Con trece casos confirmados en el AMBA, Argentina se encuentra atravesando un rebrote de sarampión, enfermedad que había sido erradicada del país y la región en 2016. En ese contexto, la especialista en infectología y profesora honoraria de la UCALP, Silvia González Ayala, insistió en que la clave es vacunarse y se refirió a las complicaciones que trae este virus.
A diferencia de otros virus como el dengue, zika o fiebre oropouche, el sarampión se trasmite entre personas, a través de microgotas salivales que se producen cuando tosemos o estornudamos. Por ello, es una enfermedad peligrosa por su alto nivel de contagio y porque afecta principalmente a niños, con su sistema inmunológico aún en desarrollo.
“No se necesita el contacto directo para contagiarse. En un ambiente interior, que no tenga mucha ventilación, una persona infectada pudo haber dejado gotitas con sarampión suspendidas en el aire y contagiar a las personas que habiten ese lugar hasta tres horas después. Esto tiene mucha importancia en el transporte público, en las aulas y las salas de espera. Por eso, decimos que un individuo con sarampión puede llegar a contagiar hasta a 15 personas”, explicó González Ayala.
Sintomatología
Como los últimos brotes de sarampión fueron entre 1997 y 1999, con más de diez mil casos y 66 fallecidos (datos recuperados por el ministerio de Salud de la Nación en este informe publicado en 2022), existe toda una generación de padres y madres que no experimentaron la sintomatología que conlleva esta enfermedad, que recién aparece aproximadamente a 10 días de haber estado en contacto con una persona infectada.
“En el primer día, los primeros síntomas son fiebre, entre 39 y 41 grados, con los ojos rojos, tos seca, dolor en la garganta y, como dicen las abuelas, con ‘agüita’ en la nariz. Esto también está acompañado de decaimiento y rechazo de la alimentación”, relató la infectóloga y continuó: “Al otro día, el líquido que le sale de su nariz es blanquecino y tiene claramente conjuntivitis, con las lagañas blancas, y sigue el compromiso en la garganta y el cansancio”.
Como los últimos brotes de sarampión fueron entre 1997 y 1999, con más de diez mil casos y 66 fallecidos, existe toda una generación de padres y madres que no experimentaron la sintomatología que conlleva esta enfermedad, que recién aparece aproximadamente a 10 días de haber estado en contacto con una persona infectada
Las complicaciones, según González Ayala, aparecen en las siguientes jornadas: “En el tercer día, los mocos se vuelven mucopurulentos, es decir, que son amarillentos. Y aparece otro pico febril, mayor al anterior, que puede llegar hasta los 42 grados”.
Todo este periodo febril, que puede ocupar entre tres o cuatro días, está acompañado por la manifestación más reconocida de esta enfermedad: el sarpullido. “Primero, se brota en la unión de frente con cuero cabelludo y detrás de las orejas. Y se extiende en abanico, hacia la cara y atrás, tomando el cuello. Luego, va hacia el tronco y al final, a las manos y los pies. Cuando se completa el brote, recién ahí cae la fiebre y las personas empiezan a sentirse mejor”.

Cómo combatirlo
A pesar de que se puede tomar medicación para mitigar los efectos de este proceso, como paracetamol, la infectóloga aclaró que existe una sola manera de combatir el sarampión: vacunarse. “Es una enfermedad que se previene por vacunas, solo se contagia aquel que no está vacunado”.
“En nuestro país, desde 1998 tenemos en el calendario la vacuna triple viral, que te protege de sarampión, rubéola y paperas. Es gratuita, segura y muy eficaz”
Sobre su aplicación, contó que la primera dosis se da entre los 9 meses y el año de vida, y la segunda entre los cinco y seis años. Además, aclaró que esta vacuna permitió, entre el 2000 y 2022, salvar 60 millones de vidas a nivel global.
Recientemente, el Municipio de La Plata comunicó que quienes no cuenten con la vacuna pueden acercarse a cualquiera de los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) municipales o al Vacunatorio Central de la ciudad, en 55 entre 18 y 19, de lunes a viernes de 8 a 12 y de 13 a 1 de la madrugada
Complicaciones por el sarampión
Aunque es difícil atravesar los síntomas del sarampión, también deja secuelas, ya que el virus ataca directamente al tejido pulmonar y al nervioso. “Una de cada cuatro personas tiene compromiso en los pulmones, con neumonías virales. Como es una enfermedad que baja mucho las defensas, pueden agregarse infecciones respiratorias que compliquen el cuadro y dejen a futuro individuos dependientes de oxígeno o con los bronquios dilatados”, mencionó la catedrática.
Con menor probabilidad (un caso cada mil personas), luego del brote puede aparecer meningitis, que es una inflamación de los tejidos que rodean el cerebro y la medula espinal, ocasionando problemas en el sistema nervioso. Aún más improbable (uno cada cien mil), pero realmente temida, entre 1997 y 1999 se vieron casos en niños menores de dos años de Panencefalitis Esclerosante Subaguda (PEES), que emerge meses después del contagio y presenta deterioro motor, intelectual y baja expectativa de vida en sus pacientes.
A pesar de que se puede tomar medicación para mitigar los efectos de este proceso, como paracetamol, la infectóloga aclaró que existe una sola manera de combatir el sarampión: vacunarse. “Es una enfermedad que se previene por vacunas, sólo se contagia aquel que no está vacunado”

Consejos para padres
Hace tiempo que el país y la región no sufren de sarampión. Por ello, la profesora titular de la cátedra de Infecciones en Perinatología de la UCALP les recordó a los padres sobre cómo actuar en caso de un posible contagio: “Para saber si es sarampión, tiene que tener fiebre de más de 38 grados y que esté brotado. En ese caso, se le pone un barbijo y se lo lleva a la consulta médica, evitando el uso del transporte público para no propagar el virus. Ni bien se llega al hospital, se avisa en la recepción de los síntomas”.
Para concluir, la infectóloga invitó a todos los padres y madres a completar el calendario de vacunación de sus niños y mencionó que “no queda ninguna duda que darse las dos dosis de la vacuna representa una inversión en la salud personal y de nuestros seres queridos. Al ser una enfermedad que se creía eliminada, necesitamos que se vacune toda la población, y estamos muy lejos de ese número”.
“No queda ninguna duda que darse las dos dosis de la vacuna representa una inversión en la salud personal y de nuestros seres queridos. Al ser una enfermedad que se creía eliminada, necesitamos que se vacune toda la población, y estamos muy lejos de ese número”
Fuente: Prensa Ucalp con intervenciones de la Redacción