La Plata tiene, sin lugar a dudas, cientos de «paisajes ocultos». Y no hablo de nada «misterioso», sino de esa «ciudad que no miramos» -recordando el nombre de un programa que hizo historia en la TV Argentina (1)-. De esas cúpulas maravillosas, casas y edificios patrimoniales, árboles majestuosos, y un largo etcétera que, en el trajín del día a día, se nos pasan por alto.
Pero, por suerte para todas y todos, hay ojos platenses que miran esa ciudad «oculta». Como los de la profesora de Historia del Arte Ángeles Muñoz Ojeda, quien, además de trabajar en el Normal 1, tiene el maravilloso hobby de sacar fotos. Y haciendo un buen uso de las redes sociales, que ya sabemos que lamentablemente es una excepción y no una regla, algunas las comparte.
Me pareció que se debía dar a conocer, con su debido permiso, este baile entre dos edificios patrimoniales que llevan sobre sus espaldas una parte medular de la historia platense: la Catedral y el Normal 1.

Desde un ventanal del icónico colegio, Ángeles observó una maravillosa postal de la capital bonaerense; postal que para aquellos que no pasamos cada día en la escuela donde Mary O. Graham revolucionó los métodos de enseñanza hace casi un siglo, se transforma, inevitablemente, en un «paisaje oculto». Cotidiano, pero oculto. A eso me refería con esa expresión. Como se ve, nada de misterios.
Recientemente refaccionado, una de las «eles» que dibuja el edificio del Normal 1 parece encogerse para permitir que se luzca, con todo su esplendor, el templo mayor de la Ciudad. Una danza que nos remonta, en el «corto plazo», hasta el año 1932, cuando ambos inmubles fueron inaugurados oficialmente. Sí, nacieron juntos, Catedral y Normal 1. ¿Por casualidad? No soy amigo de las casualidades, aunque si uno repasa la historia de los dos concluye que nada fue programado.
La piedra basal de la Catedral, «una de las más importantes de América y una de las iglesias más grandes del mundo» -como resalta la enciclopedia libre Wikipedia-, se colocó en 1884, apenas dos años después de la inauguración formal de la ciudad, mientras que la del Normal 1 se instaló, en la manzana delimitada por las calles 14, 15, 51 y 53, en el año 1923.
El templo mayor «esperó», entonces, 48 años hasta que se cortó su cinta de inauguración. ¿Y hasta entonces?
Como contamos en la nota La Catedral dentro de la Catedral, una «joya oculta» de la historia platense, basada en una entrevista al arquitecto Esteban Casas, desde 1901 hasta 1932 hizo las veces de iglesia catedral la Capilla Nuestra Señora de los Dolores, construida en el «útero» de la que sería la iglesia central; o, en un lenguaje más técnico y menos literario, en el transepto de la cruz que dibuja la construcción, como puede observarse en el siguiente croquis. (En tanto, en la foto histórica que se halla debajo del plano se puede apreciar la belleza de Nuestra Señora de los Dolores, derribada una vez que se habilitó la Catedral).


El Normal 1, junto al Colegio Nacional y al industrial Albert Thomas, es uno de los colegios más emblemáticos de La Plata.
El 13 de agosto de 1888, menos de seis años después de la fundación de la capital provincial, comenzó a funcionar en el edificio de diagonal 77 entre 4 y 5 que, mucho después, fue cedido a la UNLP para ser ocupado por el Liceo de Señoritas, hoy Liceo “Victor Mercante”. Fue la primera escuela Normal de la ciudad, y su organización y dirección fue encomendada por Domingo F. Sarmiento a Mis Mary Olstine Graham (más conocida como Mary O. Graham), maestra estadounidense que arribó al país en 1879.

Como dijimos, en 1923 se colocó la piedra fundamental del actual edificio, que, al igual que la Catedral, fue inaugurado en 1932.
Cuando nadie los ve, bailan a metros del kilómetro cero de la ciudad capital de la provincia de Buenos Aires. Ángeles Muñoz los atrapó in fraganti.
(1) El país que no miramos – Archivo Prisma
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