El presidente de la Nación ya había hablado en el Foro de Davos. Había dado el discurso más homofóbico que escuché en muchísimo tiempo. De economía, ni una palabra. ¿Será porque no tenía un solo logro para mostrar? ¿O porque su gran referente, Donald Trump, había tenido una intervención tras asumir la presidencia de EEUU donde resumió lo mejor de la economía keynesiana? En fin, lo cierto es que el mandatario argentino sólo se trajo de su gira por el país del norte y por Suiza la casi certeza de que el FMI le podría soltar unos 11 mil millones de dólares que acrecentarán hasta el infinito la deuda externa, para el único fin de ganar las elecciones 2025 (45 mil millones no le alcanzaron a Macri para su reelección; veremos qué pasa ahora, cuando la oposición política está destartalada).
Hacía horas que el presidente de la Nación había hablado en el Foro de Davos. Alguien hizo una señal de humo y el sábado 25 de enero, bajo un sol asesino, más de 5.000 personas se juntaron en el porteño Parque Lezama. En su mayoría, identificados con el colectivo LGTBIQ+, pero también había -como hizo notar un referente de ese colectivo- muchas familias tradicionales, grupos de amigos, y almas solitarias recontrapodridas de tanto saqueo, de tanta pobreza, de tanto cipayismo, de tanto transfuguismo político, de tanta quietud pese a que el iceberg está a la vista, de tanto privilegio pa’ los de arriba y tanta penuria (y creciendo día a día) pa’ los de abajo. Hoy, como nunca, las penas son de nosotros, las vaquitas…no.
Más de 5.000 personas que en un pif paf -como dicen los españoles- votaron masivamente por realizar una gran marcha desde el Congreso hasta la Plaza de Mayo siete días después. Es decir, el sábado 1 de febrero.

Progresivamente, se empezaron a escuchar decenas de voces diciendo “hay que ir a la marcha”. Y no eran voces del colectivo LGTBIQ+. Eran voces de gente de a pie que, tras manifestar su opinión de que “hay que ir a la marcha” añadían “porque esto no se aguanta más”. Y no hay que ser muy suspicaz para comprender, a la primera, que ese “esto” incluye a todo lo que hace y deshace (¿o con deshace alcanza y sobra?) el gobierno que asumió el 10 de diciembre de 2023.
Hasta que aparecieron los que hace largo rato están durmiendo una inexplicable siesta, como la CGT (sí, la misma que en la década ganada convocaba a huelgas generales contra el impuesto a las ganancias), las dos CTA, agrupaciones y partidos políticos opositores.
Un párrafo aparte para otras adhesiones y convocatorias a la marcha de organizaciones que un día sí y al siguiente también libran una lucha desigual, cada una en su terreno, contra el avance del autoritarismo y el saqueo: los Curas en Opción por los Pobres, las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo y los jubilados y jubiladas (además de otras organizaciones que, sin dudas, no estoy nombrando en un flagrante acto de injusticia).
con los huevos y los ovarios
Los y las culparon del triunfo de la ultraderecha porque se habían “pasado de rosca” (no es mi caso pero, por las dudas, me hago parte de lo que me toca por omisión). Los y las culparon de la “decadencia moral argentina” (¿cuál es la moral argentina? ¿la que imperó entre 1976 y 1983? gracias, paso). Los y las estigmatizaron toda la vida y ahora, que alcanzaron leyes gracias a los gobiernos “populistas” o de los “zurdos de mierda”, los quieren culpar de la “decadencia moral de occidente” (¿cuál es la moral de occidente? ¿la que imperó durante el imperio romano? gracias, paso de nuevo)… Una digresión como cristiano católico: si Jesucristo viniera hoy al mundo, ¿alguien cree que se rodearía de los Trump, las Meloni, los Abascal y los Musk de la vida? Definitivamente, no. Sólo hace falta leer los evangelios para tener la absoluta convicción de que se rodearía de los deportados de EEUU, de los pobres de África, el Sudeste asiático y América Latina, de quienes escapando de guerras y hambrunas se juegan la vida (y cada día son más quienes la pierden) en el Mediterráneo para llegar a Europa para que si lo logran los echen a patadas, de los refugiados, los drogadictos, las prostitutas, los “putos” y “lesbianas”, trans y travestis… No se horroricen cristianos católicos de catedrales: Jesús fue así, ¡y lo saben!
Ser puto, ser pobre y ser Eva Perón
Crédito: Canal de YouTube Anahí
El sábado 1 de febrero puede ser un parteaguas en medio de este vendaval que, en tiempo récord, está convirtiendo a una nación que hasta hace 50 años era mirada con admiración y sana envidia incluso por sociedades europeas en una república bananera.
“Puede ser…” No tengo la bola de cristal. Pero si así es, el día de mañana no se olviden de quiénes tuvieron los huevos y los ovarios para decir basta y salir a las calles. Que nadie se quiera poner el saco que no le pertenece.
Mientras tanto, en pleno centro de la Capital Federal…

con los huevos y los ovarios
con los huevos y los ovarios