* «En nuestro tiempo, vemos demasiadas discordias, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a las diferencias, por un modelo económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres«
* «Queremos ser, dentro de esta masa, un pequeño fermento de unidad, de comunión y de fraternidad»
* «Fui elegido sin mérito alguno y, con temor y temblor, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse servidor de su fe y de su alegría, recorriendo con ustedes el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una sola familia»
* «¡Miren a Cristo! ¡Acérquense a él! ¡Acojan su palabra que ilumina y consuela! Escuchen su propuesta de amor para ser su única familia. En el único Cristo somos uno solo»
* «Nunca se trata de capturar a los demás con la arrogancia, con la propaganda religiosa o con los medios de poder, sino siempre y sólo se trata de amar como Jesús lo hizo«
* Ante representantes de varias iglesias cristianas y de otras religiones, el Papa manifestó su intención de trabajar junto a «cuantos cultivan la inquietud de la búsqueda de Dios; con todas las mujeres y todos los hombres de buena voluntad, para construir un mundo nuevo donde reine la paz«
* «Estamos llamados a ofrecer el amor de Dios a todos, para que se logre una unidad que no elimine las diferencias, sino que valore la historia personal de cada persona y la cultura social y religiosa de cada pueblo«
* «Por una Iglesia fundada en el amor de Dios, (una Iglesia que sea) signo de unidad, una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra, que se deja cuestionar por la historia y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad»
…son algunas de las definiciones de León XIV durante la homilía de la misa con que inició formalmente su papado. Ello ocurrió el domingo 18 de mayo, antes decenas de miles de personas y unos 150 representantes de Estados (no de Argentina) y otras iglesias y religiones.
Aquellos que deseaban un sucesor de Francisco que desandara los pasos del Papa argentino, teniendo en cuenta los testimonios de quienes conocen a León XIV y de sus propias definiciones desde que terminó el Cónclave hasta hoy, ya pueden ir guardando sus deseos: Robert Prevost parece estar en línea directa con su predecesor.

«En nuestro tiempo vemos demasiadas heridas (…) causadas por un modelo económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres», remarcó, en clara sintonía con la lucha planteada por Francisco contra el cambio climático (el cuidado de la casa común) y un sistema económico que no detiene su marcha de destrucción de los hombres y mujeres que «solo» cuentan con su fuerza de trabajo.
También profundizó el legado de Francisco de una «Iglesia en salida» (Iglesia misionera), que trabaje con otras iglesias cristianas e incluso otras religiones «en unidad por la paz». Asimismo, abogó por «una unidad que no elimine las diferencias, sino que valore la historia personal de cada persona y la cultura social y religiosa de cada pueblo«.
Desde el minuto uno, la insistencia de León XIV por la paz da la pauta de que será una línea clave de su ministerio.
Hace un par de días, Pietro Parolin, quien fuera secretario de Estado durante todo el papado de Francisco (y uno de los «papables» antes del Cónclave) confirmó que León XIV ofreció el Vaticano como lugar para que Rusia y Ucrania negocien la paz.
De hecho, en el día del inicio de su ministerio petrino, el Papa recibió en audiencia a la (muy cuestionada) presidenta de la República del Perú (país al que Prevost llegó como misionero en 1985 y donde vivió más de la mitad de su vida), Dina Ercilia Boluarte Zegarra, y al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski (foto superior).

El Papa León XIV afirmó en la homilía de la misa que marcó el inicio de su ministerio que desea una Iglesia «unida» para responder a los desafíos que plantean las desigualdades y los conflictos que marcan a la humanidad.
El nuevo pontífice llegó a la Plaza de San Pedro en el papamóvil, pasando varios minutos entre la multitud, que lo saludó con aplausos y gritos de «Papa Leone«.
Tras recibir el palio papal y el anillo del pescador, símbolos de la autoridad del Obispo de Roma en toda la Iglesia católica, el primer Papa nacido en Estados Unidos de América -nacionalizado peruano-, recordó los tiempos «particularmente intensos» que vive la Iglesia católica desde la muerte de su predecesor, Francisco, el 21 de abril.
«La muerte del Papa Francisco llenó de tristeza nuestros corazones», señaló, evocando también la última bendición del pontífice argentino, «precisamente el día de Pascua».
Servidor y custodio
La intervención también abordó el Cónclave que tuvo lugar entre el 7 y el 8 de mayo, con cardenales de los cinco continentes, destacando la misión de «elegir al nuevo sucesor de Pedro, Obispo de Roma, un pastor capaz de custodiar el rico patrimonio de la fe cristiana y, al mismo tiempo, de mirar más allá, para afrontar las preguntas, las preocupaciones y los desafíos de hoy».
León XIV declaró que la misión de Pedro, primer Papa de la Iglesia católica, tenía como dimensiones fundamentales «el amor y la unidad», asumiendo el desafío de «navegar en el mar de la vida para que todos puedan reencontrarse en el abrazo de Dios».
«Queremos decir al mundo, con humildad y alegría: ‘¡Miren a Cristo! ¡Acérquense a él! ¡Acojan su palabra que ilumina y consuela! Escuchen su propuesta de amor para ser su única familia. En el único Cristo somos uno solo'», añadió, citando su lema episcopal.
A Pedro se le confía la tarea de amar más y dar la vida por el rebaño. El ministerio de Pedro está marcado precisamente por este amor oblativo, porque la Iglesia de Roma preside en la caridad y su verdadera autoridad es la caridad de Cristo.
En una reflexión sobre su propia misión, León XIV sostuvo que «Pedro [el Papa] debe pastorear el rebaño sin ceder jamás a la tentación de ser un líder solitario o un jefe puesto por encima de los demás, llegando a dominar al pueblo a él confiado».

Ante representantes de varias Iglesias cristianas y de otras religiones, el Papa manifestó su intención de trabajar juntos, también con «cuantos cultivan la inquietud de la búsqueda de Dios, con todas las mujeres y todos los hombres de buena voluntad para construir un mundo nuevo donde reine la paz», en uno de los pasajes resaltado por los aplausos de los participantes.
León XIV invitó a las comunidades católicas a vivir la «hora del amor», por una «Iglesia fundada en el amor de Dios y signo de unidad, una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra, que se deja cuestionar por la historia y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad».
«Juntos, como un solo pueblo, todos hermanos, caminemos hacia Dios y amémonos unos a otros», concluyó.
Después de recitar la oración del ‘Regina Coeli’ en la Plaza de San Pedro, León XIV regresó a la Basílica, donde saludó a más de 150 delegaciones representantes de Estados y organizaciones internacionales, así como a líderes cristianos y de otras religiones.
