento de la profecía y de la llegada de los tres individuos, que más tarde serían recordados como los Reyes Magos, Herodes el Grande, rey de Judea, pidió a los viajeros que le hicieran saber la ubicación exacta en la que el niño nacería, pues él también quería “celebrar” la llegada del ser anunciado.
Las verdaderas intenciones de Herodes eran otras. José, padre del bebé, fue advertido en sueños por un ángel. La indicación del iluminado fue que tenía que ir rumbo a Egipto con el fin de conservar su seguridad y la del recién nacido.
Una vez que los sabios dieron con la familia, decidieron no informar a Herodes sobre el paradero de esta. Sintiéndose víctima de traición, el rey resolvió que tenía que dar paso a una matanza: la orden fue quitarle la vida a todos los niños de dos años para abajo. Así, se dio lugar a la muerte de los infantes de Belén (1).
La Iglesia Católica instituyó el 28 de diciembre como el día para honrar a los niños martirizados. Ahora bien, ¿ello ocurrió un 28 de diciembre? Probablemente no; seguramente sea una imposición, como la que dice que Jesucristo nació el 25 de diciembre. Pero aquí lo que importa no es la fecha según nuestro calendario, sino los hechos
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¿Por qué se hacen bromas?
La historia del Día de los Inocentes no está completa sin la “fiesta de los locos”. La fecha fue adhiriendo un sentido más. En la Europa Medieval se celebraba la mencionada festividad. Esta venía impulsada por el invierno boreal, tiempo ubicado entre el último mes de año y el primero del siguiente.
Durante ese período el trabajo en el campo se suspendía, por lo que el ocio se adueñaba de la vida de muchos. En tales circunstancias, surgió la “fiesta de los locos”, una celebración donde las personas dejaban atrás todo rigor y hacían parodia de las convenciones sociales. De aquí, el Día de los Inocentes se vio envuelto en este marco de bromas que después acompañarían a la ocasión.
También coincidó el relato bíblico con las llamadas Saturnales, unas fiestas romanas en las que se hacía un sacrificio a Saturno, dios de la agricultura y la cosecha, al que seguía una gran fiesta, una especie de carnaval que permitía todo tipo de conductas.
Cuando Roma le dio al cristianismo el estatus de religión oficial, «las autoridades eclesiásticas hicieron coincidir las fiestas navideñas con las saturnales con la intención de acabar con la tradición saturnina y sus excesos», afirma Independent en Español.
Pero la fiesta de Saturno, además de invertir los roles sociales y permitir que el plebeyo fuera cortesano, también incluía la tradición de esconder una semilla dentro de un pan, que le concedía a quien la encontrara la calidad de rey… por un día. En España, era conocido como el “Rey de los inocentes”, y contaba con un séquito de jóvenes que lo animaban a hacer bromas y cometer abusos, sin que hubiera riesgo de castigo.
No obstante, si bien en Hispanoamérica el Día de los Inocentes se celebra el 28 de diciembre, en muchas naciones se festeja el 1º de abril con connotaciones muy distintas.
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El relato bíblico de la matanza de Herodes
Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. 3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. 4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:
6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá,
No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará[a] a mi pueblo Israel.
7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; 8 y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. 9 Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. 11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. 12 Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Matanza de los niños
13 Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. 14 Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, 15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.
16 Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. 17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo:
18 Voz fue oída en Ramá,
Grande lamentación, lloro y gemido;
Raquel que llora a sus hijos,
Y no quiso ser consolada, porque perecieron.
19 Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, 20 diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. 21 Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel. 22 Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea, 23 y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.